Aire contaminado, Parkinson y Alzheimer
Cómo afecta al cerebro el aire contaminado que produce el tránsito. Tiene incidencia sobre la primera infancia y en la edad adulta. Qué dice la ciencia sobre sus efectos y cómo pueden mitigarse.
Los vecinos de carreteras altamente transitadas, están más predispuestos a desarrollar Parkinson y Alzheimer en la edad adulta.
El tránsito de las grandes ciudades es un tema de estudio permanente para aquellos que investigan cuáles son sus reales efectos sobre la calidad de vida de quienes lo padecen a diario. Ya sea por formar parte de la marea de vehículos que circulan en calles, avenidas y autopistas urbanas o, en su máxima expresión, porque sus hogares lindan con algún punto neurálgico de la metrópolis.
Además de su incidencia visual y su presencia sonora, la contaminación vehicular tiene consecuencias sobre el aire que respiramos, y es en ese punto en el que se basaron recientes investigaciones del Centro Médico del Hospital de Niños de Cincinnati, Estados Unidos, por un lado, y de la Universidad de Columbia Británica de Canádá, por el otro. La principal coincidencia de ambos estudios reside en los efectos nocivos que provocaría esta polución en la salud cerebral. En tanto, lo que difiere entre ambos es el target etario al que analizaron.
El informe de Cincinnati que se publicó en la revista académica PLOS One, encontró que los niños con niveles más altos de exposición al nacer, a la contaminación del aire relacionada con el tráfico, tuvieron reducciones en el volumen de materia gris y el grosor cortical a los 12 años de edad, en comparación con los que se expusieron a niveles más bajos.
«Los resultados de este estudio, aunque son exploratorios, sugieren que el lugar donde vives y el aire que respiras puede afectar a la forma en que se desarrolla tu cerebro«, menciona el investigador del Hospital pediátrico y autor del estudio, Travis Beckwith. A su vez, el médico puntualiza que «aunque el porcentaje de pérdida es mucho menor de lo que podría verse en un estado de enfermedad degenerativa, puede ser suficiente para influir en el desarrollo de varios procesos físicos y mentales».
Los niños expuestos a la contaminación del tráfico desde bebés, tienen menos desarrollo cerebra, según un nuevo estudio.
La materia gris incluye regiones del cerebro involucradas en el control motor y en la percepción sensorial, como ver y oír. El grosor cortical refleja la profundidad exterior de esta materia. El estudio encontró que las regiones específicas en los lóbulos frontal y parietal y el cerebelo se vieron afectadas con disminuciones del orden del 3% al 4%.
«Si la exposición temprana a la contaminación del tráfico daña irreversiblemente el desarrollo del cerebro, las consecuencias estructurales podrían persistir independientemente del punto de tiempo para un examen posterior», refiere Beckwith.
Este reciente hallazgo se apoyó en estudios previos sobre la contaminación del tráfico, que sugieren que éste contribuye a enfermedades neurodegenerativas y trastornos del desarrollo neurológico. Para el nuevo estudio, además, cambia la estructura del cerebro temprano en la vida.
Vivir cerca de avenidas y autopistas resulta nocivo para la salud, a cualquier edad.
Por su parte, la Universidad de Columbia Británica (Canadá) orientó su estudio hacia la población adulta, refiriendo que vivir cerca de avenidas principales o autopistas está relacionado con una mayor incidencia de demencia y enfermedad de Parkinson. Es lo que sugieren en la investigación publicada hace días en la revista Environmental Health, determinando como la media de distancia «peligrosa» los 50 metros para una calle principal, y los 150 para una autovía.
Esto lo atribuyen a una mayor exposición a la contaminación del aire, ya que también determinaron que habitar cerca de espacios verdes, como parques o plazas, tiene efectos protectores contra el desarrollo de estos trastornos neurológicos. «Por primera vez, confirmamos un vínculo entre la contaminación del aire y la proximidad del tráfico con un mayor riesgo de demencia y Parkinson«, mencionó el autor del estudio, Weiran Yuchi, en el que se analizaron los datos de 678 mil adultos.
De ese total, y tras un período de seguimiento, se identificaron 13.170 casos de demencia, 4.201 casos de Parkinson, 1.277 de Alzheimer y 658 de esclerosis múltiple. En cambio, cuando los investigadores tomaron en cuenta los espacios verdes, encontraron que el efecto de la contaminación del aire sobre los trastornos neurológicos estaba mitigado. En efecto, sugieren que este impacto protector podría deberse a varios factores.
En»Las personas que están expuestas a un nivel más alto de espacios verdes, son más propensas a ser físicamente activas y también podrían tener más interacciones sociales. Incluso podría haber beneficios solo teniendo en cuenta los aspectos visuales de la vegetación», explica otro de los autores del estudio, Michael Brauer.
En Argentina, el Alzheimer afecta a medio millón de personas.
En Argentina, el Parkinson afecta al 1,5% de los adultos mayores de 65 años, mientras que el Alzheimer alcanza a uno de cada 8 mayores de esa edad.
Fuente: Clarín