Los Nazis y «la solución final»
El horror: cómo fue la reunión nazi que planificó la “Solución Final al problema judío”. La película alemana “La conferencia” reconstruye con siniestra sobriedad el día en que se planificó el Holocausto. De visita en Buenos Aires, su director Matti Geschonneck define el momento que llevó al cine: “parece una reunión normal, pero debaten un asesinato en masa”.
Por: Diego Rojas
Cuando Eichmann fue trasladado de Buenos Aires a Jerusalén mediante una operación comando con el fin de sentarlo ante la justicia, acusado por los crímenes contra la humanidad cometidos por el régimen nazi, una joven Hanna Arendt presenciaba el juicio como corresponsal de la revista The New Yorker. Aún cuando todo tribunal es una puesta en escena en el que cada protagonista juega un rol (como sucede en tantas otras instituciones sociales), Arendt percibió que el máximo responsable de la implementación de la “Solución Final al problema judío” (el genocidio planificado para aniquilar a millones de hombres, mujeres y niños en campos de exterminio) era impulsado a su tarea, más que por un antisemitismo vital, por ascender en su carrera militar y complacer a sus superiores. Arendt escribiría en su libro Eichmann en Jerusalén las siguientes palabras: “Fue como si en aquellos últimos minutos resumiera la lección que su larga carrera de maldad nos ha enseñado, la lección de la terrible banalidad del mal, ante la que las palabras y el pensamiento se sienten impotentes”.
El párrafo precedente viene a cuento del film alemán La conferencia, dirigido por Matti Geschonneck, que se estrena este jueves 15 de septiembre en cines de Buenos Aires y el área metropolitana. En una hermosa mansión frente al lago Wannsee, en las afueras de Berlín, el 20 de enero de 1942 se realizó una conferencia convocada por Reinhard Heydrich, un jerarca nazi cercano al führer Adolf Hitler y, en tal momento, responsable de la ocupación nazi en territorio checo; acompañado por Adolf Eichmann, su principal colaborador logístico de alguna manera. A la reunión está invitada la crema y la nata de la dirección del Tercer Reich (salvo Hitler) pero que incluye a los militares destacados en la ocupación militar nazi europea junto a los civiles ministros de las más diversas áreas de gobierno, la mayoría doctores universitarios. Y una secretaria de actas, para tomar notas. ¿El asunto de la conferencia? Informar la forma que tendría la Solución Final. ¿Qué resultados tendría? La eliminación física de once millones de judíos. En los intervalos, se serviría café, tentempiés, algunos delicatessen, alguna bebida espirituosa, con moderación.Matti Geschonneck vino a Buenos Aires para presentar «La Conferencia» en el Festival de Cine Aleman de Buenos Aires. Este jueves 15 de septiembre la película se estrena en cadenas de cines (Foto: Adrian Escandar)
La reunión ocurrió realmente, realmente se planificó la forma instrumental, eficaz y menos onerosa del genocidio, entre mozos sirviendo café y quizás algún intercambio entre puntos de vista diferentes, golpes contra la mesa festejando las distintas intervenciones y un clima general que excluía cualquier cuestionamiento de la barbarie antisemita. Que los judíos debían perecer, aún si ello implicaba la matanza de once millones de hombres, mujeres y niños, era un sobreentendido. Las discrepancias, si existían, podían ser de modo. Quedan unas actas halladas en 1947 que corroboran la siniestra reunión. Matti Geschonneck la llevó a la pantalla grande con un método y rigor sobrios que, de esa manera, incrementan el tamaño dramático e histórico de una reunión nefasta. Infobae Cultura conversó con el director alemán de visita en Buenos Aires.
—¿Cuál fue su acercamiento a los archivos de esa reunión?
—Me acerqué al proyecto invitado por la productora. Estuve un año y medio dando vueltas al asunto y a fines de 2018 lo rechacé: no estaba seguro de poder llevar a la pantalla este material. Me planteé que haría el proyecto con dos condiciones: que realizaría la película siguiendo las indicaciones reales de la invitación a la reunión, que era una charla con desayuno. Es decir, no quería usar los aditamentos de cámaras de gas, fusilamientos, campos de exterminio. La idea del registro del film es que fuera como una reunión de una junta directiva de hoy en día, de un banco, en una empresa, y así. Y yo me imaginaba así la reunión ya que eran personas muy formadas: de los quince presentes, ocho tenían doctorados. Seguramente había un trato cordial entre ellos. Era la élite imperial de Prusia, de Alemania, los mandos del nazismo. Cuando a Eichmann le preguntan en el juicio en Jerusalén por la reunión, dice que fue muy agradable, muy educada y que al finalizar habían tomado cognac. El problema no era matar once millones de judíos, sino cómo hacerlo.«La conferencia» es una película alemana que reconstruye la reunión del 20 de enero de 1942, en donde se decidió la «Solución Final»
—¿Los protocolos de la conferencia son conocidos en Alemania?
—Hay un acta que se puede consultar por internet. En el marco de la investigación accedí a las actas. Lo curioso es que lo que se rescató no son las transcripciones de los diálogos, sino un acta final con las resoluciones de la reunión. Por eso son materiales ficticios en el guión, pero también usamos grabaciones posteriores halladas sobre este tema e incluso una grabación de Himmler hablando sobre este tema, o los diarios de Goebbels. Con esta base, armamos la reunión. Y por supuesto convocamos a historiadores como colaboradores para que nos asesoraran a la hora del guión.
—Y no pierde un aspecto siniestro.
—Lo siniestro está no sólo en lo que se dice, sino en cómo se dice. En recrear esta atmósfera fría de la conferencia.
—Hay tensión subyacente y una aparente. La aparente está en que para los organizadores se debe aprobar la Solución Final y que no molesten los asistentes, si alguno molestara, y se apruebe por unanimidad; y la subyacente es que en la cabeza del espectador que la discusión sea Auschwitz es muy grande para soportar.
—Claro, parece una reunión normal, pero debaten un asesinato en masa, industrial.Matti Geschonneck: «La mayoría sabía qué estaba pasando. Pero no se decía nada, por estar de acuerdo, por miedo, por oportunismo» (Foto: Adrian Escandar)
—Y todos parecen estar de acuerdo…
—Cuestionamientos morales no había ninguno. El único con un cuestionamiento no es sobre el destino de las víctimas sino cómo afectaría psíquicamente a los soldados, a los victimarios. O hay económicos. Había un fanático, Otto Hoffman, cuyo departamento era de Raza y Asentamiento.
—En cierto momento se observaba en las generaciones jóvenes posteriores al Tercer Reich un sentimiento de enojo y vergüenza combinados por lo que había sucedido con sus padres, que sabían o participaban.
—Yo también creo que la mayoría sabía qué estaba pasando. Pero no se decía nada, por estar de acuerdo, por miedo, por oportunismo. También hubo resistencia. A los comunistas también se los arrestaba. Mi padre era comunista y fue arrestado en 1939 y pasó por tres campos de concentración hasta 1945 y sobrevivió. Eso también ocurrió.Matti Geschonneck: «Lo siniestro está no sólo en lo que se dice, sino en cómo se dice. En recrear esta atmósfera fría de la conferencia», dice sobre los objetivos de la película «La Conferencia» (Foto: Adrian Escandar)
—¿Y hoy?
—Hay quienes quieren hacer borrón y cuenta nueva y no hablar más del tema. “Eran otros tiempos”, punto. Al hacer la película yo quise decir: “Ese era el presente”. Y además: “Esos éramos nosotros.
Fuente: Télam