Historia de refranes

«Ojo por ojo, diente por diente»

Terminamos el refrán de la semana anterior –“Del árbol caído, todos hacen leña”- con un ejemplo salvador: Jesucristo, trascendiendo los maderos de su cruz. Empecemos el de hoy con Él, que dio un giro de ciento ochenta grados a esta sentencia: venganza justiciera no. Darle la otra mejilla al que nos abofeteó.

POR HUGO PAREDERO

Ojo por ojo, diente por diente

“Ojo por ojo, diente por diente, pan por pan” es un pasaje bíblico, la expresión más conocida de la ley del Talión. Lex talionis, en latín. El término significa idéntico, de modo que no se refiere a una pena equivalente sino a una pena idéntica…

Por ejemplo, la ley 195 establecía que si un hijo había golpeado al padre, se le cortarían las manos; la 196, que si un hombre libre vaciaba el ojo de un hijo de otro hombre libre, se vaciaría su ojo en retorno; la 197, que si quebraba el hueso de un hombre, se quebraría el hueso del agresor; y así… ¡Era bravo el Código de Hammurabi, formulado en Babilonia, dieciocho siglos antes de Cristo!…

Más tarde aparecería en los textos sagrados judíos, donde se lo conoció como ley del Talión, después en la antigua Roma, o en el derecho germánico más primitivo, incluso rige hoy en algunos países islámicos…

Jesucristo no vino a abolir esa ley sino a darle plenitud, a enseñar que no debemos cobrar venganza, al contrario, a todo mal debemos responder con amor y caridad. ¿Incluso a las cachetadas? ¡Incluso a las cachetadas!…

¡Y sí! Esa es la gran revolución del amor cristiano: amar gratuitamente, sin pedir ni esperar nada a cambio, con actitud dócil y sin defenderse. Por eso la cruz, aquella cruz, es la prueba de amor más grande que haya existido jamás… Parece que todos podemos transformarnos en hombres y mujeres nuevos, siempre que estemos dispuestos a hacerlo…

Dicen los estudiosos que la ley del Talión, en realidad, no era una ley de venganza, sino precisamente un medio de poner límite a la venganza y frenar la violencia imperante en el mundo hace cuatro mil años…

Viendo el mundo actual, da para pensar que algo falló en aquellos frenos…

Fuente: Télam