El príncipe Andrés: la manzana podrida del reino

Desde el Palacio de Buckinham comunicaron que con la aprobación de la reina Isabel II serán retirados los títulos militares y los patronatos reales que posee el duque de York, que peleó en Malvinas.Para Juan Terranova, integrante del área de investigación y archivo del Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur, se trata de una clásica estrategia de control de daños de la Casa de Windsor.

POR ROMINA CALDERARO

Andrs durante un acto oficial

El amor incondicional no existe. No, al menos, para la realeza británica. En el año en el que comienza a prepararse la celebración del Jubileo de Platino de Isabel II, que conmemora las siete décadas del reinado, el Palacio de Buckingham cortó por lo sano con el príncipe Andrés para evitar que su juicio por abuso sexual a una menor contamine la imagen de la familia real.

«Con la aprobación y consentimiento de la reina, los títulos militares y los patronatos reales que posee el duque de York serán devueltos a la reina. El duque de York seguirá sin asumir tareas de representación pública y defenderá su caso ante los tribunales estadounidenses como un ciudadano privado», señaló un escueto comunicado de Buckingham.

LA DENUNCIA DE ABUSO SEXUAL

El príncipe Andrés deberá responder a las acusaciones de abuso sexual presentadas en un tribunal de Estados Unidos. Virginia Giuffre presentó una demanda civil en Nueva York en la que acusa al duque de York de agresión sexual cuando ella tenía apenas 17 años. 

Giuffre describió al duque de York como un «agresor sexual» y un «participante» en los abusos.»No puede esconderse detrás de la riqueza y los muros del palacio», señaló David Boies, su abogado. Ahora, con la decisión de la corona británica, el duque deberá presentarse a la justicia como un ciudadano común.

Para los argentinos, Andrés es algo más que un miembro de la realeza caído en desgracia: durante la guerra de Malvinas, fue piloto de helicópteros de transporte de la denominada Royal Navy. Se encargaba de misiones de transporte y rescate. También hizo misiones antisubmarinas para «distraer» a los misiles argentinos. El duque llegó a ser calificado como «héroe de las Falklands», tal como los británicos llaman a las Malvinas, por su participación en la guerra.

Sin embargo, quien fuera el hijo dilecto de la reina pasó a ser la manzana podrida de la corona.

Para Juan Terranova, integrante del área de investigación y archivo del Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur, se trata de una clásica estrategia de control de daños de la Casa de Windsor, a la que define como «racista, colonialista y cerrada».

«No quieren verse envueltos en escándalos sexuales y tampoco económicos, porque tienen problemas de impuestos. Siempre tuvieron escándalos y siempre los resolvieron de la misma manera. El movimiento es, primero, darle el apoyo y ocultar el escándalo y separarlo cuando ya es insostenible», dijo Terranova a Télam.

A pesar de que el duque de York fue una de las figuras emblemáticas del Reino Unido en el conflicto del Atlántico sur, consultado por la agencia, Guillermo Carmona, Secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur dijo que el Gobierno argentino mantiene la política de no injerencia en los asuntos internos de los países.

La reina ante la necesidad de despegarse de su hijo

Lo cierto es que el «castigo» a Andrés fue in crescendo. En Malvinas tenía un bajo rango de oficial, pero su participación le granjeó prestigio y hasta recibió una condecoración, pero el escándalo sexual lo dejó afuera de ciertas ceremonias militares: un domingo a principios de noviembre del año pasado, la familia real (incluyendo a la reina Isabel II) participó en la tradicional conmemoración del Día del Recuerdo, una fecha en honor a los soldados caídos en la primera Guerra Mundial. Andrés no fue de la partida.

«Los Windsor son el ala más racista y los que más cohesión sanguínea tienen. Andrés de York hizo su servicio militar porque es una formalidad para la realeza británica. Hacen la carrera de oficiales y es un gesto no empezar mandando», afirmó Terranova.

Fuente: Télam