Así afecta la edad a la capacidad de conducir

El riesgo de lesiones y muerte en un accidente automovilístico aumenta con la edad. Los adultos mayores experimentan dificultades en condiciones normales, ya sea debido a problemas de vista, audición disminuida o reflejos reducidos. Y, por supuesto, si ya la capacidad de conducción puede verse significativamente afectada cuando una persona de cualquier edad está bajo la influencia del alcohol, a medida que las personas envejecen, este riesgo es significativamente mayor, porque incluso pequeñas cantidades de alcohol en el sistema pueden afectar a la respuesta física y mental.

Presbicia, presbiacusia, rigidez en articulaciones… así afecta la edad a la capacidad de conducir (Foto Bigstock) 4

En España no existe una limitación de edad máxima para la conducción de un vehículo. Como recuerdan desde la Dirección General de Tráfico (DGT @DGTes) “es el reconocimiento médico y no la partida de nacimiento lo que determina si una persona puede conducir o no”. Y es que son los años los que van afectando a nuestras facultades. En el caso de los conductores mayores, estos son los principales retos a los que se enfrentan:

–Vista: más del 90 por 100 de las decisiones y de las reacciones necesarias para la conducción de un vehículo dependen de la vista. El problema aquí radica en que, igual que el resto de nuestros órganos se ven afectados por el paso del tiempo, también los ojos experimentan cambios que hay que vigilar con las visitas regulares al oftalmólogo. Las patologías oculares más frecuentes en los mayores son la presbicia, las cataratas y el glaucoma. El caso es que necesitamos, por ejemplo, poder leer con rapidez los carteles, señales viarias y las advertencias que encontramos mientras circulamos.

–Oído: una audición disminuida puede dificultar que las personas mayores escuchen las ambulancias, los servicios de urgencias que se aproximan o las bocinas cuando otros conductores intentan advertir sobre los peligrosLa presbiacusia es la pérdida de audición relacionada con la edad. Ocurre en ambos oídos, afectándolos por igual, debido a que la pérdida es gradual. Esto hace que las personas que la sufren tarden en darse cuenta de que su capacidad auditiva ha disminuido.

–Reflejos: Obviamente, cuando nuestros sentidos de la vista y el oído están mermados, los tiempos de reacción son más lentos de lo normal. Desde que vemos un obstáculo, lo percibimos, lo procesamos y nuestro cerebro da la orden de reaccionar, pisando el freno, pasan de 1 a 2 segundos.

–Articulaciones: la rigidez en los músculos y las articulaciones y el dolor de cuello pueden dificultar girar la cabeza lo suficiente para controlar los ángulos muertos. Además, los músculos del cuerpo no son tan reactivos como antes; en una situación de conducción, esto puede tener resultados devastadores en caso de tener que realizar maniobras de emergencia para evitar una colisión.

Presbicia, presbiacusia, rigidez en articulaciones… así afecta la edad a la capacidad de conducir (Foto Bigstock)

Entonce, ¿Cuándo lo dejamos?

Es habitual que sea el propio conductor quien, llegado el momento en que vea reducidas sus facultades, deje de conducir por iniciativa propia. Pero lamentablemente no siempre es así. Entonces, ¿cuándo debemos dejar de conducir? En este sentido, la DGT considera que estos son algunos de los síntomas que deberían hacernos pensar en no renovar nuestro permiso de conducir:

–Sufrimos con cierta frecuencia pequeños accidentes, rozaduras y choques.

–Quién va en el asiento del copiloto está rígido, asustado, corrige errores de conducción o expresa claramente su temor. Los amigos y la familia expresan sus dudas para que sigamos conduciendo.

–Tenemos más despistes y equivocaciones en las rutas habituales.

–Los desplazamientos conocidos nos llevan más tiempo del acostumbrado.

–Creemos que hay más sobresaltos que antes, más gente que actúa mal a nuestro alrededor o que motoristas, ciclistas y peatones «surgen de la nada».

–Otros conductores se quejan y nos tocan bocina

Para muchas personas, el mero hecho de ponerse frente al volante desencadena un temor a la hora de arrancar el coche. Es lo que se conoce como amaxofobia se puede describir por esa ansiedad o estado de estrés que sufren algunas personas cada vez que tienen que conducir un vehículo. 

Entre los factores que provocan la amaxofobia, la edad juega un papel importante. Tal y como establece el informe de 2018​ de la Fundación CEA (@CLUBCEA), el pánico al volante se acentúa a medida que envejecemos: las mujeres tienden a manifestar antes el miedo a conducir que los hombres –un 65% entre los 40 y los 59 años–, mientras que lo sufren casi un 50% de los varones mayores de 60 años. 

A su vez, más mujeres aseguran que tienen amaxofobia que hombres. Los expertos señalan que los varones sufren este trastorno más en silencio porque creen que conducir es un acto de virilidad y les avergüenza confesar que sienten miedo a coger un coche. 

Causas que provocan la amaxofobia

El informe presenta los motivos por los que las personas creen que han desarrollado la amaxofobia. En su gran mayoría, consideran que la razón principal es haber sufrido un accidente de tráfico hace más de un año. El segundo factor es haber padecido un ataque de pánico al volante y tener miedo a un desmayo. Después, en el siguiente orden: la manera de conducir de los demás, no haber practicado suficiente al volante y, por último, contar con un familiar autoritario que presiona al conductor y que, por tanto, daña su autoestima hasta hacerle creer que no está capacitado.

¿Miedo a conducir? Te contamos superarlo

Asimismo, el informe destaca que, en cuanto a las circunstancias en la conducción más estresantes están la de circular por autopistas y autovías, seguida de las condiciones climatológicas adversas.

También influyen otras situaciones más específicas que provocan pánico como pasar por puentes, túneles, grandes bajadas, circular en vías de varios carriles, incorporación a vías rápidas, curvas y muros de separación. En esas circunstancias el amaxofóbico no se siente seguro, sobre todo porque además teme a la velocidad a que circulan los otros, la densidad de tráfico, aprecia un riesgo superior al que realmente existe y añade incluso una tensión de claustrofobia cuando no ve una salida a la situación.

También afectan los trastornos de pánico, la agorafobia, la ansiedad social, la hipocondría y padecer las fobias específicas entre las que se encuentra el miedo a las alturas, la velocidad y la ya citada claustrofobia. 

¿Tiene solución?

Para que estas personas recuperen esa confianza y vuelvan a conducir de forma segura y tranquila, es importante seguir con ellos una serie de pautas para acabar con ese miedo al volante. Sí, la amaxofobia se supera. Además, no conviene postergar mucho esta recuperación ya que, cuanto más tiempo pase sin que se coja el coche, se perderá habilidad y generará más inseguridad todavía. 

Técnicas para superar el miedo a conducir
  • Lo primero es reconocer el problema y confiar en que se puede superar.
  • Una de las técnicas consiste en sentarse en el asiento del conductor y tomarse un tiempo de aclimatación, el que se necesite en cada caso, para que esa persona se vaya relajando y vaya tomando conciencia de ese coche que por ahora está parado.
  • Antes de iniciar la marcha haz varias respiraciones de forma tranquila y visualiza lo que te rodea. Esta técnica de relajación ayuda a aliviar los síntomas del miedo.
  • Se puede iniciar la marcha, una vez que la persona está confiada. Con recorrer una calle o unos metros bastará para ir desbloqueando nuestra mente poco a poco. Si es de ayuda puede acompañarnos un familiar o amigo que nos ofrezca seguridad con unas alentadoras palabras. 

Finalmente, es recomendable consultar a un profesional para que psicólogos especializados en fobias específicas nos ayuden a combatir directamente el problema. Incluso algunas autoescuelas ofrecen cursos y talleres para reciclarse al volante, reforzar esas habilidades y ganar confianza gracias a simuladores que nos guían como si de verdad estuviésemos en una carretera.

Fuente: https://www.65ymas.com/salud/mayores/afecta-edad-capacidad-conducir_27829_102.html