Festejos en el obelisco
Un huevo «disfrazado» de Acuña y familias unidas para no perderse «esta locura hermosa». En los festejos en el Obelisco por la celebración por el pase de Argentina a la final del Mundial de Qatar 2022, se juntaron historias de pasión y fanatismo, tradiciones, cábalas y anécdotas mundialistas.
Historias de pasión y fanatismo, tradiciones, cábalas y anécdotas mundialistas confluyeron esta tarde en el Obelisco en la multitud que se concentró allí para celebrar la victoria de la selección argentina frente a su par croata que la clasificó a la final del mundial Qatar 2022.
Columnas de fanáticos avanzaban hacia el obelisco caminando por Diagonal Norte y Avenida de Mayo, mientras en la plaza de Mayo un nutrido grupo familiar saltaba y cantaba frente a la Catedral Metropolitana aguardando que el semáforo los habilitase a cruzar; Sergio Galván productor música de la localidad matancera de San Justo dijo a Télam: «estábamos mirando el partido con toda la familia y ni bien terminó agarramos a los hijos y a los nietos y nos vinimos para celebrar con toda la gente».
«Este equipo y estos jugadores demostraron que somos Argentina, que a pesar de tropezar en el primer partido nos levantamos y el domingo vamos a tener el sueño de jugar la final», agregó.
Lucas, yerno de Sergio, añadió: «vimos juntos todos los partidos, y ahora no queremos bajarnos de esta locura hermosa, quiero festejar esto hasta que arranque la final el domingo».
Olga Monzón es hermana de Pedro Monzón, el defensor de Independiente que en el Mundial de 1990 se convirtió en el primer jugador en ser expulsado en una final del mundo, en una esquina de Diagonal norte ofrecía banderas argentinas con los rostros de Messi o Maradona a 1.000 pesos cada una.
En diálogo con Télam, Olga contó: «somos una familia muy futbolera, hoy me vine con mi nietita y desde el mediodía que estamos dando vueltas por acá; ya vendí como 20 banderas, pero la alegría de compartir este festejo con toda esta gente y que los más chiquitos de la familia puedan participar es lo más importante».
Juan Carlos, de 60 años, que junto a su amigo se acercaron desde la localidad platense de Villa Elisa para festejar con los rostros pintados de celeste y blanco en el Obelisco la victoria de la mano de Messi, se mostró confiado: «Salimos campeón», aunque confesó que «creía que íbamos a penales, pero no sufrimos nada».
Fabián, un vendedor ambulante que llegó con camisetas de la selección argentina desde la localidad de La Matanza, contó a Télam: «desde que llegué ya vendí como 15 camisetas, pero lo que me tiene realmente feliz y contento es el partido que hicieron estos pibes y esta alegría de toda esta gente; ojalá el domingo puedan dar el pasito que falta para que seamos campeones».
Rodrigo, estudiante de ingeniería, dijo a Télam: «con mi hermano y mis amigos nos vinimos a ver el partido a un bar cerca del Obelisco para estar acá ni bien termine, esta es una emoción gigante y tenemos una ilusión enorme de poder dar la vuelta el domingo».
Cristian, un estudiante secundario de Lomas de Zamora, contó a Télam: «hoy me saqué la mejor foto de mi vida, me subí a lo más alto del semáforo y me la sacaron los pibes con el Obelisco y esta banda de gente festejando de fondo».
«Estamos ‘ready’ para todo, este equipo es candidato y ya poder jugar la final es una alegría que no nos va a poder sacar nadie, mi hermano murió en un accidente de autos y yo sé que desde el cielo él también está festejando con nosotros», añadió.
Iñaki, un vecino de la ciudad de Buenos Aires que llegó al Obelisco junto a su novia, su cuñada y sus amigos, dijo a Télam: «hoy nos quedamos acá hasta que se acabe la fiesta; en casa tenemos muchísimas cábalas para cada partido, ponemos sahumerios en cada habitación, tenemos un huevo disfrazado como el ‘huevo’ Acuña, aunque somos bosteros usamos un mate de River, pedimos los mismos gustos de helado en cada entretiempo, por cada partido que gana la selección sumamos una bandera al balcón, y muchas cosas más que vamos a repetir el domingo porque sentimos que es nuestra manera de ayudar a estos pibes».
Mauro (31) llegó al obelisco con su esposa Daiana, sus dos hijos Julian y Esteban fanáticos de Messi, su prima, su tío y su papá desde Pablo Nogues.
«Vimos todos los partidos en casa, los cuatro solos por cábala, en la misma silla y en el mismo lugar, nadie podía moverse, después la pasamos a buscar a mi prima Rocío (17), y las dos abuelas de los chicos y amigos de los chicos», contó Daiana.
El conductor designado de transportar a toda la familia en una camioneta Amarok, es el papá de Mauro, llamado Fernando que se encontraba comprando un poster de Messi y el Dibu.
«No se lo podían perder, subí a los 12 arriba de la camioneta y más o menos tardamos una hora en llegar», señaló Fernando.
«Sentimos alegría, y con mucha ilusión para volver el domingo», contó Mauro.
Desde el partido de La Matanza viajó Carlos Hernández (28) con su hijo (6) y su amigo, también Carlos, que, al borde de las lágrimas, carga a su hija (5), y se dijo «orgulloso de ser Argentino y vivir el Mundial con su familia», mientras que su esposa Carolina llevaba a su bebe Thiago (1) en brazos, mientras su hermano sacaba fotos.
El hijo de Carlos quiere ser arquero al igual que el Dibu.
«Esta es nuestra primera vez en el Obelisco con los chicos, estoy muy emocionada», contó Carolina.
En medio del Metrobús estaba la familia de Luciana Toscana (37) que viajó desde Saavedra con su comadre, hermana, sus dos hijos y el hijo de su comadre.
Gian Lucas (10), Nahuel (11) y Galo (8), son los tres primos fanáticos de Lionel Messi.
Paola Ocampos, la comadre de Luciana, estaba con su bebe de un mes y medio en sus brazos, mientras que Melani Ocampos confesó ver el partido con su hermana por primera vez ya que le había tocado trabajar en los partidos anteriores.
Fuente: Télam