¿Se puede hacer deporte a partir de los 80 años?

Se tenga la edad que se tenga, nunca hay que parar. El movimiento es salud desde la infancia hasta la tercera edad, pero muchas personas abandonan el ejercicio conforme van cumpliendo años.

Sin embargo, y como expresó en su día Gro Harlem Brundtland cuando era directora general de la OMS: “Tenemos un remedio inmediato, seguro y ajustado para algunos de los principales riesgos de la salud. Es gratis. Funciona para ricos y pobres, hombres y mujeres, jóvenes y mayores. Es la actividad física”.

Ser fiel a ella de forma regular permite, tal y como explica Manuel Villanueva, traumatólogo, maratoniano y director médico de Avanfi-tulesióndeportiva.com, “mantener la energía, la independencia, reducir el dolor, mejorar el estado general de salud, aliviar los síntomas de determinadas enfermedades y prevenir otras como las enfermedades cardiacas, la obesidad, la diabetes y hasta el deterioro cognitivo”.

“Además, aumenta la participación social, incrementa la calidad del sueño, un beneficio muy de agradecer según se cumplen años, reduce la ansiedad y la depresión, mantiene el equilibrio psíquico e incrementa la longevidad”, apostilla el doctor Guillermo Rodríguez, especialista en medicina deportiva del mismo centro. Álvaro Iborra, director de fisioterapia y osteopatía en Avanfi-tulesiondeportiva.com, recomienda estas actividades para los mayores de 80: “Una buena forma de empezar con la práctica de ejercicio es caminar. Se puede hacer en cualquier lugar y en cualquier momento.Gimnasia acuática y natación son muy recomendables. porque el agua favorece la reducción de la tensión de las articulaciones del cuerpo. El yoga, que da flexibilidad y fuerza, es otra buena opción, sin descartar otros deportes como el golf o el pilates”.

Gimnasia acuática y natación son muy recomendables, porque el agua favorece la reducción de la tensión de las articulaciones del cuerpo» (Álvaro Iborra, fisioterapeuta)

Los especialistas consultados coinciden en señalar que las personas de edad más avanzada no se animan a realizar deporte porque sienten que es un desafío. “Bien por problemas de salud, por temor a lesiones o caídas o porque, simplemente, no saben por dónde empezar. Muchos de nuestros mayores creen además que ‘ya es demasiado tarde’ para adentrarse en esta aventura porque van a envejecer de todas formas”, detalla el doctor Rodríguez.

Pero la realidad es bien distinta. El ejercicio es la clave para mantenerse fuerte, enérgico y saludable a medida se cumplen años. “Basta con agregar movimiento y actividad a la vida diaria: subir escaleras en lugar de coger el ascensor, dar paseos cortos o hacer flexiones de rodilla tras mucho tiempo sentado”, recalcan los expertos Villanueva e Iborra.

LOS PILARES DE LA LONGEVIDAD

El Instituto Nacional sobre el Envejecimiento de EE. UU. (NIA) sugiere cuatro tipos de ejercicios para realizar con regularidad por los excelentes resultados que aportan. Y defiende que establecer un hábito para su práctica puede retrasar el envejecimiento.

– Las actividades de resistencia, porque aumentan el ritmo cardiaco y la respiración. Estos ejercicios mejoran la salud del corazón, los pulmones y el sistema circulatorio, y se ha demostrado que pueden ayudar a prevenir o retrasar enfermedades.

– Los ejercicios de fortalecimiento, que permiten obtener la fuerza suficiente para hacer cosas que se necesiten o gusten.

– Los ejercicios de equilibrio, porque ayudan a prevenir caídas

– Los ejercicios de estiramiento que facilitan conservar el cuerpo fuerte y flexible.

Si ya está convencido de que cumplir los 80 no significa ‘butaca y manta’, tan solo recuerde este consejo de Ángel de la Rubia, director del Centro Terapéutico del Pie Siglo XXI: “Es importante consultar con su médico antes de su inicio y escoger el material deportivo adecuado, como es el caso de las zapatillas”. Según los expertos, es conveniente que cuando el doctor valore su historia clínica (factores de riesgo cardiovascular, uso de medicamentos, síntomas de dolor torácico o dificultad respiratoria), continúe con la realización de un examen físico que incluya pruebas de pulso en reposo, de esfuerzo, exploración pulmonar y de rango de movimiento, así como una exploración neurológica (órganos sensoriales, motricidad y equilibrio).

En algunos casos, será necesario que un instructor geriatra sea quien determine su ritmo. Pero si se siente con fuerzas para emprender por sí solo esta tarea, aquí van cuatro ejercicios sencillos que se pueden realizar en casa y enseguida evidenciarán resultados:

1. Abdominales. No solo ayudan a los músculos del abdomen, sino también al fortalecimiento de la columna. Una forma de practicarlos es acostándose bocarriba, flexionando las rodillas y levantando los pies. Posteriormente, empiece a pedalear como si estuviera en una bicicleta.

2. Brazos. Estire los brazos, enlace las manos por los dedos y presione las mismas entre sí, después cambiamos la posición, pasando la mano que estaba hacia abajo hacia arriba y viceversa. Apoye la palma de una mano en la de la otra y empuje mutuamente, alternando la posición después de unos segundos de trabajo, como hicimos anteriormente.

3. Rodillas. Fortalece los músculos de la parte posterior del muslo. Se pueden usar pesas de tobillo si ya ha realizado actividad física previa. Póngase derecho, con las manos apoyadas en el respaldo de una silla que le sirva de sujeción. Incline la rodilla izquierda, de modo que la pantorrilla suba lo más cerca posible del muslo. No mueva la parte superior de la pierna y espere tres segundos a bajarla. Repita lo mismo con la derecha. Alterne los ejercicios con ambas piernas y haga repeticiones.

4. Caderas. De nuevo, apóyese en una silla o mesa y levante la rodilla izquierda lo más cerca del pecho. Manténgase recto, sin inclinar la cintura ni las caderas, al menos un minuto. Repita con la otra rodilla.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2014/10/08/buenavida/1412768911_293986.html