¿A qué edad somos más felices?
Los científicos sociales y del comportamiento han mostrado un interés creciente en la satisfacción y el bienestar humano y existe una literatura extensa que establece que el bienestar y la sensación de felicidad sigue una forma de U a lo largo de nuestra vida, con picos en la juventud y la vejez. Una tendencia que se ha observado en personas de más de 50 países y en todos los grupos socioeconómicos.
La London School of Economics estableció que la felicidad a lo largo de la vida tiene una forma de U, en la que los dos puntos más altos son los 23 y 69 años. Esta teoría sostiene está impulsada por las aspiraciones insatisfechas que sentimos intensamente en la mediana edad cuando hacemos un balance de nuestra vida, pero vamos abandonando con los años.
Es decir, cuando somos jóvenes esperamos un futuro brillante, aunque nuestro bienestar real sea bajo; mientras que en la tercera edad las expectativas sobre el futuro disminuyen, pero nuestro bienestar real va en aumento.
En este sentido, la neurociencia apunta que la reacción emocional ante las oportunidades perdidas disminuye con la edad, de modo que las personas mayores pueden sentir menos pesar y remordimientos por los objetivos no cumplidos. Una explicación que contradice la creencia popular que asocia la juventud al momento vital de mayor felicidad y relega la vejez al sufrimiento por la decadencia física e intelectual.
El estudio Mood Regulation in Real Time: Differences in the Role of Looking, publicado en la revista científica Current Directions in Psychological Science, también demostró cómo la gente mayor tiene más capacidad para superar las adversidades que los jóvenes, lo que redunda en una mayor felicidad.
Menos expectativas, más satisfacción
La gente joven sobreestima fuertemente su futura satisfacción y tiende a esperar una vida más sana de lo que dice la media o subestiman problemas habituales como, por ejemplo, la probabilidad de divorciarse. La investigación cree que este sesgo es generado por nuestro cerebro que tiene a protegernos ante la incomodidad que nos general las malas noticias. Lo que podría ser una explicación biológica de por qué nuestras expectativas sobre la vida son demasiado optimistas.
La época entre los 40 y 50 suele ser la peor (forma la parte baja de la U), una etapa que coincide con la crisis de la mediana edad y en la que sentimos un profundo malestar por las aspiraciones no satisfechas, así como poca ilusión en el futuro. Pero la mediana edad nos trae un nuevo sentido de realismo, y a finales de los 50 conseguimos equilibrar nuestras expectativas con nuestro bienestar. Entonces, nuestra satisfacción con la vida aumenta hasta los 75 años, cuando las expectativas vuelven a disminuir.
Según un estudio de Hannes Schwandt del Center for Economic Performance, una recomendación a seguir para ser más felices es abandonar las aspiraciones demasiado altas y sentir menos arrepentimiento por las cosas que no hemos podido conseguir.
Por su parte, David Blanchflower del National Bureau of Economi Reserch apunta que una posibilidad para esta forma de U es que las personas aprendemos a adaptarnos a nuestras fortalezas y debilidades y, en la mediana edad, reprimimos las aspiraciones inviables de la juventud; otra opción es que las personas optimistas viven más años y una tercera explicación es que hay un proceso de comparación en realción a las personas que ya han muerto, por lo que podemos valorar más nuestra situación.
La psicología insiste en la que felicidad se asienta en nuestros recursos emocionales, los cuáles aumentan a medida que se van cumpliendo años. Estos recursos emocionales nos permiten soportar las presiones, la angustia y los sentimientos depresivos, además de aumentar la confianza en nosotros mismo, los objetivos a seguir y las acciones más eficaces para solucionar los problemas.
Fuente: https://www.65ymas.com/sociedad/a-edad-somos-mas-felices_21552_102.html