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Domingo Faustino Sarmiento
Domingo Faustino Sarmiento (San Juan, Argentina, 15 de febrero de 1811n. 1 – Asunción, Paraguay, 11 de septiembre de 1888) fue un político, escritor, docente, periodista, militar y estadista argentino; gobernador de la provincia de San Juan entre 1862 y 1864, presidente de la Nación Argentina entre 1868 y 1874, senador nacional por su provincia entre 1874 y 1879 y ministro del Interior en 1879.
Es considerado como un gran prosista castellano.2 Colaboró tanto en la educación pública como en el progreso científico de su país.
Biografía[editar]
Nacimiento, familia y educación[editar]
Domingo Faustino Sarmiento nació el 15 de febrero de 1811 en una casa del barrio Carrascal, uno de los más humildes de la ciudad de San Juan, capital de la actual provincia homónima, hijo de José Clemente Cecilio Quiroga Sarmiento y Paula Zoila Albarracín Irrazábal.
Su nombre de bautismo era Faustino Valentín Quiroga Sarmiento. Según algunas fuentes, el nombre Domingo se le adjudicó luego en una casa paterna, siendo tradicional que muchos miembros de su familia lo llevaban o usaban. Este nombre no figuraba en su partida de nacimiento.3 Existen además testimonios de que ni sus familiares ni amigos lo llamaban «Valentín», que le fue dado por ese santo. El nombre «Faustino» se le otorgó por el santo del día de su nacimiento.4
Los primeros maestros de Domingo fueron su padre y su tío José Manuel Quiroga Sarmiento, quienes comenzaron a enseñarle lectura a los cuatro años. En 1816 ingresó a una de las llamadas «Escuelas de la Patria», fundadas por los gobiernos de la Revolución, donde tuvo como educadores a los hermanos Ignacio y José Rodríguez, maestros profesionales. Finalizados estos estudios en 1821 su madre sugirió que cursara el seminario en Córdoba, pero Sarmiento se negó, tramitando una beca para ingresar al Colegio de Ciencias Morales en Buenos Aires que no le fue concedida. Las becas se daban por sorteo o por contactos. Sarmiento no fue sorteado y al no contar con dinero suficiente ni con familiares ni amigos influyentes no pudo continuar con sus estudios y debió quedarse en San Juan. A partir de entonces fue un autodidacta. Un amigo ingeniero lo ayudó con las matemáticas, su tío José de Oro lo ayudó con el Latín y Teología, en sus ratos libres.5 En 1823 trabajó como asistente de Víctor Barreau en la Oficina de Topografía de San Juan.
En 1825 su tío Fray José de Oro fue desterrado a San Francisco del Monte, provincia de San Luis, y Domingo lo acompañó; actualmente la localidad se llama San Francisco del Monte de Oro, en homenaje al rebelde fraile y maestro. Allí fundaron una escuela, primer contacto de Sarmiento con la educación.5
En 1826 abría con su precitado tío José de Oro una escuelita en «San Francisco del Monte», provincia de San Luis, con tan solo 7 alumnos, todos mayores de edad que Sarmiento, que contaba con 15 años de edad. La escuela funcionaba al aire libre en medio de unos peñascos al lado de los cuales se deslizaban las aguas de un arroyo. Tiempo después, una pariente suya le confió después una tienda en San Juan y como la clientela era escasa, se lo pasaba leyendo, y salía con su libro afuera de la casa cuando la luz era bastante escasa en el interior.
Exilios[editar]
En 1827, Domingo Faustino Sarmiento fue reclutado dentro del ejército federal. Según sus propios relatos, Sarmiento, como alférez de milicia debía realizar tareas que lo incomodaban. Presentó un reclamo y fue citado por el gobernador Manuel Quiroga. Durante la reunión, Sarmiento pidió ser tratado con equidad, pero esto fue tomado como un desacato y fue enviado a prisión. Debido a esto, y a otros enfrentamientos personales con integrantes del Partido Federal, decidió apoyar a la causa unitaria y se incorporó al ejército comandado por José María Paz, quien le otorgó la jerarquía de oficial en los ejércitos que mandaba. Asistió a la campaña de Cuyo, al mando del general José Videla Castillo y se encontró en la batalla del Rodeo de Chacón en marzo de 1831.
Debido a la victoria federal en su provincia, en 1831 se vio obligado a emigrar hacia Chile, donde realizó distintas actividades para subsistir. Durante este tiempo, trabajaba como profesor en una escuela de la provincia de Los Andes, donde tuvo con su alumna María Jesús del Canto, con quien nunca se casó, a su única hija Ana Faustina Sarmiento, quien más tarde iba a ser la madre de Augusto Belín y Eugenia Belín. En esta República, además de profesor, fue dependiente de comercio y mayordomo de mineros en la mina «La Colorada», donde trabajaba con muchos sanjuaninos emigrados. Luego de este puesto, en Los Andes, (localidad chilena), Sarmiento fue nombrado por la municipalidad maestro de escuela con el sueldo mensual de 13 $.
En 1836, mientras se desempeñaba como minero, contrajo fiebre tifoidea y, a pedido de su familia, el entonces gobernador de San Juan, Nazario Benavídez, le permitió volver a la Argentina.
De regreso en su ciudad natal, formó parte de la Sociedad Dramática Filarmónica, y luego fundó la Sociedad Literaria (1838), filial de la Asociación de Mayo; comenzó a participar de actividades artísticas, teniendo contacto con la Generación de 1837 y retomó la actividad política. De hecho la sede del grupo artístico del que formaba parte fue utilizada como centro de reunión de quienes se oponían a Juan Manuel de Rosas, por entonces gobernador de Buenos Aires y encargado de las Relaciones Exteriores de Argentina.
En 1839 fundó el Colegio de Pensionistas de Santa Rosa, un instituto secundario para señoritas, y crea el periódico El Zonda, desde el cual dirigió duras críticas al gobierno. Debido a sus constantes ataques al gobierno federal, el 18 de noviembre de 1840 fue apresado y nuevamente obligado a exiliarse hacia Chile.
Nuevamente en Chile se dedicó de lleno a la actividad cultural. Escribió para los periódicos El Mercurio, El Heraldo Nacional y El Nacional; y fundó El Progreso. En 1842 fue designado por el entonces Ministro de Instrucción Pública, Manuel Montt Torres, para dirigir la Escuela Normal de Preceptores, la primera institución latinoamericana especializada en preparar maestros. También impulsó el romanticismo, llegando a polemizar con Andrés Bello. Su labor como pedagogo fue reconocida por la Universidad de Chile, que lo nombró miembro fundador de la Facultad de Filosofía y Humanidades; y en 1845 el presidente Manuel Montt Torres le encomendó la tarea de estudiar los sistemas educativos de Europa y Estados Unidos.
Durante su paso por Francia aprovechó para encontrarse con José de San Martín que vivía exiliado por propia voluntad en su residencia de Grand Bourg.
Una vez finalizado su viaje por el mundo, en 1848 se casó en Santiago de Chile con Benita Agustina Martínez Pastoriza, viuda de su amigo Domingo Castro y Calvo, y adoptó al hijo de estos, Domingo Fidel (Dominguito), y se instaló en el barrio Yungay de la ciudad de Santiago. Durante un año se dedicó de lleno a escribir, y fruto de ello son Viajes por Europa, África y América, en el cual escribió sobre lo observado en sus viajes, y Educación popular, donde transcribió gran parte de su pensamiento educativo, y su proyecto de educación pública, gratuita y laica.
Al año siguiente se separó de su esposa; en 1851 regresó a la Argentina, donde se unió al Ejército Grande del general Justo José de Urquiza.
«Dominguito»[editar]
En medio de la larga vida de Domingo Faustino Sarmiento, se destacó el joven Domingo Fidel Sarmiento, conocido popularmente como «Dominguito». Hijo de Domingo Castro y Calvo y Benita Martínez Pastoriza, nació en Chile en 1845 y su nombre original era Domingo Fidel Castro. Siendo muy pequeño, murió su padre y, tiempo después, su madre se casó con Domingo Faustino Sarmiento —también viudo—, quien lo adoptó en 1848.
A los cuatro años, aprendió a leer; en su país natal cursó estudios primarios y terminó el bachillerato en Argentina. Al estallar la Guerra de la Triple Alianza, Dominguito decidió alistarse en el ejército argentino pese a la oposición de su madre. Participó con el grado de capitán.
En septiembre de 1866, durante la batalla de Curupayty, Dominguito fue herido de muerte; tenía veintiún años de edad. Sarmiento desempeñaba entonces el cargo de ministro plenipotenciario de la Argentina en Estados Unidos, donde recibió la noticia de la muerte de su hijo adoptivo por medio de los enviados especiales de Bartolomé Mitre. La noticia lo sumió en una profunda depresión.
Poco tiempo después, Sarmiento renunció al cargo diplomático y emprendió el regreso a Buenos Aires. Ya en la capital argentina, se dirigió al cementerio, donde se encontraba la tumba de Dominguito, y muy devastado pasó allí un largo rato. Años después escribió la biografía de su hijo: «Vida de Dominguito».
Carrera política[editar]
En 1851 Domingo Faustino Sarmiento ingresó como gacetillero en el ejército de Justo José de Urquiza hasta la batalla de Caseros. Luego de la caída de Juan Manuel de Rosas se instaló en Buenos Aires, pero entró en conflicto con Urquiza y se vio obligado a volver a Chile. Durante este periodo entabló discusiones con Juan Bautista Alberdi acerca de la política del país. La polémica ideológica se limitaba al liberalismo, pensamiento al que ambos adscribían. Los dos pensadores eran partidarios del constitucionalismo, del contractualismo, de la democracia, de la república, de la inmigración, de la educación y del progreso. Sus enfrentamientos fueron políticos más que ideológicos. El sanjuanino expuso sus opiniones en las Ciento y una mientras que el tucumano las expresó en las Cartas quillotanas. A pesar de sus diferencias los dos políticos fueron los padres de la Constitución argentina de 1853 que dio forma al poder constituyente originario del estado argentino y permitió el inicio de la época constitucional de la historia argentina.
Durante su estadía en Chile fue miembro6 de la logia masónica Unión Fraternal de la Ciudad de Valparaíso, fundada el 27 de julio de 1853.
En 1855 regresó a la Argentina y fue redactor del diario El Nacional y actuó como miembro consultivo de la provincia de Buenos Aires. Al año siguiente fue elegido concejal municipal de la ciudad de Buenos Aires.7
En 1857 y 1860 fue elegido senador y mientras tanto se desempeñó como jefe del Departamento de Escuelas. En 1860 fue miembro de la Convención Constituyente y al asumir Bartolomé Mitre la gobernación de Buenos Aires lo nombró Ministro de Gobierno.7
Luego de la batalla de Pavón acompañó al general Wenceslao Paunero en la campaña a Cuyo. Allí fue designado gobernador de San Juan (1862) y apoyó la persecución de los federales locales, en dos campañas que terminaron con el asesinato del caudillo riojano Chacho Peñaloza. En abril de ese año renunció a la gobernación y el gobierno lo envió en misión diplomática a Chile, Perú y los Estados Unidos, donde escribió varios libros sobre política y educación. Desde el exterior rechazó los cargos de senador nacional por San Juan y de ministro del Interior del presidente Mitre.7
Gobernador de la provincia de San Juan[editar]
Domingo Faustino Sarmiento arribó a San Juan como enviado nacional por parte del presidente Bartolomé Mitre y asumió el poder en 1862. Se encontró con la provincia empobrecida y dividida. Por eso, trató de ordenar las finanzas y de impulsar el modelo basado en la civilización y el progreso, por lo que logró, en tan solo dos años, cambiar por completo la fisonomía de su provincia con numerosas obras públicas de todo tipo.
En materia de educación y cultura, creó una Legislación que establecía la educación pública, gratuita y obligatoria, inauguró nuevas escuelas primarias, colegio Preparatorio, la Quinta Normal (actualmente Escuela de Enología) y Escuela de Minas (actualmente Escuela Industrial), ambas ubicadas en la ciudad de San Juan, y edita nuevamente El Zonda. En cuanto a obras públicas, incorporó alumbrado y empedrado público, apertura y ensanchamiento de calles, forestación, y confección del plano topográfico de la provincia de San Juan. Desde el punto de vista económico, fomento de la explotación minera (diputación de Minas, Compañía de Minas), leyes impositivas (patentes y sellos de justicia) y, en lo social, proyecto de colonización y desarrollo agrícola con los inmigrantes.
Sin embargo, la lucha, y la muerte del caudillo Chacho Peñaloza y la oposición interna que debió afrontar impidieron el logro total de sus proyectos y, ante la falta de apoyo de sus comprovincianos, renunció al gobierno en 1864.
Presidencia de la Nación Argentina[editar]
Domingo Faustino Sarmiento fue propuesto como candidato a la presidencia de la Nación por un grupo de políticos del país, a iniciativa del coronel Lucio V. Mansilla.8 Mientras se encontraba en los Estados Unidos, fue elegido para el cargo en las elecciones nacionales de abril de 1868, y asumió el cargo el 12 de octubre de 1868.
La presidencia de Sarmiento fue la segunda de las presidencias históricas de Argentina. Estas presidencias históricas o fundacionales del estado argentino moderno tuvieron tres claros objetivos o metas: «nación, constitución y libertad». La nación entendida como la unión definitiva de las provincias argentinas como entidad superior a las partes que la componen. La Constitución como las bases de los derechos de las personas y del poder. La libertad concebida como principio del liberalismo que dio paso a la «civilización» y relegó a la «barbarie».
Dos días después de la asunción presidencial, el Congreso se reunió para una breve sesión extraordinaria, durante la cual se aprobó el presupuesto para el año siguiente, un crédito de cuatro millones de pesos y una suba en los derechos aduaneros, para solventar la continuidad de la Guerra del Paraguay.9
Educación y cultura[editar]
Generalmente se acepta que Domingo Faustino Sarmiento centró la mayor parte de su esfuerzo gubernativo en la promoción de la educación, aunque algunos historiadores afirman que dio al menos igual importancia a la extensión de las comunicaciones en el país.10
En cualquier caso, el impulso dado a la educación bajo el ministerio de Nicolás Avellaneda fue notable. Mediante la Ley de Subvenciones de 1871 —que asignaba a la educación pública las herencias sin sucesión directa y un octavo de las ventas de tierras públicas— garantizó los fondos para la creación de nuevas escuelas y la compra de materiales y libros. Durante su mandato, y con apoyo nacional, las provincias fundaron unas 800 escuelas de primeras letras, alcanzando a un total de 1816 escuelas, de las cuales el 27 % eran privadas;11 la población escolar se elevó de 30 000 a 110 000 alumnos.12
A fin de garantizar la educación primaria, durante las presidencias de Sarmiento, Avellaneda y Roca se trajeron desde los Estados Unidos algo más de 75 docentes (71 mujeres y 4 hombres) para los profesorados de primaria (Escuelas Normales);13 creó las primeras escuelas normales, tomando como ejemplo la Escuela Normal de Paraná, fundada en 1870.14 Subvencionó la primera escuela para sordomudos, que era privada.15
Continuando con la política de su antecesor, fundó los Colegios Nacionales de La Rioja, Santa Fe, San Luis, San Salvador de Jujuy, Santiago del Estero, Corrientes, San Nicolás de los Arroyos y de Rosario.16
Fundó escuelas de arboricultura y agronomía en San Juan, Mendoza y, más tarde, en San Miguel de Tucumán y Salta.
En ese mismo año propició la creación y el desarrollo de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP), que hasta la actualidad fomenta el fortalecimiento de las bibliotecas populares en tanto organizaciones de la sociedad civil e impulsa su valoración pública como espacios físicos y sociales relevantes para el desarrollo comunitario y la construcción de ciudadanía.17 En la capital fundó la Biblioteca Nacional de Maestros.
Una de sus primeras decisiones fue realizar una Exposición de Artes y Productos Nacionales, que finalmente fue realizada en 1871 en la ciudad de Córdoba. La gente tomó este proyecto como una locura, pero terminó siendo un gran éxito. En ella se promovieron tejidos, curtiembres, fundiciones, tintorerías, y productos agropecuarios; todos de distintas regiones del país. Durante su visita a la exposición Sarmiento ostentó un traje de vicuña elaborado con telas nacionales y recibió además en premio una medalla por haber introducido el mimbre en el país.18 También se promocionó abundante maquinaria agrícola e industrial disponible para importar. Esta exposición inició la preocupación por las ciencias básicas, y de ese impulso surgieron la Academia de Ciencias de Córdoba –dirigida por el botánico alemán Germán Burmeister– y el Observatorio Nacional de Córdoba, dirigido por el astrónomo estadounidense Benjamín Gould.15
En la Universidad Nacional de Córdoba se creó la Facultad de Ciencias Exactas, Física y Naturales, que dictaba la carrera de ingeniería.15 Por su iniciativa se crearon en la región cuyana las cátedras de mineralogía en los Colegios nacionales de Catamarca y de San Juan, que se convertirían en 1876 en la Escuela de Ingenieros de San Juan.
El 17 de abril de 1853 transformó la industria del vino de su país sumando nuevas cepas francesas, como el Malbec, y con la creación de la Quinta Agronómica de Mendoza, que luego se convirtió en la Facultad de Ciencias Agrarias. Hoy en día, el Malbec es uno de los principales protagonistas en el mercado argentino del vino, siendo un emblema de la viticultura del país.19
Final de la Guerra del Paraguay[editar]
La Guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay había estallado durante la presidencia de Argentina de Bartolomé Mitre, que había comandado las fuerzas aliadas contra ese país hasta poco antes de bajar de la presidencia. Apenas había asumido Sarmiento la presidencia, se produjo el avance final de las tropas de Brasil hacia Asunción del Paraguay, que fue saqueada por los brasileños.20 El presidente de Paraguay Francisco Solano López, pese a la ocupación de la capital, organizó un nuevo ejército a cierta distancia.21 En respuesta, se formó bajo protección argentina y brasileña un gobierno provisional en Asunción.22
Un ejército formado y dirigido principalmente por brasileños –en el que los argentinos tuvieron inicialmente alguna participación– se lanzó en persecución de Solano López, en la llamada Campaña de las Cordilleras; tras dos sangrientas victorias sobre los paraguayos,23 Solano López logró escabullirse hacia el límite norte del país, adonde fueron a buscarlo dos divisiones brasileñas, que lograron derrotarlo y darle muerte en el Combate de Cerro Corá, el 1 de marzo de 1870. La guerra había terminado.24
El Paraguay quedó devastado: dependiendo de las fuentes, se estima que murió durante la contienda entre el 50 y el 90% de la población total,25 y perdió todos los territorios en disputa con sus vecinos, con excepción del Chaco Boreal.26
La guerra significó también un enorme costo para la Argentina: en primer lugar, en vidas humanas, ya que murieron en la contienda más de 18 000 hombres,27 a los que se podrían sumar las víctimas del cólera, que fueron muchos miles; 15 000 solamente en la provincia de Buenos Aires.28 También, tuvo un enorme costo económico, ya que, a raíz del conflicto, la Argentina debió endeudarse hasta llegar a deber 9 000 000 de libras esterlinas.29
Durante el último año de la guerra, se fundó el Colegio Militar de la Nación, cuyo primer director fue el húngaro Juan F. Czetz.30 La posibilidad de conflictos con Brasil a partir de las discusiones posteriores a la guerra impulsaron a Sarmiento a modernizar la escuadra de guerra: creó la Escuela Naval e incorporó varios buques, con lo que logró formar la primera escuadra argentina capaz de operar a un nivel comparable con las flotas de guerra del Brasil y Chile.31
Los últimos caudillos federales en el litoral[editar]
Artículo principal: Rebelión jordanista
Tras la derrota de Felipe Varela aún quedaban tres provincias argentinas en manos federales: en Córdoba, la presión militar obligó a renunciar al gobernador Luque,32 y en Corrientes una revolución liberal derrocó al gobernador federal en mayo de 1868. Una tardía reacción federal fue aplastada por tropas del ejército nacional, trasladadas desde el frente paraguayo en defensa de un gobierno surgido de un golpe de Estado.33
Solo quedaba Entre Ríos, donde Urquiza convivía pacíficamente con el gobierno nacional en contra de los deseos de muchos federales: a principios de 1870 había recibido en su mansión del Palacio San José al presidente, a quien ordenó dar los honores correspondientes. Poco después del final de la Guerra del Paraguay, el 11 de abril de 1870, el general Ricardo López Jordán inició una revolución, de la que resultó la muerte de Urquiza a manos del cordobés Simón Luengo. López Jordán fue elegido gobernador por la Legislatura.34
El presidente Sarmiento envió a Entre Ríos un ejército formado por divisiones veteranas de la Guerra del Paraguay. El gobernador prohibió el ingreso de esas tropas a su provincia, pero el presidente ridiculizó la posibilidad de que se prohibiera la entrada de tropas nacionales en una provincia. Cuando el desembarco se produjo, López Jordán ordenó la movilización general de la provincia. Sarmiento declaró la guerra a Entre Ríos, aunque el Congreso de la Nación no autorizó la intervención federal a esa provincia hasta el mes de agosto.35
Cuatro ejércitos avanzaron simultáneamente sobre la provincia; las tropas nacionales —superiores en armamento y disciplina— ocuparon las ciudades, por lo que López Jordán debió retirarse al interior de la provincia, donde los entrerrianos —con mejores caballos— se sostenían ventajosamente.36 Buscando abrir un nuevo frente, López Jordán invadió la provincia de Corrientes, pero el 26 de enero de 1871 fue completamente derrotado en la batalla de Ñaembé; poco después huyó al Brasil.37
El Partido Federal entrerriano fue destruido, y los federales fueron desplazados de todos los puestos públicos, incluso los curas y los maestros.38
En mayo de 1873, López Jordán volvió a insurreccionar su provincia, llegando a contar con 16 000 hombres, bien provisto de artillería e infantería.39 Sarmiento respondió poniendo precio a la cabeza de López Jordán —posibilidad que fue descartada por el Congreso— y decretando la intervención federal de Entre Ríos.40 Tres ejércitos ocuparon la provincia bajo el mando superior del Ministro de Guerra, Martín de Gainza. Nuevamente se sucedieron combates en toda la provincia, y varios oficiales jordanistas fueron fusilados; tras una sangrienta derrota, en diciembre López Jordán partía hacia el Uruguay.41
El 22 de agosto de 1873, Sarmiento había sufrido un atentado mientras se dirigía hacia la casa de Vélez Sarsfield, en la ciudad de Buenos Aires; cuando transitaba por la actual esquina de Corrientes y Maipú, una explosión sacudió al coche en el que viajaba. El sanjuanino no lo escuchó porque ya padecía una profunda sordera. Los autores fueron dos anarquistas italianos, los hermanos Francisco y Pedro Guerri, que declararon haber sido contratados por hombres de López Jordán. El atentado falló porque a Francisco Guerri se le reventó el trabuco en la mano. Sarmiento salió ileso del atentado.
Población y sanidad[editar]
Una de las primeras medidas de Domingo Faustino Sarmiento como presidente de Argentina fue organizar el primer censo nacional, que se realizó en el año 1869; el mismo arrojó el resultado de 1 836 490 habitantes para el país.n. 2 El 8% del total era inmigrantes europeos, el 70% era población rural, y el 71% del total era analfabeta.42
Durante su mandato, tuvo un aumento importante la inmigración con la llegada de 280 000 inmigrantes, que se asentaron principalmente en la ciudad de Buenos Aires y —en menor medida— en colonias agrícolas en las provincias del Litoral.43
El rápido aumento de la población en la capital generó problemas de vivienda e higiene a gran escala: en 1871, una epidemia de fiebre amarilla —probablemente a consecuencia de la guerra— causó la muerte en Buenos Aires de alrededor de 14 000 personas.44 El gobierno nacional en pleno huyó de la ciudad, por lo que la lucha contra la peste debió ser llevada adelante por una comisión.45 Esta dispuso la creación del Cementerio de la Chacarita46 y en los años siguientes se crearon las primeras redes de aguas corrientes y de cloacas de la ciudad.44
Transportes y comunicaciones[editar]
Como presidente tuvo, en materia de transporte, como uno de sus principales objetivos la construcción de un ferrocarril trasandino que uniera el Atlántico con el Pacífico. Para ello, se favoreció la construcción del ramal desde Villa María (Córdoba) hasta Río Cuarto; también, se construyó el ramal desde Córdoba hasta Tucumán, y dos cortos ramales entre Concordia (Entre Ríos) y Mercedes (Corrientes), y entre Buenos Aires y Campana. La red ferroviaria pasó de 573 kilómetros en 1868 a 1331 en 1874.47 Como se planeaba extender el ferrocarril de Córdoba hacia al norte, contrató al ingeniero alemán José Enrique Rauch para que diseñase el trayecto desde Salta a la costa del Pacífico, lo que décadas más tarde se convertiría en el llamado Tren a las nubes.48
Durante su mandato se tendieron unos 5000 km de líneas telegráficas, impulsadas por el presidente y su ministro Dalmacio Vélez Sarsfield; en su mensaje al Congreso de 1873 pudo afirmar que «la línea de telégrafos ha sido completada y recorre toda la República».49 El 5 de agosto de 1874, en las postrimerías de su período presidencial, inauguraba la primera comunicación telegráfica con Europa. Decretó que el día de la inauguración del cable telegráfico, que en sus palabras convertía a todos los pueblos en «una familia sola y un barrio», fuese feriado nacional. La ceremonia contó con la presencia entre otros del ya exministro Vélez Sarfield, a quien Sarmiento atribuyó en el acto «el honor exclusivo de la atrevida idea y de la rápida ejecución de la red de telégrafos, que contribuye a dar paz a la República y bienestar a sus hijos».
Se construyeron algunos puertos, como los de Zárate y San Pedro (Buenos Aires). Se proyectó un puerto moderno en Buenos Aires, endeudándose el país en 30 millones de pesos para llevar adelante la obra, pero ese dinero fue malgastado en obras menores.50
En 1873 se creó el Banco Nacional, que prestó el dinero a bajo interés o a deudores insolventes. La deuda pública —impulsada por la generada a raíz de la Guerra del Paraguay— llegó a niveles insostenibles, aunque la crisis económica resultante estallaría durante la gestión de su sucesor.51
Relaciones exteriores[editar]
Durante la primera parte de su gestión, el canciller Mariano Varela pretendió llevar adelante una política casi idealista con respecto al futuro del Paraguay: su conocida frase «La victoria no da derechos» formaba parte de un intento de limitar las ambiciones expansionistas del Brasil.52 La respuesta del Brasil fue aprovechar esa misma política para hacer que el gobierno paraguayo protestara por la ocupación argentina de Villa Occidental, frente a Asunción. Cuando el embajador brasileño en Paraguay forzó cambios en el gobierno paraguayo, el presidente reemplazó a Varela por Carlos Tejedor.53
En 1872, el Brasil firmó un tratado de límites con el Paraguay, por el que se adjudicaba todo el territorio en conflicto, y a continuación apoyó al Paraguay en su defensa contra las reclamaciones argentinas.26 Tejedor inició entonces una agresiva campaña para resolver cuanto antes los diferendos, que llevaron a un creciente enfrentamiento con el Brasil.54
Las relaciones con Chile se centraron en la discusión sobre los derechos de ambos países sobre la Patagonia. En 1874 se decidió que un arbitraje del rey de Inglaterra solucionaría los diferendos entre ambos países.55
Gabinete de ministros[editar]
Ministerios del Gobierno de Domingo Faustino Sarmiento | ||
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Cartera | Titular | Período |
Ministerio del Interior | Dalmacio Vélez Sársfield Uladislao Frías | 12 de octubre de 1868-mayo de 1872 mayo de 1872-12 de octubre de 1874 |
Ministerio de Relaciones, Exteriores y Culto | Mariano Varela Carlos Tejedor | 12 de octubre de 1868-17 de agosto de 1870 17 de agosto de 1870-12 de octubre de 1874 |
Ministerio de Guerra y Marina | Martín de Gainza | 12 de octubre de 1868-12 de octubre de 1874 |
Ministerio de Hacienda | José Benjamín Gorostiaga Luis L. Domínguez Santiago Cortínez | 12 de octubre de 1868-13 de octubre de 1870 13 de octubre de 1870-13 de febrero de 1874 13 de febrero de 1874-12 de octubre de 1874 |
Ministerio de Justicia e Instrucción Pública | Nicolás Avellaneda Juan Crisóstomo Albarracín | 12 de octubre de 1868-23 de noviembre de 1873 24 de noviembre de 1873-12 de octubre de 1874 |
Cargos posteriores[editar]
Al finalizar su mandato presidencial, Domingo Faustino Sarmiento transmitió la presidencia de la República Argentina a Nicolás Avellaneda, en 1874. En 1875, asumió como senador nacional por su provincia, cargo que abandonó en 1879 para asumir brevemente como ministro de Interior de Nicolás Avellaneda. Luego ocupó el cargo de Superintendente de Escuelas durante el gobierno de Julio Argentino Roca, pero renunció a causa de diferencias radicales con Avellaneda y el propio Roca. Sin embargo, durante la presidencia de Roca se promovió su proyecto de ley de educación pública. De este modo, las ideas educativas de Sarmiento conocieron su mayor concreción durante este periodo: creación del Consejo Nacional de Educación, convocatoria al Primer Congreso Pedagógico, promulgación de la Ley 1420 de Educación Común y creación de 600 escuelas. Gracias a esta políticas educativas, se consolidó la identidad de los argentinos y favoreció la asimilación de los inmigrantes56.
En 1885, fundó en Buenos Aires, el diario El Censor.
Fallecimiento[editar]
En 1887, Domingo Faustino Sarmiento viajó a Asunción del Paraguay. Regresó a Buenos Aires, pero ya anciano y con su salud deteriorada por la sordera y una insuficiencia cardiovascular y bronquial. Los médicos le aconsejaron alejarse de Buenos Aires para evitar el frío invierno de la ciudad. A comienzos de 1888 se embarcó con su hija Faustina y sus nietos para Asunción.
El 11 de septiembre de 1888, Sarmiento falleció en la capital paraguaya, a los 77 años de edad y sus restos fueron inhumados en el Cementerio de la Recoleta en Buenos Aires diez días después. Ante su tumba, Carlos Pellegrini sintetizó el juicio general: “Fue el cerebro más poderoso que haya producido la América».