La diferencia entre crecer y envejecer
Es una cuestión fundamentalmente actitudinal que comprende tanto a las personas como a los países
Por: Gustavo Ammaturo
En general, en nuestras relaciones, ya sean con nuestros padres, amigos, compañeros de trabajo, o incluso hijos, crecemos juntos, es decir, que el crecimiento no estaría asociado a cuestiones relacionales sino más bien a circunstancias referidas al progreso (NA)
¿Cuándo las personas pasan de crecer para comenzar a envejecer? En general, en nuestras relaciones, ya sean con nuestros padres, amigos, compañeros de trabajo, o incluso hijos, crecemos juntos, es decir, que el crecimiento no estaría asociado a cuestiones relacionales sino más bien a circunstancias referidas al progreso, desarrollo, y maduración personal. En cambio, envejecer se refiere a un proceso de deterioro o pérdida de habilidades y posibilidades que conlleva a limitaciones y otras dificultades.
Desde el punto de vista biológico, crecer se refiere al aumento de tamaño y complejidad de los organismos vivos, que se produce desde el nacimiento hasta la edad adulta. Envejecer se refiere a los cambios fisiológicos que ocurren con el paso del tiempo y que afectan al funcionamiento de los órganos y sistemas, provocando un mayor riesgo de enfermedades y muerte.
Sin embargo, el ritmo y la forma de crecer y envejecer no son iguales para todas las personas, sino que dependen de factores genéticos, ambientales y de estilo de vida. Además, el envejecimiento biológico no siempre coincide con el cronológico, es decir, con la edad que se tiene según el año de nacimiento.
Desde el punto de vista psicológico, crecer se relaciona con el desarrollo de las capacidades cognitivas, emocionales y sociales que permiten a las personas adaptarse a su entorno y alcanzar sus metas. Envejecer se relaciona con el declive de algunas funciones mentales, como la memoria, la atención o la velocidad de procesamiento, que pueden dificultar el desempeño de las actividades cotidianas.
Se puede seguir creciendo socialmente a cualquier edad, participando activamente en la comunidad, aportando conocimientos y experiencias
No obstante, el crecimiento y el envejecimiento psicológicos no son lineales ni deterministas, sino que dependen de la estimulación, la motivación y la actitud de cada persona.
Desde el punto de vista social, crecer se asocia con el cumplimiento de una serie de roles y expectativas que la sociedad establece para cada etapa de la vida, como estudiar, trabajar, formar una familia, etc. Envejecer se asocia con el abandono o la pérdida de esos roles y expectativas, como jubilarse, enviudar, etc.
Sin embargo, el crecimiento y el envejecimiento sociales no son fijos ni universales, sino que dependen de la cultura, la historia y la situación de cada persona. Así, se puede seguir creciendo socialmente a cualquier edad, participando activamente en la comunidad, aportando conocimientos y experiencias, generando vínculos afectivos.
El caso de los países
Al igual que con las personas sucede algo parecido con las naciones:
– Un país que crece es aquel en el que su PBI aumenta sostenidamente, sus ciudadanos pueden conseguir con el fruto de su dedicación, capacidad, trabajo y esfuerzo ascenso social. Es aquel en el que sus cuentas están ordenadas, su moneda es valiosa y se vuelve interesante y aspiracional invertir en él.
– Un país en el que los flujos migratorios son positivos, tanto en cantidad de personas como en las cualidades morales, profesionales y económicas de quienes se radican en él. Uno en el que la demanda de empleo aumenta y las condiciones laborales mejoran, fruto de la necesidad de recursos humanos.
– Un país que exporta valor agregado, es decir que ofrece al mundo productos en los que la intervención de sus habitantes ha incorporado cualidades y, de esta forma, generar ingresos por la mano de obra incluida.
– Un país en el que la investigación y el desarrollo forma parte sustancial en la generación de riqueza de sus profesionales y empresas.
– Un país cuyas instituciones son probas y confiables, que sirvan de inspiración y modelo para otros países, que sus normas y reglas sean previsibles y estables.
– Un país seguro, que ofrezca educación, salud y seguridad de calidad para todos los ciudadanos.
En cambio, si, por el contrario, el producto bruto interno se estanca o cae; si la distribución del ingreso y la riqueza se concentra en pocas manos; si el Estado resuelve a discreción de la política el reparto de los recursos, sin que ello esté relacionado con el desarrollo personal y nacional; si carece de moneda e incentivos para invertir en él a largo plazo.
Argentina es un país envejecido, cada vez más lejos de aquellos que crecen
Que abusa con impuestos y restricciones a sus profesionales calificados, que terminan yéndose hacia otros países que ofrecen mejores oportunidades. En el que sus ingresos son la quinta o décima parte de lo que pudieran obtener en otros países, incluso limítrofes.
Que solo representa una oportunidad para quienes buscan ser protegidos con subsidios o gozar de la renta que otros producen, terminará degradando su composición social, cultural y la capacidad de generación de recursos.
Una nación en la que sus instituciones se desprestigian, sus normas son impredecibles y de aplicación discrecional, cuyas salud, educación y seguridad empeoran de manera sostenida, sin crédito ni moneda, irremediablemente envejece.
Argentina es un país envejecido, cada vez más lejos de aquellos que crecen.
En conclusión, la diferencia entre crecer y envejecer es una cuestión fundamentalmente actitudinal.
Aún más que las personas, que, por cuestiones biológicas, tarde o temprano mueren, las naciones tienen la oportunidad de desarrollar buenos hábitos para sostener el crecimiento y distribución de riqueza.
Argentina debe cambiar esa actitud.
El autor es director en Fundación Iberoamericana de Telemedicina
Fuente: Infobae