Servicio Meteorológico: 150 años
El Servicio Meteorológico Nacional cumple 150 años con el desafío de recuperar su lugar pionero. Desde la ley para la creación de la Oficina Meteorológica Argentina en 1872 y la primera carta del tiempo en 1902, hasta el pronóstico actual. Un repaso histórico por las 125 estaciones meteorológicas que conforman la Red nacional en el país.
POR MARÍA ALICIA ALVADO
El Servicio Meteorológico Nacional (SMN), el tercer organismo estatal en ser fundado a nivel mundial, cumple este martes 150 años con el desafío de recuperar su lugar entre los «pioneros» de la actividad, pero también de recobrar algo del «desarrollo colaborativo» -con otras instituciones y con la ciudadanía en general- que caracterizó sus primeras décadas de vida.
«Para la creación de lo que se llamó inicialmente Oficina Meteorológica Argentina (OMA) intervino la visión extraordinaria de Sarmiento que lo convoca al astrónomo estadounidense Benjamín Gould para crear un observatorio astronómico y él es quien advierte la necesidad de crear también un sistema articulado de toma de observaciones meteorológicas en un país tan grande», dijo a Télam Celeste Saulo, directora del SMN.
«Lo interesante es que nace como un organismo estatal con una ley que sanciona la creación, algo poco habitual todavía en el mundo donde eran las sociedades científicas las que hacían las mediciones», agregó la también vicepresidenta de la Organización Meteorológica Mundial
De hecho, cuando se sancionó la ley de creación de la OMA el 4 de octubre de 1872, solo existían dependencias similares en Estados Unidos (1870) y Hungría (1871).
«Como país tuvimos momentos maravillosos en el campo del conocimiento y el servicio meteorológico no fue ajeno a eso, pero también tuvimos momentos nefastos que no permitieron un crecimiento sostenido. Por eso, si bien Argentina fue pionera durante mucho tiempo, no pudimos mantener ese récord», agregó.
El fundador y primer director de la OMN Benjamin Gould se dio a la tarea de «escribir una guía para hacer las observaciones de manera coordinada», pero también de sistematizar la publicación anual de las observaciones.
«Es sumamente valioso todo ese trabajo sostenido de muchos años que es el que nos permite hablar hoy poder hablar de cambio climático en la Argentina», dijo Saulo durante la charla «En la conquista del tiempo» ofrecida la semana pasada en el C3 junto al historiador Felipe Pigna.
Es que de las 125 estaciones meteorológicas que conforman la Red nacional, 50 estaciones tienen más de 100 años y 11 son además seculares, es decir que realizan mediciones de manera ininterrumpida desde su creación.
«Inicialmente observaban el estado del tiempo pero aún no se hacía pronóstico: habrá que esperar hasta 1904 para establecer que la estimación de un estado futuro es un problema factible de ser abordado si uno conoce el estado inicial del sistema atmosférico y las reglas físicas que rigen su comportamiento», dijo.
Su expansión por el territorio argentino
Al año siguiente de su fundación, la OMA posee ya una red nacional con estaciones en Buenos Aires, Córdoba, Corrientes, Río Negro, Salta, San Juan, Santiago del Estero y Tucumán.
En estos primeros años fue fundamental el rol de dos «socios estratégicos» -los colegios nacionales y la red de ferrocarriles- que «es una pena que no hayamos podido sostener» o reemplazar por «otros actores sociales» en un proceso de «apropiación» del servicio por parte de la comunidad.
«Gould se apoya en los colegios nacionales –que estaban distribuidos por todo el país- para no tener que crear un sistema propio de observatorios», dijo.
Para Saulo, debía ser «muy motivador» para docentes y estudiantes tener estaciones meteorológicas funcionando dentro de sus edificios y «hoy nos encantaría que todos los colegios estuvieran involucrados en la medición del tiempo para comprometerse más activamente en un planeta sustentable».
Por otro lado, en 1887 se firma un convenio de colaboración entre la OMA y las compañías ferroviarias para la instalación y operación de una red pluviométrica.
«Los ferrocarriles prestaron una función fundamental que fue medir lluvia y llegamos a tener más de dos mil puntos de observación, pero con la privatización eso se pierde», dijo.
La primera carta del tiempo
Fruto de la sistematización de este trabajo coordinado y en red, en 1902 la OMA publica la primera carta del tiempo de toda Sudamérica: consistía en un mapa del surcado por las isobaras e isotermas, es decir, por líneas de presión y temperaturas constantes.
Un hito importante en la historia del actual SMN (que adquiere su nombre definitivo en 1945), fue la adopción de su primera estación antártica en 1904: se trata del Observatorio Orcadas del Sur creado a instancias del expedicionario irlandés William Bruce quien lo funda en uno de sus intentos por llegar al polo pero luego lo transfiere al estado argentino.
Actualmente, el SMN posee seis estaciones antárticas desde donde se realizan importantes aportes a la actividad científica internacional.
En cuanto a los pronósticos, Saulo explicó que los primeros «se remontan a los años 40» pero esas primeras cartas se realizaban «empleando técnicas manuales» que permitían predecir cómo podría estar el tiempo al día siguiente a partir de la evolución de los parámetros del día.
«El centro de procesamiento de datos contaba con una especie de computadoras que en realidad eran más bien teletipos simples que resultaban insuficientes para resolver los pronósticos numéricos», dijo.
A nivel mundial, esto «se logra avanzados los años 1950» con las primeras computadoras electrónicas de propósito general, es decir, «cuando aparece una tecnología que permite resolver las ecuaciones necesarias».
Y si bien Argentina adquirió su primera computadora con fines científicos en 1960 –la famosa Clementina de la UBA-, para cuando se produce «ese golpe mortal a la ciencia» que fue la Noche de los Bastones Largos y la casi inmediata intervención del SMN, el organismo «no había logrado comparar una computadora y no lo conseguiría hasta principios de los 90, casi 30 años después que los países desarrollados», producto del inicio de un período oscuro para la ciencia.
Durante el período de intervención militar que sobrevivió 24 años a la restauración democrática de 1983, «fue brutal el desacople» entre el conocimiento producido por las universidades y centros de investigación, y el derrotero del SMN.
«En 1966 el SMN tenía 2.000 empleados y en 2003 tenía 1.200, de los cuales solo 37 tenían título de grado. Lo que fue pasando es que todo el personal que hacían las observaciones fue reemplazado por soldados, es la manera que encontraron para sostener esa tarea aunque la red decayó de manera notoria», dijo durante la charla en el C3.
Por decisión del entonces presidente Néstor Kirchner, el SMN volvió a tener una dirección no militar en 2007 y pasó a depender de la Secretaría de Ciencia, Tecnología y Producción del Ministerio de Defensa.
Pronósticos actuales
Desde 2018, «el pronóstico se extiende hasta siete días y permite advertir a la población de eventos severos hasta con tres días con anticipación» a lo que se suma desde 2020 la incorporación del «nuevo sistema de alerta temprana».
«Un pendiente importante es modernizar la red de estaciones de observación, pero lo que sí hemos logrado es renovar la infraestructura informática con la adquisición de supercomputadoras específicas para la función que cumplen que nos vuelve a colocar muy bien a nivel mundial en ejecución de modelos de pronóstico. Si a eso le sumamos la información satelital y la red de 15 radares, hay un salto tecnología que argentina pudo dar», dijo Saulo.
El mayor sueño por concretar es tener un satélite meteorológico argentino o latinoamericano que permita «unir a la patria grande» en la tarea de la observación satelital, «que hoy está cubierta, pero por un satélite estadounidense».
Fuente: Télam