Recuperan escultura desaparecida hace un siglo
El Palacio Barolo recuperó una escultura desaparecida hace 100 años. Se trata de «La Ascensión», realizada por Mario Palanti, en cuyo interior serían depositadas las cenizas de Dante Alighieri para que permanecieran en la Ciudad de Buenos Aires, misteriosamente desapareció en 1919.
La escultura «La Ascensión», en cuyo interior serían depositadas las cenizas de Dante Alighieri para que permanecieran en la Ciudad de Buenos Aires, misteriosamente desaparecida en 1919, llegó esta semana a su destino final, el Palacio Barolo, para sumarse a sus atractivos turísticos, históricos y patrimoniales.
Este edificio icónico de la capital argentina ubicado sobre la avenida Mayo, en el barrio Monserrat, tiene en su hall de acceso una escultura que es la figura de un águila con las alas desplegadas que lleva en su lomo un hombre moribundo y fue colocada en 2015 para reemplazar a la original, que tardó más de un siglo en llegar a destino.
La Ascensión es obra del arquitecto Mario Palanti, quien diseño y lideró la construcción del Palacio por pedido del empresario Luis Barolo, con numerosas alegorías y referencias a la Divina Comedia, como homenaje al Dante.
La escultura en bronce, hueca y de 2 metros de ancho por 1,5 de alto, con la palabra «Mausoleo» grabada en la base, fue terminada en 1919, poco después de la Primera Guerra Mundial, y nunca culminó el debate si Palanti hizo un homenaje al «soldado desconocido» tras la contienda o fue en memoria del Dante.
La segunda posibilidad se basa en que el arquitecto y Barolo estaba unidos en la masonería y ambos deseaban preservar las cenizas del Dante en un lugar seguro, en momentos en que Europa era muy inestable -en especial Italia- y Argentina estaba entre los países más poderosos y promisorios del mundo.
En un país pujante y con un alto porcentaje de la población italiana, el imponente y moderno Palacio Barolo era el lugar ideal para guardar la cenizas del genio florentino, pero la escultura desapareció tras ser enviada a Argentina, sin la certeza de que contuviera los restos del artista.
La recuperación de la escultura
Luego de muchos años de búsqueda, en base a pistas fortuitas, los hermanos Miqueas y Tomás Thärigen, bisnietos de Carlos Jorio, uno de los primeros inquilinos y administrador del Barolo, pudieron retornar la pieza artística, aunque sólo una mitad, ya que fue seccionada en forma horizontal.
Según los Thärigen, la escultura fue identificada por un arquitecto que documentaba viviendas en Mar del Plata -de donde son oriundos los hermanos- y a partir de entonces se vivieron muchos años de «tira y afloje», ya que el poseedor de la escultura, primero accedió a venderla pero luego cambió de opinión.
Miqueas comentó que «fue una ardua tarea que llevó muchos años y que concluyó hace no más de cinco meses, cuando encontramos la escultura en un anticuario y pudimos comprarla» y agregó: «Logramos que finalmente esté donde Palanti y Barolo lo habían soñado».
Sobre el hecho de que la escultura haya sido cortada al medio, una de las teorías es que quien lo hizo tenía conocimiento de la idea original de ocultar en su interior las cenizas del Dante, aunque los hermanos Thärigen no pueden asegurar que alguna vez esos restos hayan sido colocados en su interior.
Mientras la mitad de la escultura original es conservada en el piso 20 del Palacio Barolo, en una urna de vidrio, la de la planta baja, hecha por Amelia Jorio, hija del mencionado Carlos, se mantendrá en el lugar como otro homenaje a Palanti.
Fuente: Télam