Evita nos sigue marcando el camino

Cristina Álvarez Rodríguez analiza el legado de a Eva Duarte como una de las mujeres más influyentes de la política argentina, que por eso despertó pasiones y críticas. 

POR CRISTINA ÁLVAREZ RODRÍGUEZ

Telam SE

Cada 26 de julio me llevo la misma impresión: al conmemorar el paso a la inmortalidad de Evita, reafirmamos su presencia.

Evita está en todas partes. Ella nos acompaña en cada una de las luchas del presente. En la lucha contra el egoísmo de quienes especulan a espaldas de la mayoría, en la lucha contra la opresión de las mujeres, en la lucha contra quienes quieren arrebatarle los derechos a las y los trabajadores.

Evita vive en cada argentino y argentina que no se resigna a aceptar a las desigualdades como un hecho natural. Vive en la juventud que sueña con un mejor futuro. Vive en quienes militamos todos los días para construir un país más justo e igualitario.

Su legado es el motor de nuestra lucha. Es lo que nos convoca a seguir poniendo el cuerpo frente a las adversidades para lograr que las y los trabajadores tengan una mejor calidad de vida. Es la razón por la que millones de compatriotas continúan desafiando las imposiciones del statu quo.

Evita vive porque el vínculo de amor que constituyó con los descamisados fue más fuerte que el odio con el que la trataron los poderosos que se negaban a perder sus privilegios. Por eso, hoy la recordamos con cariño en todos los barrios humildes, en los sindicatos y en las unidades básicas de todo el país. Su figura contiene una potencia extraordinaria, por eso también es recordada en universidades de otros países y en cumbres sociales, ambientales y culturales que se realizan alrededor del mundo.

Evita es un faro que ilumina y desafía. Es una provocación que tenemos las y los peronistas para actuar con el mayor compromiso y darlo todo hasta que duela. Su historia, como militante de las causas justas, nos empuja a ocupar sin descanso nuestros “puestos de lucha” (como a ella le gustaba decir) hasta sacar a la última familia del flagelo de la pobreza.

Evita es pasado y presente. Nos permite volver a nuestras raíces y conectar con la herencia más valiosa del peronismo: el proyecto de una Argentina con justicia social. Nos impulsa a seguir militando con esperanza para conquistar nuevos derechos y construir un Estado que sea cada vez más sensible y menos indiferente. En definitiva, para lograr el bienestar de nuestro pueblo.

Hoy Evita está en nuestros corazones en forma de exigencia. Porque cuando nos enseñó que “donde hay una necesidad, existe un derecho», también nos enseñó a no ser indistintos frente a los problemas que tienen quienes nos rodean. Evita pervive, por último, como guía espiritual. Porque es la que nos recuerda en todo momento que el sentido de la política es garantizar la dignidad de quienes día a día se esfuerzan por salir adelante.

A 70 años de su paso a la inmortalidad, Evita está con nosotros y nosotros estamos con ella. Porque a Evita la encontramos en todas las necesidades que todavía nos faltan resolver, en la lucha de las mujeres por una igualdad real, en nuestro anhelo de una patria justa, libre y soberana. Hoy más que nunca decimos que Evita nos acompaña, porque su ejemplo es el camino.

*Cristina Álvarez Rodríguez, ministra de Gobierno de la provincia de Buenos Aires, flamante presidenta del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas «Eva Perón», sobrina nieta de Evita.

Fuente: Télam