Reeditan la biografía que Lanata no quiso leer

De la entrevista con Gorriarán Merlo al abrazo en su casamiento: Luis Majul reedita la biografía que Jorge Lanata no quiso leer

Tras muchas charlas, el periodista publicó, en 2012, “Lanata. Secretos, virtudes y pecados del periodista más amado y más odiado de la Argentina”. Eso, cuenta, los hizo amigos para siempre. Con prólogo y epílogo nuevos, el libro reaparece a un mes de la muerte del biografiado

Por: Patricia Kolesnicov

Luis Majul y la nuevaLuis Majul y la nueva edición de su libro sobre Jorge Lanata.

Ningún editor dejaría de tentarse: ¿publicar una biografía de Jorge Lanata sólo un mes después de la muerte del periodista, cuando todavía emociona su nombre y están frescas todas las despedidas? La idea era precisa pero la única manera era tener el texto ya escrito. Y así fue: en 2012 Luis Majul había publicadoLanata. Secretos, virtudes y pecados del periodista más amado y más odiado de la Argentina, en una colaboración entre su editorial, Margen Izquierdo, y Planeta. ¿Por qué no?

Y sí. Cuando supo la noticia de la muerte a Luis Majul la idea de reeditar aquel libro lo invadió. Habló con Nacho Iraola, que había sido su editor en aquel momento e Iraola lo alentó. Se puso a escribir un nuevo prólogo y acá está: en unos días el libro, que también tiene nuevo epílogo, llegará otra vez a las librerías.

Majul está entusiasmado y, aunque disimula, un poco asustado. “El tiempo es lo más valioso de todo”, dice apenas empieza la comunicación con Infobae. Tiene en sus manos la vida de un hombre al que el tiempo le quedó corto y lo sabe.

“Cuando Jorge murió -todos imaginamos que podía pasar de un momento a otro- me afectó muchísimo”, dice. “Ese día me empezaron a llamar un montón de personas que me vinculaban con Jorge, porque escribí su biografía no autorizada, porque le produje un programa –¿Por qué?, por Amédica- porque después de la biografia empecé a sentirme amigo. No de esas amistades que te llamás todos los días, pero…”Luis Majul y Jorge Lanata,Luis Majul y Jorge Lanata, jóvenes.

Luis Majul habla de cariño y habla de sus dudas. “Mi impulso natural fue pensar: ‘Van a decir que soy un oportunista’”, cuenta. Iraola le dijo que no, que era un homenaje. Y, a fin de cuentas, “todos sabemos cómo es la industria editorial, no me voy a hacer millonario”.

Dice que es el mejor libro que escribió. Y que lo es porque “Jorge, mientras trabajamos juntos, tuvo el coraje de contarme cosa que lo dejaban muy mal. Por ejemplo, sus intentos de suicidio, aunque él comprendió que yo, como periodista, no me iba a quedar con su versión”. Eso y algo más: “Me contó cómo lo llevaron encapuchado a una cita con Gorriarán Merlo, que fue el primer financista de Página 12″, dice Majul por teléfono.

Efectivamente, esa entrevista está en el capítulo cuatro del Lanata de Majul. Dice así:

Página/1

“Lanata se quitó la tela que le tapaba los ojos, sacudió un poco la cabeza y, al final, vio a “el hombre” en persona: allí estaba, de pie, frío y distante, nada más y nada menos que Enrique Haroldo “El Pelado” Gorriarán Merlo.

Sus antecedentes eran impresionantes. Metían miedo.

Gorriarán había fundado, junto con Roberto Santucho, el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y su brazo armado, el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) en 1970.

Se había fugado del penal de Rawson el 15 de agosto de 1972 y había sobrevivido a la denominada Masacre de Trelew.

Había huido de la Argentina después del fallido ataque de Monte Chingolo, antes del inicio de la dictadura de 1976.

Había mandado a matar, en Paraguay, el 17 de septiembre de 1980, al dictador nicaragüense Anastasio Somoza, después de un seguimiento de tres meses.

Había sido reclutado por el sandinismo para organizar su departamento de seguridad.

Y ahora Gorriarán, de 46 años, estaba allí, enfrente de él, parado, en la puerta de la enorme casa que había elegido para permanecer en la clandestinidad. ¿Cómo se debía comportar Lanata? ¿Qué lenguaje tenía que utilizar? ¿Era mejor hablar o escuchar? No era una circunstancia cualquiera. Ni se trataba de un apasionante reportaje previamente acordado. El motivo era otro. El director periodístico de Página había sido mandado a llamar por el Gran Sponsor. Para que se entienda mejor: el guerrillero capitalista que estaba poniendo el dinero necesario para la salida diaria del matutino progresista que ‘había llegado a este mundo para molestar’.”Luis Majul y Jorge Lanata.Luis Majul y Jorge Lanata.

“No lo voy a leer nunca”

Ahora, que ya está lista la edición, Majul cuenta que cuando murió Lanata lo llamaron a sus vacaciones para conducir un programa especial en LN+ pero no sabía si aceptar por miedo de quebrarse. “Me sentí bastante vulnerable”, dice. Y la editorial me decía: “Si hacemos una reedición tiene que ser ahora”.

En la charla con Infobae, Majul habla varias veces de una “biografía no autorizada”. ¿No autorizada aunque Lanata le contaba su vida? Sí, dice, porque sabía que él iba a contrastar las versiones.

Por eso, apenas salió el libro, en 2012, le guardó un ejemplar y se lo llevó. Hablaba de su carrera, de política, de sus adicciones, de la que creía que era su madre biológica -luego supo que era adoptado-, de sus mujeres. “No lo voy a leer nunca”, le dijo el periodista. Uf, qué incomodo eso. “Yo le dije: ‘Te vas a dejar llevar por lo que te cuentan y nos vamos a volver a pelear’. Y me dijo que no: ‘Nunca nos vamos a volver a pelear’”.

Ese libro, dice Majul, fue un éxito, pero tantos años después hay nuevas generaciones, que no lo leyeron.

-¿Cambiaste el texto, además de agregar prólogo y epílogo?

-Sólo cosas de forma.Luis Majul y Jorge LanataLuis Majul y Jorge Lanata

-Y ahora, que sale y que él no lo puede ver. ¿Estás asustado?

-Me movilizan un montón de cosas: somos de la misma generación. Me da un poco de tristeza que haya sido tan importante y que la locura de estos días tape muchas de las cosas que logró y que le hicieron tanto bien al país y a los medios. Me da tristeza que en Página 12 lo ninguneen. Y también todo lo que se armó alrededor de la familia, las peleas.

Aquí, algunos momentos del libro de Luis Majul:

Prologo (Fragmento)

Vi a Lanata por última vez en enero de 2023, cuando lo entrevisté como parte de un ciclo de charlas de verano que organizamos para El Observador 1079 en Punta del Este, Uruguay.

Hablaba más lento que de costumbre. Hacía pausas largas. Intermi- nables. Pero su capacidad de razonamiento seguía intacta. Y su honesti- dad intelectual también. Despojado de cualquier prejuicio, confesó, en ese momento, ese mediodía, frente al mar, que no podía terminar de “leer” al presidente Javier Milei. Que no acababa de entender hacia dónde quería ir. Tampoco se animaba a vaticinar si iba a ser para bien o para mal. Para bien o para mal, del país, en general. Para bien o para mal del periodismo, en particular.

Jorge venía de estar internado más de un mes, aunque sintió que habían sido como cinco. No había visto la luz, ni había tenido contacto con gente en el otro plano. Pero se atrevió a darnos un sano consejo:

Garchen todo lo que puedan. Quiéranse y no pierdan el tiempo

Página/2 (Fragmento)

Lanata escuchó por radio las confusas noticias y, alarmado, llamó a su secretaria Margarita Perata de inmediato:

Dicen que en La Tablada también murieron mujeres. ¿No te parece raro? No me imagino a las minas de los milicos tomando un cuartel.

Era muy raro. Y Margarita ya sabía por qué. Ella contaba con datos proporcionados por “amigos de toda la vida” a los que jamás mencionó. Ya estaba enterada de que no había sido un golpe de Aldo Rico, como en la Semana Santa de 1987, ni de Mohamed Seineldín, como en enero de 1988, en Monte Caseros. Acostumbrada al secretismo desde que empezó a militar, a los 17 años, solo le dijo a su jefe:

—Jorge, el quilombo es más serio de lo que pensamos. Te recomiendo que saques a Andrea fuera del país.

El diálogo telefónico entre Lanata y Perata tuvo lugar el martes 23 de enero de 1989, después del mediodía. En la ciudad de Buenos Aires, la sensación térmica era de 37 grados. Habían pasado apenas unas horas del asalto al Regimiento 3 de Infantería La Tablada, el más brutal y delirante ataque de la guerrilla a una unidad militar desde la transición democrá- tica iniciada en 1983.

Lanata estaba con su pareja, Andrea Rodríguez, en su departamento de la calle Cerviño. La periodista de Página transitaba los primeros meses del embarazo de su hija Bárbara.

No bien colgó, el director periodístico de Página entró en pánico.

La Argentina vivía una tremenda confusión. La experimentaban desde el presidente hasta el último de sus habitantes. Todos permanecían pegados a la radio y la televisión, en vivo y en directo, como si desde La Tablada se estuviera transmitiendo la final de un mundial de fútbol con el seleccionado nacional como finalista.

¿Qué se sabía, hasta ese momento?Enrique Gorriarán MerloEnrique Gorriarán Merlo

Solo que a las seis y media de la mañana, un camión de Coca-Cola había ingresado a la unidad militar con un grupo de aproximadamente cincuenta personas.

Para agregar un poco más de confusión, Raúl Alfonsín, a través de su vocero, había hecho llegar a los periodistas amigos su hipótesis de que se trataba de un nuevo levantamiento de Aldo Rico o Mohamed Seineldín. Pero el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Antonio Cafiero, tenía otra información: los responsables de Inteligencia de la policía le habían asegurado que todo parecía indicar que serían combatientes vinculados al ERP.

Durante las primeras veinticuatro horas no hubo datos oficiales y confiables.

Solo se afirmaba, sin demasiada precisión, que se trataba de “un grupo comando”. También se informaba que había decenas de muertos y heridos.

El mismo lunes a la noche, sin los datos confirmados, Lanata planteó a los lectores de Página dos hipótesis. Aparecieron con la edición del martes a la mañana. Una: que podían ser guerrilleros de izquierda. O dos: que sería “una provocación de algún aparato de Inteligencia que utilizó a sectores lúmpenes de la violencia política y a adolescentes encaminados hacia una matanza”.

El misterio y la confusión terminaron el mismo día martes, cuando toda la plana mayor de Página recibió la peor de todas las noticias.

Parecía una pesadilla de locura, pero era verdad: los agresores habían sido militantes del Movimiento Todos por la Patria (MTP) y entre los muertos y los detenidos había mujeres y adolescentes.

Los había liderado, a control remoto, nada menos que El Pelado, Gorriarán Merlo, quien por esas horas estaba lejos de la ciudad de Buenos Aires o quizá ya fuera del país.

La primera lista de abatidos y detenidos parecía comprometer a Página, aunque no fuera de manera directa.

(…)

Esto fue lo que me dijo Lanata cuando le pedí honestidad absoluta para recordar el 23 E:

—Fue un verdadero desastre desde todo punto de vista: algunos de los que cayeron eran nuestros amigos, habían puesto guita, había expresos del ERP que militaban ahí y laburaban con nosotros y encima había caído un cadete de la mesa de noticias que laburaba con Margarita.

¿Cómo íbamos a convencer al mundo, al gobierno, a los jueces y a los milicos de que nosotros no teníamos nada que ver?

<i>Epílogo: “El hombre de las mil vidas”</i>

Entre la publicación de la primera edición de su biografía no autorizada y su muerte, Lanata vivió otras mil vidas, si se lo compara con la existencia promedio de un mortal contemporáneo.

Estas son algunas de las escenas más importantes de su vida de película: (…)Jorge Lanata, premiado. (NA)Jorge Lanata, premiado. (NA)

En 2013, durante la entrega de los Martín Fierro, instaló el concepto de “grieta” para definir la profunda división de la sociedad argentina, que todavía perdura. Lo hizo así: “Hay como una división irreconciliable en la Argentina, lo que yo llamo ‘la grieta’, y creo que es lo peor que nos pasa. Todos somos la patria, nadie tiene el copyright de la patria, la Argentina no es de ningún partido. Ojalá que algún día podamos superar esta grieta porque dos medias argentinas no suman una Argentina entera”.

Ese mismo año fue internado debido a una grave infección. También fue operado dos veces. La primera, por una hernia inguinal; la otra, por complicaciones en la vesícula.

El 14 de abril de 2014 publicó el libro sobre la corrupción kirchnerista 10K: la década robada. Casi al mismo tiempo, fue intervenido para colocarle dos stents.

(…)

El 23 de abril de 2022, a los 61 años, Lanata se casó con Elba Marcovecchio. Las tarjetas de invitación al casamiento decían: “No habrá baile, ni carnaval carioca, ni proyección de videos emotivos”. “Hemos decidido que lo más oportuno es donar los regalos a quien los necesite y haga un buen uso de ellos: la fundación Margarita Barrientos”. “Recibirán en los próximos días los links de sus necesidades por WhatsApp. No sean ratas, piensen que no es para nosotros y quedarán muy mal si eligen el costo de un portarretratos. Gracias”.

Tuve el honor de ser uno de los ciento cuarenta invitados.

Ese día estaba pleno, muy espiritual, como si supiera que sería el último gran acontecimiento íntimo de su vida.

No me privé de abrazarlo, besarlo y decirle lo mucho que lo quería. Él me dijo que también me quería.

Jamás me olvidaré de ese momento.