Los 90 años de Sean Connery
Vistas con cierta perspectiva las películas de James Bond son machistas. No solo por la figura de hombre perfecto que encarna 007, sino también por el papel que tienen los roles femeninos a lo largo de la saga: mujeres florero que se lanzan desesperadamente a los brazos del protagonista. Una ficción que en algunos casos no dista mucho de la realidad. Sean Connery, el primer actor que interpretó al espía más famoso del Reino Unido en la gran pantalla, también ha sido criticado con el tiempo por su actitud misógina. El actor, que este martes cumple 90 años, solía decir que era “mejor pegar a las mujeres con la mano abierta que con el puño cerrado” y años más tarde durante una entrevista persistió en su posición: “No pienso que sea algo malo pegar a una mujer si ella se lo merece”. Durante mucho tiempo se le consintieron ese tipo de comentarios, afianzado en su imagen de hombre atractivo alabado por el público y la prensa de la época. Hoy no hubiese sido tan aplaudido.
En torno a su figura polémica quiso hablar su segunda esposa, Micheline Connery. La pintora francesa dijo al Sunday Express que las palabras de su marido fueron sacadas de contexto y que lo mataría si este llegase a ponerle un dedo encima. Unas palabras de apoyo que se contradicen con las de la primera esposa del actor, Diane Cilento, madre de su único hijo, Jason. La actriz publicó en 2007 la autobiografía My Nine Lifes (Mis nueve vidas) y tanto en el libro como en diferentes entrevistas acusó al intérprete de haberla maltratado física y psicológicamente. En 2008 llegó a decir de su exmarido que había obligado a trabajar a su hijo desde niño y que lo había desheredado, algo que hizo estallar al actor. “No he visto a esta mujer en 37 años y ella no sabe nada de mí ni de mi actual vida. Diane no ha podido salir adelante con su vida después de nuestra separación y ya he tenido que lidiar con acusaciones suyas de que yo era violento con ella y tonterías así. Ahora las mentiras se tornan aún más viciosas y, lo que es peor, ha metido a nuestro hijo”, alegó Connery en el Daily Telegraph.
El machismo fue también uno de los argumentos que esgrimieron sus detractores en los años noventa para no otorgarle el título de sir, un reconocimiento de la corona británica a su trayectoria profesional que finalmente le concedieron en 2000. Políticos británicos querían negarle a Connery el título caballeresco también por sus opiniones políticas. Nacido en Edimburgo, en 1930, el actor siempre se ha definido como escocés independentista y ha apoyado al Partido Nacionalista Escocés. “Como escocés y como alguien que durante toda su vida ha amado lo mismo a Escocia que al arte, creo que la independencia es una oportunidad demasiado bonita para dejarla escapar”, escribió en un artículo en The New Statemen en relación con el referéndum que se celebró en 2014. “Para decirlo claro, no hay un acto más creativo que el de crear una nación”, añadió.
Su campaña por el sí a la independencia llegó en un momento en el que Connery se mantenía apartado del foco mediático. “Me cansé de tratar con idiotas. En Hollywood es cada vez más grande la brecha entre los que saben hacer películas y los que las financian”, expresó sobre su retiro definitivo de la meca del cine en 2007. Su última película fue La liga de los hombres extraordinarios y a partir de entonces solo haría un par de proyectos más en los que prestaría su voz. Sus apariciones son cada vez más esporádicas. Vive su jubilación en Bahamas con una fortuna que se estima en unos 150 millones de euros. Se ha dejado ver alguna vez como espectador del Open USA y otros eventos de tenis, pues es un gran aficionado de este deporte y del golf. De hecho, Connery frecuentaba el Club de Golf de Guadalmina, en Marbella (Málaga), donde disponía de una vivienda. Un inmueble que le ofreció durante más de dos décadas un remanso de paz en la Costa del Sol, pero también un quebradero de cabeza que le llevó a estar implicado en el caso Goldfinger, una trama de supuestas irregularidades en la venta de 72 apartamentos. El actor fue exonerado, pero su esposa está pendiente del juicio oral en el que la Fiscalía pide para ella dos años y medio de cárcel y una multa de 22,8 millones de euros por un supuesto delito contra la Hacienda Pública.
El matrimonio Connery vendió Malibú —como se conocía a la casa de Marbella— en 1998 y ahora el actor quiere deshacerse de la villa de lujo que posee en Niza (Francia), llamada La Roc Fleoui, por 30 millones de euros. Un inmueble de varios niveles construido en 1928. Un idílico lugar con vistas al mar donde se rodaron algunas escenas de Nunca digas nunca jamás, la última película en la que se puso en la piel de James Bond. Connery estaba cansado de interpretar al popular espía al que daba vida desde 1962, año en el que estrenó Agente 007 contra el Dr. No. Una primera entrega que trajo consigo fama y dinero para el intérprete que pronto se hartaría de su personaje más icónico y solo seguiría por los beneficios que le aportaba. “Siempre he odiado al maldito James Bond. Me gustaría matarlo”, llegó a revelar en una ocasión sobre el personaje que interpretó durante más de 20 años.
Algo similar a lo que le ha sucedido a Daniel Craig, que el pasado mes de marzo anunció que Sin tiempo para morir es la última película sobre el agente 007 en la que participará. Tras 15 años como responsable de este personaje no descarta que le sustituya una mujer. “Todos deberíamos ser considerados para el papel”, manifestó a The Mirror. Un cambio que parecía encabezar la actriz inglesa Lashana Lynch. Sin embargo, los productores han decidido este año reabrir el casting pues “[Bond] puede ser de cualquier color, pero es un hombre”, según dijo la productora Barbara Broccoli a la revista Variety.