Silvio Soldán a los 90 años

Silvio Soldán: el escándalo con Giselle Rímolo, la traición de Silvia Süller y sus 61 días en la cárcel

En Desencriptados, el reconocido conductor hizo un repaso de su trayectoria, sus múltiples relaciones amorosas y las estafas que sufrió a lo largo de su vida. “No tengo rencor ni odio por todo lo que pasó”, aseguró

Por: Darian Rulo Schijman

Silvio Soldán es un icónico locutor, presentador de televisión, actor y escritor argentino. Su carrera comenzó en la radio y luego dio el salto a la televisión, donde se convirtió en una de las figuras más representativas del medio. El programa Grandes Valores del Tango, que condujo durante varias décadas, lo consolidó como un referente del género, mientras que su rol en Feliz Domingo lo convirtió en una de las caras más queridas por el público juvenil. Además, a lo largo de su trayectoria, incursionó en la música, la poesía y el cine.

Soldán también protagonizó momentos mediáticos que trascendieron su carrera profesional. Su relación con la vedette Silvia Süller, con quien tuvo a su hijo Christian, generó años de polémicas y enfrentamientos televisados. Más tarde, su vínculo con Giselle Rímolo lo involucró en una causa judicial que lo llevó a estar detenido durante 61 días en 2004, aunque en 2008 fue sobreseído. A pesar de estos episodios, nunca perdió el reconocimiento del público y continuó trabajando en los medios.

En los últimos años, Silvio siguió ligado al mundo del espectáculo con programas como Aguante Tango Volver Pregunta, además de realizar participaciones especiales en ficciones televisivas. Su legado como presentador y su aporte a la difusión del tango y la cultura popular argentina lo consagraron como una figura emblemática. Su carisma y su voz inconfundible han marcado generaciones, manteniéndolo vigente a lo largo del tiempo.

Silvio Soldán: “Tengo una vidaSilvio Soldán: “Tengo una vida prolija, nunca tuve excesos y creo que por eso llego a los 90”. (Candela Teicheira)

Rulo: — ¿Cuántos años tenés?

Silvio: — ¡Tengo un montón de años! (risas). El 26 de marzo cumplo 90 años.

Rulo: — ¿Cómo se hace para llegar así a los 90?

Silvio: — No me cuido en nada, pero tengo una vida prolija. Ningún tipo de exceso, no probé ninguna droga en mi vida y estoy muy contento de no haberlo hecho. Creo que también por eso tengo la edad que tengo. No sé lo que es una borrachera, tengo una vida prolija. Tuve muchas travesuras, por supuesto. Además, mi gran debilidad son las mujeres. He tenido un montón de historias, algunas contables y otras no. Algunas con resultados terroríficos y otras con resultados óptimos. Pero una vida sin excesos.

Rulo: — ¿Actualmente estás de novio? ¿Estás enamorado?

Silvio: — Estoy enamorado del amor, nunca dejé de estar en pareja en mi vida. Terminaba una relación y empezaba la otra. Ahora con esta chica hace bastante tiempo que estamos en una relación muy linda. Ella en su casa y yo en la mía, tal vez por eso dura tanto la cosa. Hace un montón de años que estamos. Era una fan mía que me perseguía, me perseguía amorosamente (risas). Un día coincidimos y desde entonces no nos separamos. Estamos muy contentos y nos llevamos maravillosamente bien y somos muy felices. Ella es una chiquilina de 58 años.

Rulo: — Vos además sos padre. Tenés un hijo con Silvia…

Silvio: — Sí, claro. Christian, qué es lo mejor que me pasó en la vida.

Rulo: — ¿Y no tuviste nunca más relación con ella?

Silvio: — No, nunca más. No hay odio, no hay rencor, nada. Yo quiero que le vaya bien a Silvia, pero es un vínculo muy roto. En mi libro, que está próximo a salir, voy a contar algunas cosas sin resentimiento porque hay gente que tiene una historia completamente equivocada. Yo no odio a nadie, para mí la palabra odio no existe.

Rulo: — ¿El tiempo lo cura todo?

Silvio: — Sí, supongo que sí. Además tengo una rara habilidad: olvido aquello que me hizo daño. Yo pasé por el “country de Villa Devoto”. Espantoso.

Rulo: — ¿Cuánto tiempo estuviste?

Silvio: —61 días en una cárcel, no en una comisaría. No recuerdo nada de eso. Me acuerdo de alguna historia, pero lo que me duele lo olvido.

Rulo: — ¿Te trataron bien? ¿Te respetaron como la figura de la televisión que sos?

Silvio: — Sí, adentro sí. Pero afuera el periodismo me daba con un caño…

Rulo: — Estuviste preso por el caso de Giselle Rímolo, que paró al país. Fue uno de los más emblemáticos y la prensa siguió cada detalle.

Silvio: — Fue terrible y lo mío era cadena nacional (risas). Todo el día, en todos lados se hablaba de mí, permanentemente. Creo que no hubo ningún caso que haya tenido tanta repercusión. Fue muy doloroso, pero todo se oliva. El pasado no se borra, pero de todo se aprende. Es parte de mi vida.“Me estafaron muchas veces: amigos,“Me estafaron muchas veces: amigos, desconocidos, abogados y ex parejas”, confesó el histórico conductor. (Candela Teicheira)

Rulo: — ¿Tenías detractores en ese momento? Hoy se dicen haters.

Silvio: — Jamás. Ni en el primer día. Cuando salgo del “country” con mi abogado, Miguel Ángel Pierri, le digo: “Vamos a ver a Nito Artaza” que estaba en la calle Corrientes. La sala estaba prácticamente sin luces porque iba a empezar el espectáculo, había dos ubicaciones en la penúltima fila y ahí nos ubicaron a Pierri y a mí. De repente, Nito entre bambalinas, hacía chistes, saludaba y me menciona. Se prendieron las luces y toda la gente me aplaudió. Yo tenía pánico, pensé que me iban a silbar y que podía pasar cualquier cosa. Le digo a Miguel: “Che, estoy zafando”. Salimos de ahí muy contentos y vamos a la vuelta a un restaurante. En la esquina estaba comiendo una actriz muy importante que largó todo, se vino corriendo y me abrazó. Después, paró un auto en plena calle Suipacha, baja un tipo y me dice: “Soy abogado”. Yo le digo: “Tengo abogado, está acá conmigo”. “No, yo no quiero ofrecerle mis servicios. Simplemente te quiero dar un abrazo. Estoy tan contento de que hayas salido”, me dijo y me sorprendió. Cuando entro al restaurante, estaba totalmente colmado y la gente me decía: “Hola Silvio, hola Silvio” por todos lados. Esa fue mi primera experiencia, el día que salí del country.

Rulo: — Se ponían contentos de verte.

Silvio: — Sí. Al otro día fui a ver a Jorge Guinzburg, que estaba en otra sala de la calle Corrientes. Él hacía un personaje de policía, era un tipo muy rápido mentalmente, un genio. Vestido de policía, empezó a cargarme y la gente me ovacionaba. Le dije: “¡Pierri, esto va muy bien!”. Yo tenía pánico de salir a la calle. Hay mucha gente que no me quiere, pero nadie me hizo notar nada. Hay gente que piensa que todo lo que pasó fue culpa mía, pero no me hicieron reproches.

Rulo: — Todo esto empezó cuando Giselle decía que era médica y no lo era…

Silvio: — A mí nunca me dijo que era médica. Ella decía que era doctora en psicología, no médica.

Rulo: — A vos de lo que se te acusaba era que en la radio hacías el chivo.

Silvio: — Yo la sacaba por radio a ella y le decía “La doctorcita” porque ella me dijo que era doctora en psicología.

Rulo: — ¿Cómo te fue económicamente en todos estos años en los medios?

Silvio: — Me estafaron muchas veces. Yo soy muy ingenuo, creo mucho en la gente. No creo que nadie sea malo, pero voy aprendiendo cosas con el tiempo. Me estafaron amigos, desconocidos, abogados, presuntos abogados, me estafaron escribanos y ex parejas también.“El pasado no se borra,“El pasado no se borra, pero de todo se aprende”, expresó Silvio. (Candela Teicheira)

Rulo: — Lo de Gisele también en parte fue una estafa porque ella mintió mucho.

Silvio: — Totalmente. Pero vos sabés que a mí no me manda al “country” ella, a mí me manda Silvia Süller.

Rulo: — ¿Por qué?

Silvio: — Porque Silvia empezó a hacer la historia de que yo era el dueño de la clínica, de que yo era esto o aquello. Entonces, los abogados de los presuntos damnificados, le decían a sus clientes: “Ustedes digan que estaba Silvio”. Un poco más y decían que yo curaba, no sé, que aplicaba cosas. Eso lo hizo todo Silvia y así me mandaron adentro a mí.

Rulo: — Es algo inentendible que te haya querido hacer tanto daño.

Silvio: — Ella a lo mejor lo hizo como una diversión, como se divierte mucho con todo, se divirtió con eso. Yo no puedo olvidarme de eso, a pesar de que no tengo rencor ni odio. Cuando a mí me llevan, Silvia va al programa de Mauro Viale yse larga a llorar. Mauro le dice: “Silvia, ¿estás llorando porque lo metieron preso a Silvio?”. “No, estoy llorando de alegría”, le contestó. Quedó grabado.

Rulo: — ¿Cuánta plata perdiste?

Silvio: — Muchísimo dinero.

Rulo: — Por sí o por no. ¿Le tenés pánico a la muerte?

Silvio: — Sí. No me gusta morirme. Es muy feo morirse. Es tan linda la vida, la quiero tanto y estoy tan aferrado… Aunque sé que no me falta mucho, en cualquier momento me llama San Pedro y tengo que ir. Pero no, no me gusta. Hay gente que dice: “A mí no me preocupa morirme”. A mí no me gustaría morirme, me parece algo muy feo, pero la inmortalidad no existe así que…

Rulo: — Por ahora no existe…

Silvio: — No lo tengo como un pensamiento permanente, pero no me gusta. Estoy tan feliz viviendo que para qué me voy a ir.