El recuerdo de Imperio Argentina
Imperio Argentina, una artista inolvidable y muy polémica, que coqueteó con Daniel Tinayre y murió cantando como era su deseo
A los 92 años y en la casa de su nieta Teresa, la actriz y cantante se desvaneció y así se apagó su vida, una plagada de muchos reconocimientos, pero también llena de episodios cuestionables y turbulentas historias de amor
Pablo De Vita PARA LA NACION
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El 22 de agosto, de hace exactamente dos décadas, la inolvidable Imperio Argentina cantaba uno de sus grandes éxitos: Échale guindás al pavo y sucedió lo que en su fuero íntimo más de una vez había deseado: morir cantando. Enmudeció repentinamente y se desvaneció mientras, con 92 años, rememoraba este suceso suyo de la canción en la casa de su nieta Teresa. Si su vida pasó como un relámpago ante de sus ojos, seguramente aparecerían una niñez entre la porteña San Telmo y la andaluza Málaga, el cineasta y marido Florián Rey, junto a nombres tan sonoros como Carlos Gardel, Jean Renoir, Marlene Dietrich e incluso una larga entrevista con Hitler; tan sólo algunos de los que esta última sobreviviente de la “Generación del 27 de la copla” conoció en una vida que de tan larga y polémica no agota ninguna referencia a su figura con el paso del tiempo. Porque Imperio Argentina fue la primera auténtica estrella de habla hispana a dos orillas del Atlántico con igual transcendencia, fervor compartido y distintivo legado para el cine y la música iberoamericana. Su larga fila de fanáticos la reverencia como ayer y la reconoce en su talento, eterna.
Imperio era en realidad Magdalena Nile del Río cuando nació el 26 de diciembre de 1910 en Chacabuco 1440 del porteño barrio de San Telmo. “Mis padres se conocieron a diez mil millas. Mi padre era de Gibraltar que son 170 kilómetros de Málaga y se fueron a conocer en la Argentina. Y allí nací yo, claro”, recordaba para el fundamental Joaquín Soler Serrano en A Fondo, un 24 de febrero de 1976 para Radiotelevisión Española cuando la presentaba como “la estrella más internacional que ha tenido el cine español”. Como la “Petit Imperio” actuaba en fiestas benéficas para convertirse a los ocho años en una profesional de la escena y el bautismo que hizo Jacinto Benavente en Lima a esa exitosa pequeña que pasaría a llamarse por su designio: Imperio Argentina. Sucedió en la capital del Perú, en una existencia errante que le venía en la sangre dado que Rosario del Río, madre de Imperio, al no poder dedicarse a la actuación en su Málaga natal se escapó en un barco con destino a Buenos Aires, en donde fue descubierta por la policía al llegar a puerto, pero se le permitió quedarse en custodia de familias españolas y trabajar en la fábrica de los cigarrillos 43 de la Avenida San Juan. El padre, tocaba guitarra clásica, era amigo de Gardel y Razzano, y en Buenos Aires tuvo un importante negocio de joyería mientras despuntaba el fútbol donde fue campeón con la camiseta de Boca Juniors. Cuando todavía no era Imperio, Madgalena Nile actuó en el Teatro San Martín a beneficio de los sobrevivientes del naufragio del vapor Príncipe de Asturias en un evento del cual participaban, entre otros, Benito Cibrián, Florencio Parravicini y Elias Alippi. Las giras barriales se convirtieron en éxito y en recorridos por varios países de Latinoamérica hasta que en agosto de 1923 llega con su familia a Madrid y en las tertulias acompañando a su padre conoce a García Lorca, Unamuno, Ortega y Gasset, Machado, Valle Inclán y Larra. Pero los comienzos son duros porque, en una época de mujeres deslumbrantes, Imperio buscaba abrirse paso como una niñita esmirriada pero dueña de un talento que no le cabía en el cuerpo hasta que lo detectaría Juanito Carcellé, quien la llevó de gira por toda España. Cuatro años más tarde, cuando se preparaba una película, el productor Ricardo Nuñez solicita al realizador Florián Rey que la vea audicionar. Así llegóLa hermana de San Sulpicio, su primer éxito en el cine español y el conocimiento de quien además luego sería su marido. Algunas películas más donde se apuntan Corazones sin rumbo, Los claveles de la virgen, El amor solfeando, Cinépolis o Su noche de bodas, entre otras, le darán fama internacional. Pero en 1933 se convierte en un mito viviente al compartir cartel en Melodía de Arrabal con el ya inmenso Carlos Gardel. “Terriblemente emocionante, Carlos era un fuera de serie. Y sigue siendo para nosotros un fuera de serie. Yo lo conocí en Buenos Aires de pequeñita porque era muy amigo de mis padres. Muy muy amigo”, recordaba en diálogo con Antonio Carrizo la ya mítica Imperio Argentina en Canal 11 de Buenos Aires en 1985 agregando que: “Yo estaba en Paramount hacía ya cuatro años haciendo mis películas con la casa Paramount, y de repente, me parece que él hizo unos conciertos en el casino de París. Y le hicieron la proposición de trabajar conmigo (…) y se hizo la película, encantada. `Yo que después de tantos años que venga a trabajar contigo”, contaba Imperio en esa entrevista sobre un rodaje en el que lo hizo comer yogur para adelgazar frente a los enormes pucheros que Gardel le había encargado al cocinero del estudio.
Ambos preferían cantar en directo durante el rodaje evitando el playback para reafirmar la espontaneidad aunque la misma escena tuviera que rodarse una treintena de veces. El corto La casa es seria ya los había encontrado en el set. En esa sucursal de Hollywood en París, antes del film con Gardel, cuando filma Su noche de bodas, conoce a su primer novio, tal como anota la certera biografía de Carlos Manso sobre la estrella y donde su voz es preponderante: “Florián Rey fue como asesor porque la dirección era de Louis Mercanton, y como asistentes de la Paramount estaban Honorio Maura y Daniel Tinayre. Este fue mi primer novio, un ´flist´, un romance de jóvenes tomaditos de la mano. Yo era muy divertida y me encantaban las atenciones de Tinayre para mí, de una buena familia francesa, su padre diplomático, pertenecían a la empresa de autos Dianboutton. (…) Este romance con Tinayre fue muy puro, muy casto, nada pasó, y así se desvaneció también. Y fue allí, quizás por temor a perderme al verme frecuentar a Tinayre, que Florián Rey se me declaró”, rememoraba para ese volumen que anota luces y sombras de una estrella que daba sus opiniones sin rodeos: “Su aspecto era el de un tío”, decía Imperio Argentina sobre su encuentro en esos sets de filmación con la monumental Marlene Dietrich, “Conmigo tuvo algunos escarceos, algún lance amoroso. Fuimos novios al estilo de la época”, añadirá sobre Gardel. A su estreno Melodía de Arrabal recibirá críticas negativas y un demoledor comentario en la Revista Criterio que, sin embargo, rescata la labor de Imperio Argentina: “Logra, en cambio, cierto éxito plausible en su papel de heroína. Es más fotogénica que Gardel y más artista. El papel de profesora de música y canto que debe realizar, le dan oportunidad para lucir su voz modulada y de dulzura singular”.
El fin de la inocencia
De vuelta a España realiza la versión sonora de La hermana de San Sulpicio -con la que había debutado en tiempos del cine mudo- y añade éxitos como Nobleza baturra y Morena Clara que la convierten, gracias a sus estampas costumbristas, en la figura más famosa de tiempos de la República Española. El estallido de la Guerra Civil encuentra a Imperio Argentina y Florián Rey en Francia desde donde luego de algunas penurias viajan a la Cuba de Battista para un recibimiento acorde a su popularidad. En paralelo, en la Alemania nazi, Hitler deslumbrado por la voz y el carisma de Imperio Argentina reclama que sea llamada de inmediato a Berlín, deseando integrarla a la Hispano Film Produktion, con la que la ideología nazi buscaba hacer pie mediante el cine de habla hispana. Goebbels invitó por telegrama a la pareja de artistas y a mediados de 1937 descendieron en el puerto de Bremerhaven donde fueron escoltados por la SS con rosas rojas rumbo a Berlín. “No tenía nada que ver esto con la política, ni con la manera de pensar mía. Estaba yo trabajando en Cuba en el año ‘37 en teatro. Se ve que el Führer había visto Nobleza baturra, en su teatrito, y había visto Morena Clara también. Entonces a él se le metió en la cabeza de que tenía un parecido muy grande con Lola Montes. Como los alemanes tenían una verdadera obsesión con la vida de Lola Montes, que yo la encuentro más o menos interesante, pero en fin… él dijo que yo sería la intérprete ideal para hacer esta película. Me quiso conocer y quiso conocerme porque Nobleza baturra representaba para él, sin conocer España, la España que él tenía idea. Lola Montes no se hizo porque parecía que se quería aprovechar un momento político para hacer en la actualidad una cosa del Rey Luis de Baviera con respecto a Lola Montes. Yo me negué totalmente, se negó Florián también porque nosotros no íbamos a hacer política. Íbamos a hacer un cine y se eligió Carmen la de Triana. Yo acepté la invitación como la hubiese aceptado de otra parte, me ilusionaba volver a Europa”, confesaba Imperio ante Soler Serrano que le repregunta por su “impresión ante ese personaje”, a lo que la actriz responderá: “Pues mira, buena impresión. Porque, claro, yo no iba a comprar bombas ni nada de esas cosas. Iba sencillamente a hacer mi trabajo. Me causó una buena impresión. Me enseñó unos dibujos muy bonitos de él, maravillosamente bien hechos, como a mí me gusta mucho el dibujo, me gusta mucho la pintura, pues realmente él era un gran periodista… aparte después ya… lo que se hizo después ya… no interesa a nadie”, dirá para ser interrumpida por el periodista quien la deriva a otros temas de conversación.
Carmen la de Triana o Andalusische Nachte, se rodó en Berlín, Sevilla y Ronda con Rafael Rivelles como coprotagonista. La actriz, ya casada con Florián Rey, tenía tórridas escenas románticas con Rivelles por las cuales el realizador se dio rápidamente cuenta de que trascendían el marco de la ficción. Enojado, le pegó un cachetazo que la tiró sobre la cama, ella jurando venganza se marchó de Berlín. Seis décadas más tarde, este episodio inspirará a Fernando Trueba para realizar La niña de tus ojos, biografía protagonizada por Penélope Cruz, pero nunca autorizada por Imperio. Al volver a una España en ruinas se marcha a Italia donde filma una versión de Tosca, conocida en la Argentina como Tormento de amor, con Rossano Brazzi y Michel Simon y retornarán a Madrid en un auto que Rivelles compra a Bruno Mussolini, hijo del dictador fascista. Alejada de Rivelles y ya en pareja con el marqués de Melgarejo, Malena –como se la conocía cariñosamente desde su infancia- vivirá el rigor de las autoridades policiales que requisan su casa ante una denuncia anónima, encuentran un arma escondida presuntamente por el sobrino de un jardinero, y es llevada a comparecer embarazada de 8 meses pasa 24 horas detenida y de pie en una habitación con evidentes marcas de tortura en las paredes.
Con toda lógica, parte de su fulgurante estrella se opacó aunque siguió actuando y rodando sin problemas tanto en España como en la Argentina, donde suma dos clásicos como Goyescas (1942) y La maja de los cantares (1946), ambas dirigidas por Benito Perojo. Alejada de Florián Rey, el realizador se quedó con el hijo de ambos, e Imperio conoció a Joaquín Goyanes de Osés, marqués de Melgarejo, con quien tuvo a su hija Alejandra; y luego en la Argentina a Ramón Baíllo Pérez Cabellos, conde de las Cabezuelas, que resultó un estafador y prófugo de la justicia y con quien vivió una tormentosa relación plagada de malos tratos. El 6 de Enero de 1959, su hijo Flori se suicidó. Décadas más tarde con el Año Nuevo de 1992 murió su hija Alejandra, de tan sólo 49 años. Al morir Imperio Argentina, un 22 de agosto de 2003, quedaron seis nietos que se pelearon públicamente por su herencia. Florián Rey había muerto alcohólico y arruinado en 1962 y fue a parar luego a una fosa común pero había cincelado una parte de la estrella española que completó como ninguna el siglo XX. La mayor labor correspondió a una mujer que, aún con sus controversias y desmesuras, supo alumbrar su propio mito.
Fuente: La Nación