Refranes: «Leña del árbol caído»
Ese árbol caído que somos cuando atravesamos una mala situación o hemos caído en desgracia por algo, esa leña en que nos convierten quienes se aprovechan de nosotros con su hacha… Quizá fue otro hacha la que nos hizo caer, o un vendaval, tal vez nos salvemos del fuego y seamos una mesa, o nos esculpan…
Del árbol caído, todos hacen leña
Sabemos que cuando una persona tiene un problema, pierde su fuerza, su autoridad o su poder, se vuelve frágil; y sabemos también que, en esas circunstancias, el resto de las personas que se encontraban por debajo de ella, intentan aprovecharse de esa oportunidad, acrecentando el problema y causando un perjuicio aún mayor…
¡Sí, sí, funcionamos así!… ¡Árbol caído de verdad eh, arrancado de su raíz! Porque no consideramos “árbol caído” al plomazo de una reunión que, apenas se va, todos los que quedan se unen para criticarlo, tampoco estos son hachas, sólo lenguas que hacen catarsis…
La escritora mexicana Dora Pancardo, “cansada de ser el árbol caído del que todos hacen leña”, un día se levantó, abrió los ojos más grandes que otras veces y visualizó, como nunca, que eso que pasaba frente a ella todos los días era su propia vida…
Rememoró la frase de un poster en su cuarto de adolescente: “Sé el pintor de tu propia vida. ¡No le entregues el pincel a nadie!”… ¡Y se puso a estudiar!…
Es mucho más sencillo sacar leña de un árbol que se cayó, que de uno que está en pie. Dora pasó bastante tiempo caída, pero se incorporó a tiempo. Hoy ella es coach transformacional de vida y de negocios, así dice su título. Encontró una profesión que la apasiona y por la que gana muy bien (¿lo segundo iría primero?). Su frase “Crea la vida y el negocio de tus sueños”, ahora es poster digital que a otros deslumbra…
Bueeeno, con todos los reparos que podemos poner en que Dora diga “coach” en lugar de entrenadora, que mezcle sueños con negocios, que lo suyo huela demasiado al “Tú puedes” evangelizador de los yanquis, convengamos en que esta mujer supo zafar del hacha rompedora…
Quien no zafó del hacha mortal fue quien inspiró este refrán: ¡Jesucristo!… Sin embargo, dos milenios y picos después, Él cada día resucita mejor…
Fuente: Télam