¿Cuándo será normal que la gente viva 100 años?

La esperanza de vida dio un salto exponencial en el último siglo, pero se podría topar con una barrera biológica. ¿Qué tan cerca estamos de que no solo sea habitual superar los 100 años, sino de hacerlo con vitalidad? Expertos consultados por Infobae debatieron sobre si la longevidad subirá indefectiblemente o si hay un límite en la vida humana

Por: Maximiliano Fernández

El umbral de los 100 años todavía está algo lejos, pero podría acercarse en las próximas décadasEl umbral de los 100 años todavía está algo lejos, pero podría acercarse en las próximas décadas

Superar el umbral de los 100 años aún es un hito que genera asombro, en especial cuando es alguien cercano quien alcanzó esa meta simbólica. Aunque cada vez más personas llegan a esa edad, vivir un siglo o más parece algo extraordinario, reservado para unos pocos privilegiados que gozaron durante su vida de una salud prodigiosa y un cuidado extremo. Pero… ¿cuánto falta para que se trate de algo normal y no de apenas un puñado de casos aislados? En realidad, ¿será habitual en algún momento o la propia biología humana lo impedirá?

El aumento de la esperanza de vida parece imparable. En los últimos siglos subió frenéticamente. Los expertos coinciden en que el gran impulso vino gracias a la mayor supervivencia de los recién nacidos. En todas las sociedades que experimentaron una suba de la expectativa de vida, creen, se debe buscar la razón allí.

“Hace 200 años la esperanza de vida era de 40 años. Lo que sucedía es que morían muchos bebés de menos de un año y eso bajaba la esperanza de vida promedio al nacer. Los que sobrevivían al primer año vivían alrededor de 60 años. A veces se genera confusión y se afirma que la gente antes vivía poco. En realidad, los bebés tenían una mortalidad muy elevada”, explicó Nicolás Sacco, investigador asistente del Conicet y profesor visitante de la Universidad Torcuato Di Tella

Al principio de la transición demográfica, las mejoras en salud pública, en seguridad, el acceso a agua potable, hicieron que los bebés pasaran ese umbral crítico del primer año y elevó la esperanza de vida general. “Si bien hoy la esperanza de vida crece constantemente, a medida que pasa el tiempo las ganancias son menores. La mayoría de los demógrafos creen que hay un límite, que el avance de la medicina puede generar subas en la máxima edad, pero que hay un lugar donde la medicina no puede llegar. Aunque son menos, también hay quienes creen en una revolución medicinal que erradique las enfermedades que matan a los ancianos. Es un debate muy amplio y aún muy abierto”, planteó Sacco.

Todos los gráficos de esperanza de vida muestran una curva en “S”. En principio se mantiene en valores bajos, pero en el medio da un salto exponencial y cuando llega a un punto la subida se hace más lenta. El crecimiento a futuro se vuelve cada vez más difícil y tenue. Todavía ninguna proyección a largo plazo se atreve a ubicar la esperanza de vida promedio a nivel mundial por encima de los 100 años. En algunos países donde se preserva al máximo la longevidad, caso Japón, sí se cree más factible.

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“No existen proyecciones de este tipo en ninguna publicación científica seria. Algunos han especulado con que ya es posible en algunos países, o que la mitad de los bebés que nacen hoy vivirán hasta los 100 años, pero a nivel mundial nadie lo analiza seriamente. No sería una proyección científica si alguien la hiciera”, dijo Stuart Olshansky, profesor de la División de Epidemiología y Bioestadística de la Universidad de Illinois en Chicago, en diálogo con Infobae.

Olshansky es un estudioso de la esperanza de vida a largo plazo. Él no cree que el indicador aumentará indefinidamente. Incluso en algunos países del mundo, Estados Unidos entre ellos, la tendencia se revirtió o se desaceleró. “Dudo que vivir 100 años alguna vez se vuelva común a menos que encontremos una forma de retrasar el envejecimiento, e incluso entonces, la supervivencia hasta los 100 años no está garantizada ni es siquiera una hipótesis comprobable”, aseguró.

Los demógrafos creen que, así como el descenso abrupto de las tasas de la mortalidad en niños fue lo que impulsó la suba de la esperanza de vida durante el siglo XX, ahora se necesitaría otro logro: agregar décadas de vida a personas que ya vivieron 70 años o más. Eso podría generar otro salto exponencial.

Sucede que extender la vida de los adultos mayores es una tarea titánica, que requerirá avances científicos y médicos que provoquen cambios en la biología de la especie. Es mucho más fácil aumentar la supervivencia de bebés que sumar una cantidad significativa de años a una persona que tiene más de 70 u 80 años.

“La mortalidad de los menores se dirige a 0. Vamos hacia un mundo en el cual las muertes de los niños y jóvenes son solo accidentales y muy marginales. Eso vamos camino a tenerlo totalmente resuelto”, señaló Rafael Rofman, investigador principal de CIPPEC.

Las sociedades viven cada vez mejor y, por ende, viven cada vez más. Todo indica que es lo que va a seguir sucediendo, aunque el techo podría estar cada vez más cerca. “Parecería que convergemos hacia un techo que no sabemos dónde está, pero no es que la esperanza de vida crecerá infinitamente. Como no sabemos si ese límite existe o no, las proyecciones a mediano y largo plazo son débiles. Hay un debate que no está resuelto y que es muy difícil de resolver”, advirtió Rofman.

De un lado están quienes creen que no hay máximos de longevidad, que la ciencia empujará los límites una y otra vez con nuevos descubrimientos. Del otro bando, están quienes aseguran que el cuerpo humano se deteriora inexorablemente a cierta edad, que se puede curar una enfermedad pero que la muerte llegará por otra patología. De este lado de la biblioteca por ahora son mayoría.

¿Hasta qué edad puede vivir una persona?

Los límites -o no- de la vida es uno de los temas que divide a la ciencia. Uno de los estudios más grandes en la materia, publicado en Nature en 2021, sugiere que la esperanza de vida humana tiene un límite máximo entre los 120 y 150 años. Para llegar a esa conclusión, utilizaron modelos matemáticos y grandes bases de datos de análisis de sangre de más de 500.000 personas en Estados Unidos, el Reino Unido y Rusia.

Los investigadores analizaron biomarcadores de envejecimiento, como la proporción de glóbulos blancos y la variabilidad del tamaño de los glóbulos rojos, para medir la “edad biológica” y la capacidad de recuperación del cuerpo ante enfermedades o lesiones. Descubrieron que, después de los 120 años, el cuerpo humano pierde la denominada capacidad de resiliencia, lo que conduce inevitablemente a la muerte.

Peter Fedichev, coautor del estudio y fundador de Gero.ai, una empresa de biotecnología centrada en el uso de la inteligencia artificial para comprender y combatir el envejecimiento, explicó a Infobae: “La pérdida de resiliencia se debe a la física. Los humanos somos una especie longeva y, con el tiempo, muchos sistemas del cuerpo pueden fallar, lo que provoca daños moleculares, que van desde la metilación del ADN hasta las mutaciones, por nombrar algunos ejemplos. Individualmente, cada uno de estos daños moleculares es pequeño, pero a medida que se acumulan, su efecto combinado provoca una pérdida de resiliencia y una mayor probabilidad de enfermedades y muerte”.

Esta acumulación de daños, dice Fedichev, es de naturaleza entrópica. La entropía se refiere a la tendencia de los sistemas complejos a avanzar hacia el desorden con el tiempo. Es este “ruido” creciente el que erosiona en forma gradual la capacidad del cuerpo para mantener un funcionamiento óptimo, lo que conduce a una pérdida total de resiliencia a la edad de 110 a 120 años, según el experto.

Algunos estudios señalan que el límite de la longevidad se ubica en torno a los 120 añosAlgunos estudios señalan que el límite de la longevidad se ubica en torno a los 120 años

El estudio no es el primero en examinar los límites de la vida humana. Jan Vijg, genetista del Albert Einstein College of Medicine, dirigió una investigación en 2016 que analizó las tendencias en los datos de esperanza de vida para estimar que es poco probable que los humanos superen los 125 años.

“Nuestro estudio se basó en los datos que teníamos en ese momento, pero nada cambió realmente”, dijo Vijg ante la consulta de este medio. Hace apenas un mes murió la española María Branyas Morera, que era la persona más anciana del mundo, con 117 años, pero la persona más longeva de la que haya registro sigue siendo la francesa Jeanne Calment, quien falleció en 1996 cuando tenía 122 años y 164 días.

“La ganancia en supervivencia de los ancianos más viejos se estancó en los años ‘90. Todo esto es una evidencia clara de que la humanidad alcanzó el límite de longevidad. No podemos vivir más de alrededor de 115 años. Por supuesto, esto fluctúa y calculamos un margen de error. Si bien siempre puede haber casos atípicos, calculamos que la probabilidad de que alguien viva hasta los 125 años es muy, muy pequeña, pero no imposible, ya que cada vez más personas viven en muy buenas condiciones”, indicó el investigador.

La esperanza de vida es un promedio y, como tal, incluye todas las causas de muerte, como violencia, accidentes, enfermedades infecciosas, entre otras. En su artículo publicado en Nature, analizaron la edad máxima notificada al morir, es decir, la persona que vivió más tiempo que murió en cada año y concluyeron que la longevidad no es infinita.

一¿Por qué los humanos tendríamos un límite de vida?

一La respuesta corta es que no lo sabemos 一dijo Vijg一. El envejecimiento, es decir, la degeneración de células y tejidos parece universal. Lo vemos en prácticamente todas las especies. Es probable que existan algunos mecanismos muy básicos que impulsan el proceso de envejecimiento. Nosotros creemos que la causa última es el daño al ADN. Si bien tenemos la reparación del ADN para encargarnos de la mayoría de los daños, no es perfecto.

一¿Por qué la reparación no es suficiente para extender los límites de longevidad?

一La calidad de la reparación del ADN parece diferir entre especies y las especies de larga vida tienen una reparación generalmente mejor que las especies de vida corta. Tal vez la evolución seleccionó eso porque ¿por qué desperdiciar energía en células que tienen una vida finita de todos modos? Lo llamamos teoría del soma desechable. En teoría, la evolución podría seleccionar la reparación perfecta, pero sería energéticamente muy costoso y solo podría hacerlo cuando esté 100% seguro de que los animales de cierta especie no morirán por depredación o accidentes. De todos modos, eso se vuelve muy complicado. La respuesta corta es que a la evolución le interesa la renovación a través de la reproducción, no la inmortalidad.

El investigador argentino Rodolfo Goya, especialista en envejecimiento, comparte las razones del deterioro, pero tiene una mirada mucho más optimista respecto de la cantidad de años que puede vivir una persona. Asegura que el epigenoma, el conjunto de moléculas que se unen al ADN y que conducen procesos biológicos como el envejecimiento, se puede revertir.

“Tiene la capacidad de rejuvenecer. El premio Nobel japonés Shynia Yamanaka descubrió en 2006 que en el óvulo femenino existe un conjunto de al menos cuatro genes rejuvenecedores que si se trasplantan a una célula proveniente de un individuo senil, la rejuvenecen drásticamente en pocos días. Se sabe que estos genes actúan sobre el epigenoma”, afirmó.

一¿Existe la posibilidad de que en el futuro se generen terapias que extiendan la vida más allá del límite de los 120 años?

一Sí, desde hace relativamente pocos años existe esa posibilidad 一respondió Goya一. Hemos escuchado muchas veces que la meta última de la gerontología es encontrar terapias que permitan a la gente transitar por un envejecimiento exitoso. Siendo gerontólogo siempre me he preguntado cómo un proceso cuyo corolario inevitable es la muerte, puede ser llamado exitoso. Es como si un general aspirase al objetivo de alcanzar derrotas exitosas en el campo de batalla. Para mí el envejecimiento más exitoso es no envejecer o mejor aún, ser rejuvenecido. Sabemos que el rejuvenecimiento biológico es posible. Por ahora se ha logrado en células de individuos seniles, lo cual constituye el sueño de los alquimistas hecho realidad por la ciencia. Lo que no hemos logrado todavía es rejuvenecer un organismo completo como un perro, un gato o un hombre. Hoy hay muchos laboratorios tratando de lograrlo. Es una empresa difícil, pero ahora tenemos la certeza de que en un futuro, quizás no lejano, alcanzará su meta.

¿Buena calidad de vida más allá de los 100 años?

El avance en la ciencia del envejecimiento abre puertas a un futuro en el que vivir más de 100 años no solo sea posible, sino que venga acompañado de una buena calidad de vida. Según Fedichev, uno de los líderes en investigación sobre longevidad, la clave radica en reducir la acumulación de entropía en nuestros cuerpos. “La pérdida de resiliencia a medida que envejecemos conduce a una disminución de la calidad de vida, incluso en los casos excepcionales en que las personas se mantienen sanas a edades avanzadas”, explicó.

Para el experto, prolongar la vida saludable más allá de los 120 años será una posibilidad concreta. De hecho, está convencido de que seremos testigos de ese avance que ya se ve reflejado en otras especies, como la rata topo desnuda o ciertos murciélagos, que tienen una longevidad extrema y no parecen envejecer después de alcanzar la madurez. “Es probable que estas especies posean mecanismos para controlar el ruido biológico y mitigar los efectos dañinos del metabolismo. No hay motivos para creer que los humanos no podrían lograr lo mismo con las terapias adecuadas”, señaló.

De acuerdo a Goya, el objetivo debería ser pensar en un anciano no como una persona de extrema decrepitud, sino como un ser humano cuya edad biológica sea mucho menor que la cronológica. En su visión, la ciencia no debería apuntar a prolongar la vejez, sino a alcanzar una “juventud indefinida”, en la que una persona de 100 o 200 años luzca y se sienta como si tuviera 30 o 40 años. La meta no es simplemente añadir más años de vida, sino lograr que esos años se vivan con vitalidad y energía.

Por su parte, Vijg da una perspectiva más pragmática. Él reconoce los límites actuales de la ciencia y dice que siempre habrá una etapa en la vida de vulnerabilidad a enfermedades y de alto padecimiento. “Es imposible que una cohorte que nació el mismo día muera también en paz el mismo día 115 años después”, comentó.

Sin embargo, no descarta que, en un futuro lejano, se pueda “ganar la guerra contra el envejecimiento” y erradicar por completo la degeneración y las enfermedades. “¿Quién sabe? 一reflexiona一. Como siempre dice el gerontólogo Aubrey de Grey, en el siglo XIX volar como un pájaro se consideraba imposible. Y míranos ahora”.

Fuente: Infobae