Venden los lentes de Barreda
El vendedor de los lentes de Barreda ya recibió 20 ofertas: “Si no ponen 25 millones de pesos me los quedo”. El cuádruple femicida le regaló unos anteojos Stentson a un amigo, días antes de morir. En septiembre de este año, el propietario publicó un anunció en Mercado Libre: las gafas características de Barreda a un precio desorbitante. “He recibido amenazas por vender los lentes. No puedo decir la cifra que más se acercó”, declaró el vendedor que prefirió mantener el anonimato.
Por: Rodolfo Palacios«Te mando una foto. Fijate que tienen grasitud. Y si dudás hacele un ADN. Te va dar el de Barreda», respondió el vendedor ante la consulta de un interesado
La persona misteriosa que sacó a la venta por Mercado Libre los lentes que usó el cuádruple femicida Ricardo Barreda antes de morir en un geriátrico el 25 de mayo de 2020, recibió más de 20 ofertas. Algunas en broma, otras en serio. Pero no pudo vender ese objeto del asesino por el que pide 25 millones de pesos. Ni uno más. Ni uno menos.
-¿Cómo sé que son los lentes de Barreda? -le preguntó un supuesto interesado.
La respuesta no tardó en llegar: “Los tenemos en una bolsa. Te mando una foto. Fijate que tienen grasitud. Y si dudás hacele un ADN. Te va dar el de Barreda”.
Tal como reveló Infobae hace una semanas, la esposa de un amigo de Barreda, que lo conoció seis años antes de morir, puso a la venta los Stentson del siniestro odontólogo a 25 millones de pesos, una cifra insólita. Esos lentes valen unos cinco mil pesos.
Todo comenzó cuando Barreda se sacó sus lentes icónicos y aparatosos y se los regaló a un amiga que iba a visitarlo a la pensión de José C. Paz, donde pasó la última parte de su vida el odontólogo que el 15 de noviembre de 1992 de mató a escopetazos a su esposa Gladys McDonald, a su suegra Elena Arreche y a sus hijas Adriana y Cecilia.
-Tomá. Son tuyos.
-Qué lindo recuerdo -dijo su amigo.
Barreda lo miró fijo y le dejó en claro algo: “Te los regalo porque cuando me muera vas a poder venderlos y va a salir guita. Es un regalo. Acá están todos locos. Llegaron a vender remeras y tazas con mi nombre”.
Barreda sabía que tras la muerte de Arquímedes Puccio, el oscuro secuestrador, y de la envenenadora Yiya Murano, habían salido a la venta un matasellos de Puccio como abogado y contador y un rosario de la mujer que envenenó con té y masita a sus amigas en 1979.Ricardo Barreda durante la sentencia en la que se lo condenó a prisión perpetua por cometer uno de los crímenes más célebres de la historia argentina
“Pensé en quedármelos de recuerdo. Él pagó lo que hizo, pero con nosotros fue muy bueno. Hasta le festejábamos los cumpleaños. Pero estamos necesitados de plata. Tuvimos varias ofertas y muchas en broma. Pero hubo interés de alguien de México y de otra persona de Estados Unidos. Ofrecían menos, pero lo estamos evaluando. Una de esa personas quiere exhibirlo en un museo del crimen, pero lo importante son todas las anécdotas que tenemos de Ricardo. Si quieren hacer un documental o una película, podemos aportar mucho”, dijo a Infobae la persona que puso a la venta los lentes en una especie de hot sale del horror.
-¿No le parece que es una locura vender esos anteojos a 25 millones de pesos?
-No. Todo lo contrario. Si no ponen eso o no se acercan en la cifra, me los quedo. No quiero dar mi nombre ni mostrar mi cara. Necesito el dinero porque estoy por quedar en la calle. He recibido amenazas por vender los lentes. Pero al menos 20 personas se interesaron. No puedo decir la cifra que más se acercó.
En los Estados Unidos es algo común: se venden por la web objetos de asesinos famosos. Desde cartas, ropa, dibujos. Lo insólito es que llegó a ponerse en venta una galleta mordisqueada por Charles Manson.
A otro amigo, Barreda le regaló dos camisas y un pantalón a una amiga para que los vendiera. Esa persona intentó comunicarse con gente de la productora que planea llevar al cine la historia del odontólogo (¿Guillermo Francella hará el papel como hizo con Puccio y el ladrón del sigo Luis Mario Vitette Sellanes?), pero no habría tenido respuesta.
El marketing alrededor del caso Barreda llegó a ser amplio: desde remeras hasta tazas, gorros y calcos. Pero el abanderado de esa movida era un hombre anónimo que creó la web maestrobarre-da.com. Allí publicó un alegato a favor del odontólogo, honraba al asesino como si fuera un santo y vendía pins y escudos con la imagen de Barreda.El abanderado de la venta de memorabilia de Ricardo Barreda era un hombre anónimo que creó la web maestrobarre-da.com (Télam)
Sus últimos deseos
Barreda sabía que se iba a morir. “Por ahí la semana que viene no estoy”, le decía en el geriátrico de José C. Paz, donde murió a los 83 años, a Pablo Marti, el último biógrafo que tuvo.
También le dijo que quería ser cremado y que sus cenizas fueran esparcidas en la cancha de Estudiantes de La Plata, el club de sus amores.
-Es más, querido Pablo, si no te dejan entrar al estadio podés tirarlas en alguna plaza que lleve mi nombre- bromeó el femicida ante el hombre con el que planeaba escribir un libro.
Más que ver elefantes y jirafas en el zoológico, un ritual que lo relajaba y llegó a cumplir después de matar a las cuatro mujeres de su grupo familiar, o ver un partido de Estudiantes, a Barreda lo que más lo conmovía era ver una película clásica.
“Nunca se me dio por actuar, no sé la calidad actoral que podría haber tenido. Ojalá reencarne en un actor de cine”, le dijo al autor de esta nota en 2011.
En una época hasta llegó a avalar que su historia sea llevada a la pantalla grande.
A Marti, que es actor y escritor, le contó cosas que nunca dijo. El último video que le mandó Barreda, el 7 de mayo de 2020, 18 días antes de morir, se lo ve muy deteriorado, cubierto con una frazada, con un gorro y apenas sin poder hablar, le agradece su atención. “Le deseo lo mejor”. Una enfermera le dicta algunas palabras: “Cuidate, saludos, besos”.El 15 de noviembre de 1992 Ricardo Barreda mató con una escopeta marca Víctor Sarrasqueta a su esposa Gladys Margarita Mac Donald (57), su suegra Elena Arreche (86) y sus hijas Celina (26) y Adriana (24) (NA)
-¿Cómo logró tanta intimidad con Barreda?
-Él me veía como una especie de hijo. “Me hubiese gustado tener un hijo varón”, me dijo un día. Tenía momentos de lucidez. Hasta cantaba. Y me contó que su madre era hermosa, que se parecía a Greta Garbo. Le encantaba el cine y su sueño incumplido era actuar. Le conté que en El Marginal un personaje hacía de él. Le mostré la foto (el personaje se llamaba ”Tubito”) y se ofendió, dijo que le parecía una estupidez. Entonces le dije que si se recuperaba podía hacer un cameo, que podía ofrecer eso en El Marginal.
-¿Y qué respondió?
-Lo pensó y dijo que podría ser. Él había actuado en la escuela y le hubiera gustado hacer un papel de galán maduro, pero hace muchos años. Estaba dispuesto a aparecer en alguna escena. Pero su salud se deterioró y no volvió a levantarse. Estaba en silla de ruedas.
Según dijo Barreda en 2012 al autor de esta nota, quería que su vida fuera llevada al cine, pero bajo sus condiciones. Por ejemplo, no quería que los femicidios de su esposa, su suegra y sus dos hijas fueran mostrados. Quería evitar la escena de la matanza. No quería mostrarla, ni ser explícito. Pero tampoco omitirla. Decía como ejemplo: “Una puerta cerrada y que se escuchen disparos”. Y en la escena siguiente, él con la escopeta y los cadáveres.
“Esa parte no la mostraría. Sería más sutil. Si no es morbo y no quiero volver a ver lo que hice”, le dijo con franqueza a un cineasta y un productor que lo visitaron en 2012 en el departamento de Belgrano donde vivía con su novia Berta.
Hasta el año pasado tres productores intentaron adaptar la historia. Una versión indica que se está avanzando en un proyecto, pero no trascendieron más detalles.Barreda falleció el 25 de mayo de 2020 en el geriátrico Del Rosario de José C. Paz por “causas naturales». Tenía 83 años (NA)
En uno de mis encuentros con el femicida, habló de cine como un experto. Este fue el diálogo de aquella vez, tal como fue publicado, escrito en presente.
-¿Le gusta ir al cine?
-Me fascina. Te cuento que a La Dolce Vita la vi cuatro veces. Otra película genial es Tiempos Modernos. La vi (se le quiebra la voz) dos o tres veces en ciclos de cine arte. En La Plata. Y me animo a decir que fue la única película que vi que cuando terminó la gente se paró y aplaudió. Me gustan las películas que muestran una historia que le puede ocurrir a cualquier miembro de esta sociedad humana.
-¿Qué destaca de esa película?
-Cuando empieza la lucha entre el hombre y la máquina, se ven escenas memorables, como cuando Chaplin corre y ajusta las tuercas todo el tiempo, incluso los botones de la mujer que viene caminando por la calle. Ya lo dije mil veces y no me voy a cansar de decirlo. ¡El final es una cosa de locos! Cuando se encuentra con Paulette Goddard, que es un tierno bomboncito, y ella le pregunta qué vamos a hacer ahora. Y él le responde: sonríe. Y se van caminando. Es un mensaje esperanzador, se me hace un nudo en la garganta con esa película. Es una cosa de locos. Y la música es de él. Sonríe. Y silba la melodía. Y se va con su bastoncito. Y ella al lado. Es un mensaje de esperanza. Hermoso.
Dijo que otra de sus favoritas es Circo, de Chaplin, y Nos habíamos amado tanto, de Ettore Scola. Cuenta que ama el cine francés. Recuerda haber visto dos veces Ascensor para el cadalso. Admira el manejo de la cámara: cuando Jean Moreau camina bajo la lluvia. Ese film lo vio en un ciclo de cine abierto para todo público organizado por La Alianza Francesa de La Plata.
-Cuando hablo de esas películas me miran como si fuera sapo de otro pozo. A veces las iba a ver a una compañía de seguros de La Plata. Un amigo las pasaba y me avisaba para que vaya a verlas. Otra película que me impactó fue Trenes rigurosamente vigilados, de Jirí Menzel, que gira en torno a una pequeña estación ferroviaria vigilada por los nazis.En el cementerio municipal de José C. Paz, donde están sus restos, colocaron una nueva cruz en su tumba cuyo epitafio fue dictado por él y reza: “Arrepentido de mis pecados cometidos” (DyN)
Barreda recuerda escenas, diálogos, nombres de cineastas, de actores, años de estreno. Sorprenden sus conocimientos cinematográficos. Cualquiera se asombraría de esto: Barreda siempre apareció en la prensa como un dentista hosco y asesino, apegado a las tareas del hogar y supuestamente incapaz. Pero ahí estaba él, mate tras mate, hablando de sus actrices favoritas, desde Greta Garbo, Grace Kelly, Bette Davis, Elizabeth Taylor, Katharine Hepburn, Audrey Hepburn, Ingrid Bergman, Sophia Loren, Jean Moreau, Marlene Dietrich y Marilyn Monroe. Y la lista podía seguir porque se le iluminaban los ojos. Ni hablar cuando recuerda la escena de La Dolce Vita en la que Anita Ekberg se baña en la Fontana di Trevi.
-¡Qué maravilla! -exclama-. Nunca se me dio por actuar, no sé la calidad actoral que podría haber tenido. Hay películas que me marcaron. Recuerdo una, no me acuerdo el nombre.
El femicida piensa, como hurgando en su memoria.
-Ya sé. Hay un señor, es el sereno de una fábrica. El hijo tiene una barrita y resuelven asaltar la fábrica donde está de sereno el padre. Pensaban hacerse de un suculento botín y pasarla bien, con tal mala fortuna de que cuando ingresan el padre los ve y uno de ellos se pone muy nervioso, dispara y lo mata al padre. Se corta la acción, sigue y después el hijo va a emplearse en la fábrica y le dan el mismo uniforme que tenía el padre.
-¿La vio hace mucho?
-Si, en Buenos Aires. Era una tarde de verano, hermosa, soleada. Salí del cine y me pasó algo extraño. No me acuerdo del nombre de la película, pero recuerdo, como si fuera ayer, que al salir del cine veía todo negro. Había un sol tremendo, un cielo despejado hermoso, pero yo lo veía todo negro. No puede ser, pensaba. Cuando una película es buena, te atrapa y vos terminás siendo parte de ella, o es al menos lo que siento yo. Y en el cine no te molesta el peinado de la señora de adelante, el otro que come pastillas, el otro que comenta. Vos estás metido ahí. Y si la historia te llega, salís a la calle y ves todo negro. El cine me marcó de pibe, cuando iba a ver películas de vaqueros. Eso me hizo feliz.
Fuente: Infobae