Desinformación en tiempos de guerra
Desinformación en tiempos de guerra: el desafío del fact-checking con la crisis en Ucrania. «Apenas unas horas después de que Rusia comenzara a invadir Ucrania el 24 de febrero, empezaron a circular noticias falsas a borbotones», cuenta a Télam la responsable de verificación de información de AFP. Con distintas herramientas y enfrentando dificultades como el idioma, el periodismo trata de enfrentar el desafío de chequear las imágenes que se viralizan rápidamente en las redes.
POR CECILIA BECARÍA
Imágenes de bombardeos, de niños lastimados o incluso una tapa de la revista Time con la foto de Vladimir Putin con el bigote de Hitler fueron algunas de las noticias falsas que proliferaron en las redes tras la invasión rusa en Ucrania, que lograron viralizarse rápidamente en gran parte porque apelan a las emociones de la gente y que representaron un desafío para los periodistas que se dedican a la verificación de información.
«Apenas unas horas después de que Rusia comenzara a invadir Ucrania el 24 de febrero, empezaron a circular noticias falsas a borbotones, y con esto entendemos tanto desinformación -intencional- como información errónea -no intencional-«, contó a Télam Leila Macor, responsable de los equipos de fact-checking en español y portugués de la agencia de noticias AFP, AFP Factual y AFP Checamos.
«En medio de este flujo de desinformación hay mucho contenido contra los ‘medios occidentales’ que supuestamente estarían exagerando las consecuencias de la guerra y hay numerosas fotos de niños fuera de contexto», dijo Macor.
«Algunos de estos niños lamentablemente son víctimas reales, pero de otros conflictos; otros son actores cuyas imágenes fueron sacadas de películas y compartidas como si pertenecieran al conflicto en Ucrania. En ambos casos, se trata de clásicas desinformaciones que apelan a la emoción: buscan conmover a la persona que ve el contenido para estimular su viralización», señaló.
La verosimilitud de lo compartido y la rapidez con la que circularon las imágenes llevaron a que incluso hubiera cuentas verificadas que compartieron noticias falsas, relató a Télam Ares Biescas, responsable para América Latina de EFE Verifica, el servicio de verificación de la agencia de noticias española.
«El nivel de intoxicación es gigante. Precisamente, el desafío principal ha sido el volumen de desinformación inmenso», indicó.
«Del mismo modo que muchos consideran la Guerra del Golfo como el primer conflicto bélico televisado en directo de la historia, la generalización de las redes sociales a escala mundial puede convertir la crisis entre Ucrania y Rusia en el primer enfrentamiento emitido casi en directo a través de plataformas digitales», aseguró.
«Hemos visto videos, fotografías y mensajes falsos y manipulados que apelaban a la emoción, al miedo y a la incertidumbre para calar más efectivamente entre la gente», señaló, y citó como ejemplo videos de despedidas entre soldados y sus parejas que eran de la crisis de Crimea de 2014, o imágenes de niños heridos que tampoco eran actuales.
A la vez, dijo que se encontraron con imágenes de videojuegos y simulaciones visuales que se utilizaron como si fuesen explosiones y ataques rusos a Ucrania, con contenido fabricado «con el único objetivo de desinformar», como imágenes creadas digitalmente para afirmar falsamente que una mujer había resultado lesionada en una explosión de gas en 2018 cuando en realidad resultó herida en Ucrania.
De todas formas, muchos de los miles que comparten estas fotos o videos lo hacen sin saber que no son reales o que están sacados de contexto.
Es probable que esto haya ocurrido con algunos de los que publicaron en sus redes un video que supuestamente mostraba un ataque a Mariupol, en el sureste de Ucrania, y que en realidad era de una tormenta que ocurrió en 2021 en la ciudad rusa de Volzhsk, como determinaron los verificadores de AFP.
Respuestas y desafíos
En este caso, los periodistas no sólo utilizaron herramientas como InVid/We Verify, que permiten rastrear esas imágenes en videos publicados anteriormente, sino que consiguieron que el autor de las imágenes les enviara el archivo original.
De esta forma, «pudimos analizar los metadatos y encontrar la fecha exacta de cuando fue grabado el video. Luego se verificaron las coordenadas donde se filmó y las condiciones meteorológicas de ese día en ese lugar», explicó Macor.
La responsable de AFP Factual también mencionó el desafío de responder rápidamente al aluvión de desinformación en tiempos de guerra, que se suma a las dificultades por el idioma, ya que en general los periodistas del equipo no hablan ruso o ucraniano, más allá del problema que representa, a la hora de confirmar la información, que muchas páginas institucionales de ambos países estuvieran caídas.
El idioma también fue de alguna manera un obstáculo para el equipo de EFE Verifica, según Biescas, quien dijo que de todas formas gracias a los traductores online pudieron sumergirse en las redes sociales más utilizadas en Rusia y Ucrania.
Los fact-checkers suelen recomendar tomarse un tiempo antes de compartir publicaciones que llegan por redes sociales y hacer una búsqueda online con palabras clave para ver si la información ya fue verificada o, para los más avanzados, utilizar la búsqueda inversa de imágenes para chequear que no sean contenidos fuera de contexto.
Un consejo que se hace necesario para frenar la desinformación, en un contexto en el que las redes se han convertido en los últimos años en una importante fuente de información.
En la Argentina, por caso, un 66% recurre a las redes para acceder a noticias, frente al 64% que se informa a través de la televisión y el 20% que consume medios impresos, según los datos de 2021 del Reuters Institute de la Universidad de Oxford.
Fuente: Télam