El jingle de Voligoma aún se recuerda

Los secretos del jingle que está “pegado” a la memoria de los argentinos desde hace 30 años

La primera versión del tema es de 1989; la letra fue creada por la agencia Krauss, y la melodía por la dupla de Andrés Goldstein y Daniel Tarrab, de la productora Swing Music

Es el sueño cualquier publicitario. Es el deseo de todo compositor de jingles. La melodía se activa en tu cabeza espontáneamente, automáticamente, con solo una referencia al producto. El jingle clásico de Voligoma atraviesa décadas y generaciones con la eficacia de una canción pop.

La primera versión del tema es de 1989. Y se trata de una versión extendida, no muy conocida, del jingle. La canción que se popularizó después, y que se reversionó múltiples veces, es en realidad solo el estribillo de esta primera versión.

En esa publicidad se muestra a un grupo de chicos que juega en el aula, cada uno pegando cartulinas de colores, naranjas, rojas, verdes, y de diferentes tipos, más finas, más gruesas, corrugadas. Con Voligomas, claro. “Papeles chiquitos, papeles grandotes. Papel, Voligoma, papel. Papeles blanquitos, papel de colores. Papel, Voligoma, papel”, repite la canción, una y otra vez, remarcando la secuencia de la acción de los chicos, hasta quedar pegada en el cerebro del consumidor argentino.

La letra fue creada por la agencia Krauss, pero fue la dupla de Andrés Goldstein y Daniel Tarrab, de la productora Swing Music, la encargada de componer el jingle. “La letra estaba construida con una sonoridad y musicalidad imbatibles. Fue muy sencillo crear una melodía para ese texto. Solo había que descubrir las notas musicales escondidas. Y con un estilo musical propio de una travesura de chicos, se consiguió instalar esa canción a lo largo de estos años”, cuenta Goldstein a LA NACION.

Voligoma-papel Voligoma Papel (1989)

La clave del éxito, para Goldstein, está en la simplicidad de la pieza. “Es un mensaje claro y directo, con buena sonoridad en el texto, cantado por niños que le otorgan ternura y picardía, y una melodía clara y pregnante”, dice.

La dupla, que había inaugurado su agencia en 1985, solo cuatro años antes de la publicidad de Voligoma, estaba confiada con el trabajo. Recuerdan que la presentación ante el cliente fue también sencilla, como la canción, y hasta placentera. “Presentarle nuestro trabajo a la agencia fue muy gratificante. Recuerdo que hubo una aprobación inmediata. No hubo dudas de que funcionaría bien”, dice Goldstein sobre uno de sus primeros trabajos “de alta visibilidad”.

A partir de esa publicidad, la productora multiplicó sus clientes. Compuso también otro jingle de altísima circulación, para Clight (”Oe-ia-o”). Y además comenzó su incursión en la industria del cine. “Hemos trabajado en muchos estilos musicales diferentes, sobre todo en bandas de sonido”, dice Goldstein, que junto a Tarrab participó en la composición de 16 soundtracks para films. “El último para Impactados, film de Lucía Puenzo próximo a estrenarse, y cuatro series actualmente en el aire. Construimos una productora en la cual supervisamos el trabajo de un equipo de compositores y productores de diferentes estéticas musicales, y trabajamos para agencias como Draftline, GUT, MercadoMacan, The Juju, y para empresas como Mercado Libre, Quilmes, Not Co, Patagonia”, agrega.

“Podemos decir que Voligoma sumó para concretar un proyecto muy deseado por nosotros: construir una productora de música para hacer la mejor música posible”, sintetiza Goldstein.

Una fábrica de hits

La empresa productora de Voligoma, Akapol, no es un “one hit wonder”, como se llama a las bandas que logran un solo éxito comercial en sus carreras. Entre sus productos destacan otros que se convirtieron en genéricos, al igual que Voligoma. Por ejemplo, La Gotita, con su famoso cacique y su mantra -”Lo que la gotita pega, nada, nada, lo despega”-. Además, la empresa creó Poxipol, Fastix y El Pulpito, otros adhesivos instantáneos muy conocidos.

Akapol fue creada en 1960 por los hermanos Claus y Reiner Kühlcke, junto a su padre, Adolf Külhlcke, en el fondo de su casa en Villa Ballester. El primer producto que lanzaron fue Poxipol. Adaptaron tecnologías que hasta ese momento solo se usaban en la industria, y lanzaron un producto enfocado al mercado hogareño. Fue un éxito.

En 1964, la empresa comenzó a exportar a Uruguay, su primer destino internacional. Con los años, le siguieron los mercados de Paraguay, Bolivia, Chile y Brasil, Guatemala, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica, Polonia, Rumania, Rusia, Bulgaria y España, e Israel. En 2008, dado el crecimiento del negocio internacional, la empresa decidió trasladar el abastecimiento a los mercados fuera de la Argentina a la empresa Fenedur, situada en Uruguay. Desde esa planta es que se exporta, mientras que la planta de Villa Ballester abastece el mercado local.

El lanzamiento de Voligoma llegó en 1983. Su envase fue pensado para poder regular la dosificación del producto, asegurando un pegado prolijo entre papel y papel, ideal para el uso escolar. Hoy en día, Voligoma es el líder del segmento. La segunda marca es la famosa Plasticola, que fue adquirida por Akapol en 2022.

El producto no perdió vigencia, y el jingle tampoco. La canción fue repensada múltiples veces, adaptando sus arreglos a las tendencias del momento. Pero, además, la letra aparece en publicaciones de redes sociales, por ejemplo. Y hasta un anónimo subió los acordes del tema a la página Chordify, un sitio para aprender a tocar canciones en guitarra. Así, entre temas de Charly García, los Beatles y Spinetta, la base de datos también ofrece Papel, Voligoma, Papel.

Lucas Parera

Fuente: La Nación