El día que fue elegido
20 fotos del día en que Bergoglio fue elegido Papa: la vigilia en la plaza de San Pedro y el cónclave que lo consagró
El 13 de marzo de 2013 a las 19:04 la chimenea de la Capilla Sixtina soltó un humo blanco: el signo que revelaba la elección de un nuevo Sumo Pontífice, tras la renuncia del papa Benedicto XV un mes antes. Una secuencia de imágenes de la espera en el Vaticano antes de que el arzobispo de Buenos Aires se convirtiera en Francisco
La mañana del 11 de febrero de 2013, el papa Benedicto XV hizo lo que nadie había hecho desde 1415: renunciar al papado. El alemán Joseph Ratzinger estaba salpicado por numerosos escándalos, principalmente los «Vatileaks», documentos confidenciales filtrados por el mayordomo del pontífice, Paolo Gabriele, que exponían las miserias de poder en el Vaticano (Dan Kitwood/Getty Images)Su dimisión fue inesperada. La explicación oficial fueron sus 86 años y un desgaste de sus capacidades físicas y cognitivas. «Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino», expresó (Spencer Platt/Getty Images)Su pontificado, que duró ocho años, se cortó abruptamente en uno de los secretos mejor guardados de la Santa Sede. Los 115 cardenales electores debían elegir a un nuevo Papa en apenas treinta días. Como en transiciones anteriores, en las que las muertes definían los cambios de pontífices, no hubo tiempo para presiones o ejercicios de lobby (Dan Kitwood/Getty Images)Hubo seis votaciones en la Capilla Sixtina y dos días de cónclaves. En el sufragio de 2005, Joseph Ratzinger había cosechado 90 votos y su seguidor, Jorge Bergoglio, apenas 25. Las primeras elecciones encumbraron al arzobispo de Milán, Ángelo Scola, como el principal candidato. Un dicho en el Vaticano dice «el que entra al Cónclave como Papa, sale como cardenal» (Dan Kitwood/Getty Images)La elección estaba gobernada por la incertidumbre. Muchos cardenales creían que las opciones más sólidas para reemplazar a Benedicto XV ofrecía un liderazgo realmente inspirador que encarnara una nueva visión y aplicara una energía renovada a la Iglesia. Se pensaba en un cambio radical de conducción: un Papa menos «gerente» y más cercano (Spencer Platt/Getty Images)Así fue: en las primeras votaciones, Scola superó a Bergoglio. En las siguientes, la posición de los candidatos cambió. Scola era el elegido por Ratzinger para continuar su papado teológico, de corte intelectual y conservador. Había otros dos candidatos: el brasileño Odilo Scherer y el canadiense Marc Ouellet. Bergoglio era una carta que representaba lo opuesto (Alessandra Benedetti/Corbis via Getty Images)«Su nombre surgió porque muchos de los cardenales buscaban un cambio radical y se dieron cuenta de que los tres nombres que en principio se barajaban como favoritos nunca lo llevarían a cabo», contó el irlandés Gerard O’Connell, autor del libro «La elección del papa Francisco: un relato íntimo del cónclave que cambió la Historia», en diálogo con la BBC (Christopher Furlong/Getty Images)El periodista relató que los cardenales sabían que Bergoglio era «un hombre profundamente espiritual, no ambicioso, que vivía de forma muy simple y sencilla, que profesaba un enorme amor hacia los pobres y que visitaba de manera regular los barrios pobres de Buenos Aires» (Jeff J Mitchell/Getty Images)Algunos de los cardenales electores que no sabían a quién votar interpretaron la intromisión del nombre del por entonces arzobispo de Buenos Aires como una señal divina. En la siguiente votación, Bergoglio tomó un liderazgo que se mantuvo hasta la elección definitiva del nuevo Papa (Franco Origlia/Getty Images)«Él nunca pensó que sería elegido Papa, había comprado el billete de avión para regresar a Buenos Aires, había preparado la homilía para la misa de Jueves Santo, así que estaba tranquilo. Sólo se dio cuenta de que podía convertirse en Papa después de la tercera votación», explicó Gerard O’Connell (Alessandra Benedetti/Corbis via Getty Images)En las congregaciones generales, instancias informales y previas a los cónclaves, Bergoglio mostró pasta de Papa: dio un discurso de tres minutos que resultó inspirador y lo proyectó en las candidaturas. Habló de «purificar» la Iglesia y mostró un costado alejado de la vanidad haciendo gala de su mesura y sencillez. 68 cardenales ya habían participado de la elección de 2005 en la que quedó detrás de Joseph Ratzinger (Jeff J Mitchell/Getty Images)Los primeros dos días de cónclave finalizaron con un humo negro emergiendo desde las chimeneas de la Capilla Sixtina. En el tercer día, a las 19:06 del 13 de marzo de 2013, hubo finalmente fumata blanca. Una hora después, desde los balcones de la Santa Sede Episcopal, ubicada en Roma, se anunció al nuevo líder de la Iglesia Católica (Franco Origlia/Getty Images)El encargado fue Jean-Louis Tauran, cardenal francés y figura clave en la política vaticana durante mucho tiempo, especialmente en su condición de «ministro» de Relaciones Exteriores de Juan Pablo II. Con voz trémula dijo «habemus papam» y leyó en latín el nombre del nuevo Papa: Jorge Mario Bergoglio, argentino de 76 años (Peter Macdiarmid/Getty Images)«Me dirigía a anunciar su nombre a la Plaza de San Pedro y pensaba ‘¿cómo reaccionará la gente?’ porque ya había causado sorpresa entre los cardenales», detalló Tauran, enfermo del mal del Parkinson y quien murió el 6 de junio de 2018 a los 76 años. Lo había definido como «un hombre sencillo, inteligente, con una memoria fantástica y dueño de sí mismo» (Franco Origlia/Getty Images)La necesidad de llegar a dos tercios de los 115 religiosos con derecho a voto hacía prever que las reuniones podrían extenderse por más días. Pero no fue así. Bergoglio había sumado más de noventa votos en las dos jornadas de cónclave (Alessandra Benedetti/Corbis via Getty Images)Lo describió el periodista Pablo Esparza, quien cubrió desde la plaza la coronación de Bergoglio: «Pasaron 598 años desde la anterior renuncia de un papa, 1.000 desde que un no europeo fuera Sumo Pontífice e hicieron falta 2.000 para que un latinoamericano ocupara la silla de San Pedro» (Christopher Furlong/Getty Images)Francisco es el papa número 266 de la historia y el primero nacido en Latinoamérica, la región del mundo con mayor número de fieles católicos, el primer jesuita en llegar a dirigir la Iglesia Católica y el primero en llamarse Francisco, en honor a San Francisco de Asís (Jeff J Mitchell/Getty Images)Tras las palabras de Tauran, Bergoglio se asomó al balcón de la basílica de San Pedro ante una multitud que lo ovacionaba por primera vez como Francisco. Concedió la bendición «urbi et orbi» y dio un discurso que duró menos de doce minutos (Alessandra Benedetti/Corbis via Getty Images)«Hermanos y hermanas, buenas tardes. Saben que el deber de un cónclave es dar un obispo a Roma y parece que mis hermanos cardenales han ido a buscarlo al fin del mundo, pero ya estamos aquí», fueron las primeras palabras de su prédica (Franco Origlia/Getty Images)Cuando concluyó la bendición «urbi et orbi», Francisco se quitó la estola, escuchó los himnos del Vaticano y de Italia y volvió a dirigirse a la multitud: «Recen por mí. Nos vemos pronto. Mañana quiero ir a rezar a la Virgen. Buenas noches y descansad bien». Después se retiró del balcón de la basílica de San Pedro (Jeff J Mitchell/Getty Images)