Amamos el mate
El Día Nacional del Mate se celebra en el país el 30 de noviembre desde 2014 para recordar al Comandante Andresito y para promover el reconocimiento de una de las costumbres nacionales más arraigadas. Acerca de su significado para los argentinos opinó para Télam Alejandra Lapietra, Lic. en Comunicación Social (UBA), divulgadora especializada en yerba.
POR: ALEJANDRA LAPIETRA
El 30 de noviembre celebramos en Argentina el Día Nacional del Mate, en homenaje al nacimiento del caudillo guaraní Andrés Guaçurarí, quien fuera el único gobernador en la historia argentina de origen indígena y gran promotor de la yerba mate.
Popularmente conocido como Andresito, defendió las fronteras del asedio de las tropas portuguesas. Consideraba además a la yerba mate como un elemento central del aparato productivo y buscó centralizar su cultivo y comercialización en manos de los guaraníes convirtiéndolo en el caudillo de la región yerbatera.
Celebremos el mate que nos hace tanto bien y disfrutamos como parte de nuestra identidad, mientras te cuento algunos hitos en la historia de esta maravillosa infusión que tal vez no conocías.
Cinco hitos en la historia de la yerba mate en la Argentina:
La yerba mate en nuestro país, desde la época precolombina hasta el siglo XX ha pasado por distintos momentos que vale la pena conocer.
Los guaraníes fueron quienes iniciaron el consumo de yerba mate, recolectando las hojas de las plantas nativas en la selva paranaense. La planta de yerba mate para esta civilización era sagrada, un regalo de los dioses.
Los españoles llegados a la región se hicieron adeptos a la infusión. Pero su consumo desmedido alteraba el humor de los europeos generando conflictos, resultando en la prohibición de su consumo en el año 1616, por considerarla un «vicio abominable» que hacía a los hombres holgazanes.
Al arribar los jesuitas, constataron que la infusión era fuente de muchos beneficios, e iniciaron los primeros cultivos controlados de yerba mate. Había una gran demanda para su consumo y sólo las misiones tenían plantaciones domesticadas, lo que les confirió un gran poder económico.
Con la expulsión de los jesuitas por el año 1767, los yerbales en manos de los españoles, fueron perdiendo productividad y su restablecimiento se hizo muy difícil ya que desconocían los métodos de producción que habían desarrollado los jesuitas.
Recién un siglo más tarde, en 1895 Carlos Tays, reconocido paisajista franco-argentino, desarrolló un método para hacer germinar las semillas de la planta de yerba mate, posibilitando el inicio de la producción industrial y su consumo a gran escala en todo el país.
Fue a partir de este descubrimiento que, iniciado el Siglo XX, el gobierno de la época puso en marcha un programa estatal para iniciar en la provincia de Misiones la industria yerbatera.
Será por la incondicionalidad que los argentinos sentimos en nuestra relación con el mate que pocas veces nos hacemos preguntas sobre él. Disfrutamos de esta infusión en familia, con amigos o en soledad. Nos acompaña durante todo el año, durante todo el día y sentimos que algo nos falta si no tomamos unos mates que nos recargue de energía.
Conocer más acerca de nuestra infusión nacional invita a valorarla y disfrutarla en todos sus aspectos.
Fuente: Télam