Los peligros de la “polifarmacia”
Pregunta: Mi mamá tiene 86 años y le falla un poco la memoria. Hace unos meses empeoró y la llevamos al médico. Por los olvidos tomaba varias veces un tranquilizante que le habían dado a la noche y que además mezclaba por su cuenta con uno para los intestinos. M.C.P., Parque Leloir
En general, cuando se considera el tema del abuso de sustancias se piensa en las personas jóvenes y no que también se pueden presentar en los adultos mayores o en ancianos.
Vale destacar el progresivo incremento de la población envejecida, con diferencias significativas entre los de 65 a 75 años, los de 75 a 85 y los mayores de 85.
En los últimos años ha aumentado la población envejecida. Foto ilustración: Shutterstock.
Cada grupo representa un diferente conjunto de personas con desafíos, fortalezas y situaciones especiales que los médicos deben considerar.
En estos grupos etarios las sustancias adictivas o de abuso de mayor consumo son el alcohol, el tabaco, los tranquilizantes, los analgésicos, los laxantes, cuyos efectos secundarios pueden confundirse con los signos de un mayor envejecimiento, con los problemas crónicos de salud o con reacciones a hechos estresantes de la vida.
Cuando el consumo o abuso de sustancias comienza a partir de los 60-65 años suele estar asociado a duelos por la pérdida de personas queridas, a las limitaciones que va imponiendo el paso de los años, a preocupaciones laborales o económicas, jubilación, a dolores reiterados vinculados con enfermedades crónicas, que presuponen estados de angustia o de depresión ocultos.
Gimnasia cognitiva por WhatsApp, una propuesta para adultos mayores en cuarentena. Foto ilustración: Shutterstock.
Los adultos mayores suelen consumir una suerte de polifarmacia, dado que es común que ingieran diferentes medicamentos en forma simultánea, lo cual incrementa el riesgo de reacciones adversas con la posibilidad que resulte “peor el remedio que la enfermedad”.
No se deben olvidar, además, los posibles errores que cometen las personas mayores al tomar los remedios, ya sea por trastornos de la memoria, de la visión, la disminución de su destreza manual, por la interpretación incorrecta de las indicaciones o por el mal hábito de automedicarse.
Con los años también se presentan reacciones adversas porque disminuye la eliminación de los fármacos por razones hepáticas o renales. La consecuencia es una acumulación en la sangre que genera una respuesta más intensa de los mismos.
Existen medicamentos con efectos anticolinérgicos que son usados de forma rutinaria en el tratamiento de enfermedades.
Así, algunos antidepresivos tienen efectos adversos tanto a nivel periférico (boca seca, constipación, retención urinaria, visión borrosa) como central (confusión, déficit de atención, alucinaciones).
El consumo de tranquilizantes o inductores del sueños producen alteraciones de memoria. Foto Shutterstock.
El habitual consumo de tranquilizantes o de inductores de sueño producen alteraciones de memoria que se suelen atribuir a deterioro cerebral o a un presunto Alhzeimer.
A tener en cuenta
La Sociedad Americana de Geriatría publicó una lista de medicamentos que designa en una de tres categorías:
1) Los que se deben evitar.
2) Aquellos que son potencialmente inadecuados en pacientes según la patología o síndromes geriátricos, ya que pueden exacerbar los síntomas.
3) Los que se deben utilizar con precaución.
Entre los fármacos incluidos se encuentran tranquilizantes, hipoglucemiantes orales, barbitúricos de corta duración, antidepresivos con efectos anticolinérgicos, analgésicos opioides, tratamientos ineficaces para la demencia, dipiridamol, antiinflamatorios, relajantes musculares, antiespasmódicos gastrointestinales y antieméticos.
Fuente: https://www.clarin.com/viva/peligros-polifarmacia-adultos-mayores_0_Z6LYzdpYz.html