Anécdotas y recuerdos de Alan Parker en su paso por Argentina
Hace un año, cuando me enteré de que algo «no andaba bien» en la vida de Alan Parker, empecé a investigar cómo fueron esos dos meses de 1996 en los que estuvo en la Argentina, incluyendo el casting de «Evita» hecho por él mismo en distintos hoteles de Buenos Aires, y me encontré con más de una sorpresa. Los datos seleccionados forman parte de mi primer libro, Madonna: la Evita más odiada, que se publicará en 2021, cuando se cumplan 25 años de la película. El proyecto de Evita duró 13 años. Deambuló en Hollywood por varios estudios, hubo reuniones con posibles directores, entre los que se contaron Oliver Stone (Born on the Fourth of July, 1989), Ken Russell (The Lair of the White Worm, 1988) y Glenn Gordon Caron (Love Affair, 1994). En ese tiempo Stone viajó a Buenos Aires con la idea de tomar lo que hoy es el shopping Abasto y restaurarlo para la filmación, hubo incluso reuniones en Casa Rosada, pero al final le dieron el proyecto a Alan Parker en la Navidad de 1995. Madonna, ya proclamada la reina del pop, fue rápida y se contactó de inmediato con el director británico: en una carta de cuatro páginas le explicó por qué ella era perfecta para el papel y le adjuntó una copia de su último video (“Take a Bow”).
Tim Rice, uno de los creadores de la ópera rock Evita de 1978, apoyaba a cantante en ese papel, pero Andrew Lloyd Webber y los productores de la película, Robert Stigwood y Andrew George Vajna, no la querían. Le ofrecieron el papel a Michelle Pfeiffer, aunque Parker insistía en su apoyo a Madonna. El golpe de suerte de la «Chica Material» fue que Pfeiffer recién había tenido a su segundo hijo, y no podía cumplir con un rodaje que sería intenso entre Argentina, Gran Bretaña y Hungría…Así, entonces, pese al descontento de los productores, la cantante logró el papel. No hubiese sido posible sin el apoyo incondicional de Parker, que confiaba en su talento para interpretar a Eva Perón. La acción comenzó en el mismo momento que Alan se proclamó director de la película musical. Por el casting de extras en Buenos Aires pasaron 3.000 actores. “En los lugares públicos se filmó los fines de semana. La semana era de martes a domingo. Descansábamos los lunes. Era todo muy organizado. Se trabajó muy bien. Manejar tan bien a los extras pocas veces lo he visto”, cuenta Claudio Reiter, uno de los asistentes de producción de Evita.
Con respecto a Parker, recordó «era un tipo muy sensible y realmente generaba unos climas muy interesantes. Cuando filmamos en el puerto una mujer se puso a llorar y me pidió que le traduzca para preguntarle qué le pasaba. Ella respondió que recordó el funeral de Eva, ella tenía 15 años. Parker la filmó, así enganchaba tomas y ponía música. La gente estaba muy emocionada”. La selección de extras para ser parte de Evita en todos los casos fue similar.
Los actores fueron contactados dos meses antes de la filmación mediante sus representantes y citados en distintos lugares de una manera casi secreta. “Yo entré y la mujer que me tomaba el casting, me miró y empezó a dar vueltas alrededor mío: ‘What a beautiful face! (¡Qué hermoso rostro!)’ En ese mismo momento me dijo: ‘Vos estás adentro. Lo único que queda es que Alan te conozca’. Yo pregunté: ¿Quién?. ‘Mr.Parker’. Ah, ah, sí, respondí. ‘Él quiere conocerte a vos, no tu actuación’. Era muy fuerte, ¡estamos hablando de Alan Parker!, el que hizo The Wall», cuenta el actor Gabriel Kraisman. Cuando llegó el día del casting con el director británico, Kraisman recordó: “Fue muy agradable porque Parker se levantó de la silla, salió del escritorio y me saludó. Yo había llevado una serie de objetos, miró todo, después a mí y me dijo: ‘What a professional’ (Qué profesional). Dicho eso, me estuvo digiriendo cerca de 10 o 12 minutos, y cuando terminó me estrechó la mano. Cada uno tenía un tiempo considerable para un casting, no era una cosa de descarte inmediato. Lo que vi es que la gente salía con cierto grado de gratificación. A mí lo que me maravilló en ese sentido fue el nivel de respeto por uno como actor”. Pasó un mes y Gabriel recibió la noticia de que había quedado en el elenco de la película. El primer y único día de filmación del actor fue «como estar en Hollywood». Tuvo su propio camerino, maquilladora y le habían asignaron a persona para cualquier cosa que llegara a necesitar. Llegó su momento de grabar la escena y de repente pararon todo y dijeron que iban a cambiar las luces del lugar: “Yo interesado en ver cómo trabajaban, en vez de irme al camerino, le dije a la persona que me habían asignado que me quería quedar ahí. Me senté en las butacas del medio. Alan estaba dando las indicaciones, se fue, miró, me vio sentado solo, volvió, se metió hasta llegar al lado mío, se sentó y me preguntó si no había nadie que me lleve al camerino. Preguntó si me habían dejado ahí abandonado, y yo le dije que tenía muchas ganas de ver cómo hacían los cambios y él me decía: ‘Quiero que sepas que los cambios no son por tu trabajo. La imagen que yo generé era muy pobre, tu trabajo está bien. Yo quiero lo mismo, pero quiero generar otra imagen distinta’. ¡Parker me estaba pidiendo disculpas por la pérdida de mi tiempo!”, se sorprendió Kraisman. “Lo que me queda de la experiencia es que un tipo tan serio en su trabajo me haya elegido y que se haya portado como el maestro que fue”, finalizó el actor. Gabriel Kraisman, en una escena de sus escenas de «Evita». (Foto: Gza GK) “Alan Parker fue muy amable, muy tranquilo. Trató de ver cada detalle de mi vida en el casting, hasta me preguntó de dónde eran mis abuelos, de dónde eran mis padres…Fue una experiencia realmente linda. Cuando me tocó filmar con Madonna yo quería eternizar el momento. Él fue un excelente director, te abría las posibilidades para desarrollarte como actor. Totalmente un profesional”, señaló otro de los actores, Sergio Lerer. Sergio Serer, en la obra de Parker. (Foto Cedoc) “Tenías que ser súper puntual, porque sino no te tomaban el casting. Entré a un salón enorme en el cual había todo un escritorio a lo largo, había muchas personas y en el centro estaba Alan Parker. Me recibió de una manera muy simpática, todos fueron muy amables. Yo hacía un papel secundario en la película y él nos trataba como si fuésemos protagonistas. Alan trataba de hacerse entender en spanglish. Los grandes tienen humildad y él la mostró en todo momento así que la verdad es que fue una experiencia única a todo nivel, sobre todo también con él como director”, expresó Laura Miller.
Algunas de las locaciones elegidas para la filmación fueron: Lobos, Uribelarrea, Zapiola, Colegio Don Bosco, Estación Retiro, Palacio San Souci, el Hipódromo de San Isidro, el Instituto Félix Bernasconi, la Legislatura de la Ciudad, Mataderos, La Boca, Tribunales, Confitería El Molino, Casa Rosada y Plaza de Mayo. Marcelo Alejandro Auchelli fue elegido para filmar durante tres meses: “La relación con Parker fue genial, fue un hombre con un talento impresionante y muy buen trato durante toda la filmación, realmente no tengo ninguna queja en ese sentido”, confesó.
La experiencia de la actriz y escritora Vera Fogwill en el casting fue muy particular, ya que se había olvidado una parte del monólogo que había preparado y se puso a llorar (ellos creyeron que fue su actuación): “Haciendo un casting con Alan Parker, que yo admiraba profundamente, era imposible que no me pusiera muy nerviosa”, recuerda. Fogwill se fue del casting pidiéndole un autógrafo a Parker para un amigo. El tema es que un requisito necesario para quedar en el papel era saber sí o sí inglés y Vera en ese momento sólo había preparado material en inglés para el casting. Cuando quedó, finalmente Alan se enteró de la verdad: “Parker dijo que yo era una excelente actriz, que los había engañado a todos. Me explicó cuál era mi trabajo; fue muy atento, muy correcto. Yo cobré con ese musical mucha plata, más que por Buenos Aires viceversa, y era un papel muy pequeño. Verlo dirigir a Alan, siempre respetuoso, atento, con un temple notable sin ningún tipo de ansiedad ni nervios, manejando algo enorme, con toda su experiencia y seguramente con miles de problemas, por toda la gente que obstaculizabao su película… Lo que yo vi me pareció admirable. Sabía lo que quería, lo que buscaba, con pocas palabras dejaba claro todo. Era un director fuera de serie”. Vera Fogwill “Tuve una reunión con Alan Parker donde él me dijo que le daba realmente una importancia muy particular a cada persona que aparecía en su película. Te hacía sentir parte de eso aunque fueras un poste. Para mí fue trabajar con un groso”, expresó el actor Fabián Stratas.
En tanto, Eduardo Ruderman consideró a Evita «una experiencia muy importante en mi vida, dirigido por Parker, fue como haber estado en Hollywood». Días de filmación Lo primero que vieron y sintieron Parker y Madonna al llegar a Buenos Aires fue rechazo. El director británico decidió realizar una caricatura para no olvidarlo. A pesar de la oposición, tanto de peronistas como no peronistas, los fans de Madonna demostraron su amor y apoyo hasta el cansancio, al punto de que la perseguían a todas partes, sin dejarla casi dormir. El fanatismo se trasladó a las locaciones, complicando las jornadas de trabajo de Parker. El primer día de filmación se llevó a cabo en Uribelarrea, partido de Cañuelas, la provincia de Buenos Aires. Las calles son de tierra, en su parte céntrica hay parrillas y restaurantes pequeños que bordean la plaza central.
También allí mismo se encuentra el Santuario Nuestra Señora de Luján. “Nadie sabía que Evita iba a cambiar tanto la vida del pueblo. Mucha gente que viene de visita, viene por la película y me preguntan cómo era Alan Parker”, cuenta Ramón, un chaqueño que vive en la Parroquia hace más de 30 años y fue testigo del momento momento de la filmación. “Acá estuvieron como ocho días. Muchos días fueron de pre producción, de ensayos y buscaban extras, personas que tengan el rasgo de paisano, de pueblo. Al final contrataron a 25 personas de extras, a todos se les pagó. No estamos acostumbrados a ese tipo de cosas. Que te corten las calles, que te pongan vallados, que vivas del otro lado y tenías que tener una autorización para ir a tu casa. ¡Eso a los paisanos no les gustó nada! El pueblo estaba dividido, mucha gente cholula, que estaba contenta e iba a curiosear a 200 metros y a la otra gente auténtica de pueblo les molestaba. Los que andaban a caballo no podían cruzar la plaza porque estaba cortada, el carro lechero no podía pasar. Lo que ellos montaron era una cosa gigantesca. Donde hoy es el jardín de infantes, la manzana completa que está frente a la plaza, estaba totalmente ocupado por un semi remolque, refrigerado, que eran tipo casas rodantes gigantes donde te servían tragos, comidas, todo lo que vos te puedas imaginar. Tenían muchos mozos y mozas.
Ellos tenían un comedor, motorhome, custodios. Algunos se quedaban a dormir en La Figura, que es una estancia que queda acá en el pueblo, que tiene alojamiento. Madonna, saludando a sus fans frente a Hyatt. (Foto: Román Frymer) «A la Parroquia se la cambió bastante, se pintó por dentro, los vitroux que la Iglesia tiene hoy es gracias al párroco que le pidió por favor a Parker que los dejara porque se los iban a llevar. Alan accedió al pedido. El cura apareció en el musical, él falleció en 2005, en una escena muy cortita de la ceremonia de velatorio del padre de Eva”, relató Ramón. “La muerte de Don Duarte fue la única escena con sonido directo.
Todo el resto de la película tenían un grabador underground que fue la única vez en mi vida que lo vi, un stereo de no sé cuántas pistas y estaban todas las pistas por separado. De acuerdo a eso, el sonidista tenía una especie de edición de qué iba cada cosa, quiénes cantaban y lo que iba, entonces se ponían una serie de parlantes a lo largo y él mandaba el sonido”, confesó Claudio Reiter, el asistente de dirección. El Padre Domingo en Evita Ramón continuó con su relato: “Detrás de la Escuela Don Bosco, está el antiguo cementerio del pueblo, que hoy ya no está más. Usaron el camino de tierra que les venía al pelo, para la escena del carro fúnebre. El piloto del carro que utilizaron llegó tarde y lo echaron de la filmación. Nosotros a Alan Parker lo veíamos a cien metros, 150 metros, no tenía contacto con la gente común del pueblo. El padre Domingo habló con él una o dos veces, pero no más. Tenía todo un séquito de personas: los representantes, los que venían a grabar, los que te traían la limosna por haber usado la Parroquia. ¡Así pasó a conocerse Uribelarrea! Parte del pueblo por curiosidad se trasladó hasta Zapiola, allí se filmó la parte del tren, cuando se va Evita para Buenos Aires”. Zapiola queda a media hora pasando Uribelarrea. A medida que te acercás la diferencia es abismal entre un pueblo y otro, me atrevería a decir que es el pueblo fantasma. Antes se llamó Junín, allí es donde vivió Eva Duarte con su madre y hermanos luego de la muerte de su padre. Las calles son de tierra, hay gauchos en caballos más que autos y si no prestás atención la estación la pasás de largo sin darte cuenta.
En Zapiola no hay absolutamente nada. Es el gran pueblo de nadie y hace muchísimo calor en verano. El tren que pasa por la estación va de Merlo a Lobos y solo pasan tres trenes por día, si es que funcionan, ya que son muy antiguos. “Estuvieron un mes antes de la filmación pintando la estación, hicieron arreglos con madera, pusieron plantas y cercaron las calles”, contó Alberto, el almacenero de la esquina de la estación de Zapiola, el único que se ve en el lugar. “Madonna llegó en helicóptero. No se dejó ver mucho, solamente para grabar las escenas. Hubo mucho despliegue de personas, de policías y seguridad por Madonna, de extras que se utilizaron y les dieron todo el vestuario de época para poder trabajar.
También tenían mucho material para las escenas, mucha ambientación. Estaba Antonio Banderas, que era el más simpático de todos, al ser español, hablaba con la gente. Alan Parker estaba muy involucrado en el proyecto, dentro de lo que se podía comunicar por acá con la gente, estaba en todos los detalles. En la estación se filmó la escena de cuando ella se despide de su familia y sube al tren, de fondo se ven unos caballos corriendo detrás”, profundizó Ignacio Urcelay, el cuidador de la estación. “Alan no pareció notar el calor o las moscas. De hecho, nunca lo vi tan emocionado y vivo. Estábamos haciendo una toma panorámica de mi tren zumbando por el campo y 20 gauchos vinieron galopando a través de la pradera mientras el sol se ponía. Nunca he visto una vista tan majestuosa”, contó Madonna sobre Zapiola a la revista Vanity Fair. Un fan de Madonna, Diego, que viajó desde Mar del Plata para seguir sus pasos en las locaciones de filmación por Buenos Aires estuvo presente en la estación de trenes de Retiro: “Estaban filmando cuando Madonna canta ‘Buenos Aires’ y baja del tren como llegando a la gran ciudad. Recuerdo que estaba con un vestido rosa con lunares blancos y una peluca cortita color castaña, como lo que era Eva de muy joven y en un momento nos saludó.
Estaba con un paraguas muy grande, ella es muy blanca, protegiéndose del sol, y después taparon los trenes para que no podamos ver. Alan Parker tiraba agua limpiando lo que serían los andenes de los trenes, o tirando vapor como para hacer esas escenas que eran muy retro”. “En la escena en el colegio Bernasconi donde Evita sale de una entrevista, esa escena Parker la filmó 17 veces. Yo la verdad es que no entendía lo que pasaba. Lo que sí veía era que el director de fotografía (Darius Khondji), que en ese momento era el niño mimado de Hollywood, me hacía todo el tiempo con el dedo para arriba que estaba todo ok. En un momento yo como no sabía lo que estaba pasando, porque no sabía si era yo el responsable de que la escena no quedara, me fui corriendo a ver en el monitor, Parker tenía prohibido que los actores fueran a ver el monitor, pero bueno, yo fui igual. Yo no era el problema, él quería lograr algo que lo logró después de la escena 17. Eso fue muy impresionante”, contó Marcelo Alejandro Auchelli. Madonna había tenido una reunion secreta, según sus palabras, en Tigre con Carlos Menem, a quien no terminó de convencer para filmar en la Casa Rosada. Luego, lograron una reunión formal en Olivos en la cual también participaron Alan Parker, Antonio Banderas y Jonathan Pryce. La sinceridad de Parker se pasó en la reunión y dijo que quizás no iba a ser necesario filmar en la Rosada ya que habían gastado muchísimo dinero para montar una en Londres. Obviamente, días después, la emoción superó la racionalidad.
La filmación en Casa Rosada duró un fin de semana entero. “Lo que ella canta en el balcón se filmó en plano general, con 2.000 extras. Eran 400 extras, más gente amiga de ellas que se les pidió que vengan con ropa oscura. Fue muy lindo. Yo daba órdenes a los extras por el altoparlante”, contó Claudio Reiter, asistente de dirección de Evita. “Había un gran operativo de seguridad, como siempre calles cerradas, todas las calles que eran parte del set estaban blindadas, salvo que se olvidó de cerrar una de las bocas de salidas del subte así que en medio de la escena empezó a salir gente. Las noches que filmamos en la Casa Rosada y Plaza de Mayo fueron épicas. Recuerdo que le dije a Parker: ‘Alan, you’re making history here’ (Estás haciendo historia acá), ‘Yes, I know’ (Sí, lo sé), me contestó. Un lujo realmente. Por lo general él era muy callado y tranquilo pero me impresionó ver cómo dirigía, le ponía el cuerpo a cada escena”, manifestó Sergio Gullco, uno de los productores de Evita. “Fui a ver la filmación y de casualidad salí en el subte dentro de la filmación y nos quedamos dando vueltas con unos amigos hasta que nos invitaron a salir en la película”, recordó Marcelo Giganti, fan de la cantante. “Se grabó durante dos días, la primera parte estuvieron toda la madrugada filmando la parte de adelante.
Toda la gente mirando hacia arriba, con las cámaras adelante, no podías mirar para arriba. Eso fue un sábado y el domingo se grabó exactamente lo mismo, pero con cámaras de atrás y estuvieron laburando toda la madrugada del fin de semana. La consigna en Plaza de Mayo era que había que ir de traje. Yo estaba anotado en SUTEP (Sindicato Único de Trabajadores Espectáculo Público) y terminé como extra”, contó Sergio Mestre. “En ese momento éramos parte tres mil y pico de personas, imagínate todo el mundo con ropa de época. Las escenas de cuando ella sale al balcón, las primeras 40 filas son del fans club. Aparte, se les había pagado”, reveló Alejandra Ludueña, directora del fans club oficial de Madonna. “En Evita yo estuve en Plaza de Mayo, me grabaron un día, pero ellos insistían que querían extras morochos y Argentina es un país de migrantes. Acá hay diversidad, eso no me pareció bien”, expresó la fan Sandra “Madonna” Amato. “Alan Parker antes de irse me había dicho: ‘Yo pensé que en Buenos Aires iba a estar filmando con la policía reprimiendo a pocos metros y que iba a ser un caos total. Si yo sabía que no iba a ser así, quería filmar toda película en Argentina porque allá estuve muy contento’”, declaró Claudio Reiter, el asistente de dirección de Evita. Cuando dejaron Buenos Aires para continuar la filmación en Hungría, Madonna se enteró de que estaba embarazada…o al menos la noticia la contaron cuando el equipo ya había abandonado el país. Mientras todos la atacaban por faltarle el respeto a la figura de Eva Perón, Parker se lo tomó con humor. El rodaje de la película musical concluyó el 28 de mayo de 1996.
En total fueron 299 escenas, 40.000 extras vestidos de época, se precisaron casi 6.000 trajes de 20 proveedores distintos de Nueva York, Los Ángeles, San Francisco, Londres, Roma y París. El vestuario de la artista se compuso de 85 vestidos, 39 sombreros, 45 pares de zapatos, 56 pares de aritos y peinados diversos. En cuanto a lo artístico se construyeron 320 decorados diferentes con 24.000 accesorios. La película musical que costó 56 millones de dólares fue un éxito comercial y las críticas favorables. “Cuenta con un buen reparto y está elegantemente concebido. Madonna representa a Evita con conmovedora fidelidad. Madonna-Eva atrae todas las miradas. Hay que verla”, escribió Richard Corliss, de la revista Time. Con respecto a la banda sonora, se vendieron cinco millones de discos en Estados Unidos y once millones en el mercado internacional. “Para mí era una experiencia muy impresionante y sobre todo porque los argentinos no tenemos mucha costumbre de musicales.
En la premiere en Hollywood estaba mucha gente del equipo que no sabía que yo estaba invitado, así que cuando me veían era una sorpresa y el afecto con el que me saludaban…en esa época hablaba muy poco inglés con lo cual había tenido muy poco tiempo para poder establecer vínculos, pero hay cosas que exceden a la palabra y esas cosas que pasan cuando los equipos de trabajo son con gente de mucha experiencia”, contó el actor Marcelo Alejandro Auchelli. En Argentina Evita se estrenó el 17 de febrero de 1997. El que dio la cara en el estreno fue Alan Parker, con una incómoda conferencia de prensa previa, y un estreno en el Gran Rex. “Comentaban que Parker no quería venir al estreno de la película en Buenos Aires por lo que había pasado con Madonna y por lo que había pasado por ciertas cuestiones económicas que se terminaron enterando”, contó Kraisman. Al parecer se aprovecharon del dinero y les cobraron de más cosas que valían muchísimo menos. “Yo lo que puedo decir es que el trabajo como profesional, la forma en que me invitaron, la forma en que me volvió a saludar Parker el día que se hizo el estreno… un señor. Quedé satisfecho. Cada producción que viene de afuera es una fuente de trabajo, después podés estar más o menos de acuerdo con la historia que se cuenta”, finalizó. “Yo nunca vi algo así en Argentina después. Eran millones de personas, millones de cosas, fue impresionante. Como todos los trabajos, siempre enseñan algo”, declaró la escritora Vera Fogwill. “Cuando se estrenó recibí un libro de terciopelo y adentro la invitación, yo me tuve que ir del país. Si no iba me parecía horrible y si iba me lapidaban. Aproveché que tenía que viajar y viajé en ese momento”, confesó Esther Goris. “Me dio un poco de tristeza cuando vi el musical de Alan Parker, sobre todo, de alguna manera me agradecí a mí mismo haber hecho una película absolutamente reivindicatoria como la que había hecho (Eva Perón), y que yo había transitado por el mundo en contraposición de esta porquería.
Realmente muy mala. Y vos sabés que yo soy un gran admirador de Parker, me gusta muchísimo su filmografía pero acá no lo acompaño”, manifestó el director de cine Juan Carlos Desanzo. “No vi el musical de Alan Parker. Ese fue mi acto de protesta. No ir”, recordó la actriz Cristina Banegas. “Fui al estreno de Evita. Lo que me acuerdo es que no me conmovió”, dijo la actriz Laura Novoa. “Lo que estuvo bueno es que filmaron acá en Buenos Aires, trabajó un montón de gente de Argentina, dio laburo, pero siempre con esa mirada medio paternalista y conservadora. Me parece que está bien que haya muchas versiones, el tema es que después la que más se conoce es esa”, analizó la actriz Julieta Díaz. “Cuando ves la película terminada recordás todo el trabajo que llevó cada escena y las anécdotas con los compañeros del equipo. Es difícil tener un ojo crítico pero creo que como comedia musical es muy buena”, opinó Sergio Gullco, productor de Evita. “Siempre se vendió desde un principio como un musical. La historia se va contando también de acuerdo a eso. Yo creo que la fotografía de la película es impresionante, está muy bien filmada y los actores están muy bien también”, declaró la artista Laura Miller. “Fue una de las producciones más grandes que se hicieron. El despliegue en la ciudad fue tremendo. Fue una linda experiencia”, agregó Fabián Stratas. “Nosotros vimos Evita porque después nos mandaron un VHS. La filmación que se hizo en Uribelarrea, lo que es el pueblo, quedó bastante reflejado en el musical. La gente de campo.
Pero después parece que al final no está reflejado el sentir de ese pueblo, el espíritu realmente. Se veía muy fino. Ellos lo hicieron a su manera, pero también gracias a la película de Alan Parker las personas nos visitan y nos conocen a través de ella”, declaró Ramón de Uribelarrea. “La película perdió mucho por la gran cantidad de costos. Yo me desilusioné mucho cuando la vi, pensé que toda esa emoción que uno había vivido en la filmación se iba a trasladar. Yo creo que ahí se la jugó Parker, él pensó que la iba a poder armar a su manera y no lo dejaron. Querían que filme como estaba previsto. Una pena realmente, él quedó muy frustrado. Lamentablemente yo no pude ir al preestreno, preguntó por mí me dijeron”, dijo Claudio Reiter, el asistente de dirección de la película musical. Evita, a pesar de todo el escándalo que provocó, ganó un premio Oscar a Mejor canción original por “You Must Love Me” y tres Globos de Oro a Mejor Película- Comedia o musical, a Mejor Actriz- Comedia o musical (por Madonna) y Mejor canción original.
El resultado fue escaso, pero el entusiasmo y profesionalidad de Alan Parker en nuestro país quedará por siempre en la memoria de todos los que vivieron de cerca la experiencia.