Adultos mayores: un aplauso para ellos
Por: Aldo Isuani
La Argentina esta alcanzando marcas mundiales en términos de contagios y duración de restricciones relativos al Covid-19, pero al mismo tiempo posee una tasa de letalidad más baja que la mayoría de países con alto número de contagios. Y además, teniendo en cuenta la baja cantidad de testeos en el país, la tasa debería hacer aun más baja. Y por supuesto la pregunta: ¿Cuál es la razón?
En primer lugar se señala la implementación de la prolongada cuarentena, pero si esta no fue capaz de evitar el fuerte crecimiento de los contagios, solo marginalmente debería explicar la baja letalidad.
Una segunda causa es la acción del personal y de los sistemas de salud, que trabajaron a destajo para asistir a los contagiados. En la asistencia a los enfermos se hizo el mejor trabajo posible, aun cuando en los casos más graves, que requirieron internación en unidades de terapia intensiva (UTI), el porcentaje de fallecidos fue alto. De cualquier manera, el sistema funcionó hasta el presente sin que llegara a experimentarse colapsos.
Ahora bien, ¿por que no hubo colapso? Aquí está la tercera razón, y es que quienes estuvieron más propensos a fallecer se tomaron en serio el hecho de cuidarse: los adultos mayores. Por miedo o por convicción, ellos son en gran medida los responsables que el sistema de atención no haya colapsado hasta el presente.
A nivel nacional, ellos son 15% de los contagiados. Se podría decir que en realidad ese porcentaje es el mismo que el que representan en el total de la población y por ende se contagiaron en igual medida que el resto, pero esto no es una afirmación totalmente válida. Analizando los datos de CABA, los mayores de 60 años constituyen el 21% de la población pero el 18% de los contagiados, el 86% de los fallecidos y el 53% de los internados en UTI de los cuales la mayoría (2/3) falleció.
Más aún, en el grupo de adultos mayores existió un subgrupo que no fue a buscar el virus sino que el virus vino a ellos, contribuyendo a una gran parte de los decesos en la ciudad: los que habitan geriátricos. Si no los consideramos, la cantidad de adultos mayores internados en UTI y fallecidos hubiera sido significativamente menor.
En síntesis, uno de los dos pilares fundamentales que ha permitido resistir la pandemia con baja letalidad es, además de la labor del personal de salud, la actitud de cuidado y responsabilidad adoptada por los adultos mayores.
Ahora bien, la expansión de la pandemia en la provincia de Buenos Aires y en el resto del país probablemente no tenga igual resultado que en CABA. La debilidad de los sistemas de salud y las mayores dificultades (hacinamiento, por ejemplo) para el cuidado en los sectores más vulnerables pueden convertirse en mayor letalidad. En consecuencia podríamos derivar algún corolario.
Si bien es importante el fortalecimiento del sistema de salud, este tiene un límite constituido por el recurso humano disponible. Se pueden aumentar camas y respiradores en UTI, pero no se puede improvisar con el personal. La terapia intensiva es una especialidad que precisa mucho tiempo de formación y experiencia, y hay que tener mucho cuidado en recurrir a atajos: no creo que nadie se sienta seguro de ser operado de una apendicitis por un oftalmólogo.
Se pueden aumentar camas y respiradores en UTI, pero no se puede improvisar con el personal
El sistema de salud está cerca del limite de lo posible y razonable. Por otra parte, no será ya fácil evitar los contagios solo con medidas restrictivas y uso del miedo como disuasivo; buena parte de la sociedad ha dicho por convicción o necesidad ¡basta!. La insistencia en las medidas de responsabilidad, cuidado y prevención son fundamentales y debe traducirse en campañas de comunicación positivas y sistemáticas
Pero un elemento central es el mayor y continuo cuidado de los mayores tanto buscando formas de protección en los lugares donde no es fácil o posible para ellos tomar distancia, como impulsando a la red de relaciones en torno a ellos que comprendan y actúen para minimizar sus posibilidades de contagio. Estas redes son fundamentales y son aquellas en las que el mayor pueda confiar: familiares, vecinos, amigos. Es ridículo pretender que el mayor vaya a depositar dinero o tarjetas bancarias para pagos varios en manos de personas que no conoce.
Los adultos mayores y su conducta es central para continuar con una baja letalidad y hasta ahora han demostrado con creces estar a la altura. Por esta razón al igual que con los esforzados trabajadores de la salud, merecen también aunque sea en un solo día: un aplauso.
Por: Aldo Isuani
Sociólogo y politólogo, exsecretario de Tercera Edad y Acción Social de la Nación
Fuente: La Nación