«El matrimonio, cambió»

«EL MATRIMONIO, COMO INSTITUCIÓN, CAMBIÓ DE MANERA DRÁSTICA». Matrimonios resignificados como broche de oro de una convivencia de décadas y no más como «un voto a futuro» junto con la «pérdida de popularidad» de estas formalizaciones y la incorporación de las parejas de la diversidad sexual son algunas de las formas «drásticas» en que cambió esta institución en consonancia con la reformulación de los «contratos amorosos».

Así reflexionó para Télam la doctora en Ciencias sociales, investigadora, docente y escritora Eleonora Faur. 

¿Qué características dirías que tiene hoy el «mercado matrimonial» en la Argentina?

Primero, dejaría de hablar de mercado y de matrimonial. Lo segundo, porque el matrimonio está muy en baja como forma de unión de parejas y, además, ha adquirido formatos muy diferentes a los que tradicionalmente se le asignaban.

En mi círculo cercano, por ejemplo, se casa una amiga con su compañero, con quien tiene dos hijes chiques. Y en enero se casaron unos amigos que están juntos hace 41 años. Tienen hijes y nietes. Él tiene 86 años, ella 66. Como decía mi amiga: en general, casarse era un voto a futuro, lo nuestro es la confirmación de una historia de amor y desamor que pudimos llevar siempre adelante. El matrimonio, como institución, cambió de manera drástica.

La cuestión del mercado, por su parte, tiene la antipatía de legitimar una noción de oferta y demanda que, otra vez, vuelve sobre la división sexual del deseo. Más allá de que las apps de citas tengan ese formato más propio de cualquier mercado, prefiero no pensar las relaciones en ese patrón.

En general, es evidente que los contratos amorosos se modificaron, y con ello, las parejas. Aumentaron los divorcios y las uniones consensuales; el matrimonio perdió popularidad a ritmos acelerados; se legalizaron las parejas y las familias de la diversidad sexual. Todo esto significó una revolución significativa.

-¿Cuánto crees que depende la pervivencia situaciones de infelicidad sexoafectiva -como las que supone vivir atrapados en vínculos que nos hacen visiblemente infelices o en una permanente búsqueda insatisfecha de una pareja ideal o en una identidad de género u orientación sexual que no se condicen con el sentir interior-, de la persistencia de los mitos sobre el amor y la sexualidad, como los descritos en tu libro Mitomanías de los sexos?

Puede haber muchas razones distintas para sostener una relación insatisfactoria. Por ejemplo, razones económicas -no es fácil sostener dos hogares-, puede haber violencia en el vínculo, entonces las amenazas tipo «si me dejás, te mato» obviamente paralizarán a muchas mujeres a actuar. También puede haber temor de terminar una relación y no saber cómo sigue la vida afectiva, o miedo a quedarse sin pareja.

Ahí hay un tema todavía muy espeso: ¿por qué seguimos manteniendo la idea de que estar en pareja es mejor que no estarlo?

Fuente: Télam