El humor político en la Argentina
El humor político tiene en nuestro país una larga historia. Una de las primeras publicaciones fue El despertador Teofilantrópico dirigido por el padre Francisco de Paula Castañeda durante la década de 1820. Desde esas páginas denunció la indiferencia ante la muerte en la soledad y la pobreza de Manuel Belgrano y atacó sin cuartel a Bernardino Rivadavia.
Un verdadero hito en la historia del humor gráfico político fue la aparición el 24 de mayo de 1863 de El Mosquito, que fue implacable con el hombre más fuerte de la política nacional, el flamante presidente Bartolomé Mitre y lo sería con los sucesivos gobernantes hasta su desaparición en 1893.
Tomará la posta cinco años después Caras y Caretas, que durante más de 40 años incomodará a los políticos de todos los sectores e ideologías.
Tapa del número 1 de Caras y Caretas. / Archivo Clarín
En 1904 apareció un competidor que imitó el formato y el estilo de Caras y Caretas, su título fue PBT y su subtítulo “semanario infantil”, aunque no era una revista para niños. En los años 20 y 30 el célebre diario Crítica de Natalio Botana supo contar con excelentes humoristas gráficos como José María Cao, Manuel Silva y el destacado Diógenes el Mono Taborda.
Merece una mención especial el taquígrafo del Congreso y dibujante Ramón Columba, quien en 1922 fundó su propia editorial y la revista Páginas de Columba, que se ha convertido en un documento gráfico clave para conocer la intimidad del poder legislativo de entonces.
En 1941 apareció Cascabel, dirigida por Emilio Villalba Welsh. En sus páginas brillaba Lino Palacio bajo el seudónimo de Flax, quien historió gráficamente la Segunda Guerra Mundial. Por aquellos años apareció Rico Tipo de la que sobre todo se recuerdan sus célebres chicas y los dibujos de Buenos Aires en camiseta a cargo de Alejandro del Prado, Calé.
Juan Carlos Colombres, Landrú, creador de Tía Vicenta
Las caricaturas de Tía Vicenta
En 1957 aparecerá Tía Vicenta dirigida por Landrú que inquietará a la libertadora con sus caricaturas del almirante Rojas y se solazará con la nariz del presidente Frondizi. Su época más celebre transcurrió en los años de Illia con la célebre tortuga. El presidente se reía de los dibujos de Landrú y hasta lo invitó a cenar a Olivos.
No tuvo la misma actitud el golpista general Onganía, quien ante la primera tapa de Tía Vicenta que lo mostraba como una morsa decidió clausurarla.
Por esos años una niñita comenzó a enamorar a sus lectores desde las páginas de Siete Días, se llamaba Mafalda y de la mano de su papá Joaquín Lavado, Quino, ayudó a reflexionar sobre la política nacional y mundial a varias generaciones.
A comienzos de los 70 desde Córdoba, Hortensia, dirigida por Cognini dio a conocer el humor genial del enorme rosarino Roberto Fontanarrosa. Por esos años Satiricón, dirigido por Oscar Blota fue clave para ilustrar gráficamente los años del dictador Lanusse, Cámpora, Lastiri, Perón e Isabel. Fue clausurada por Videla.
Tapa de la revista Humor, dirigida por Andrés Cascioli. / Archivo Clarín
En 1978 apareció la gran revista Humor, dirigida por Andrés Cascioli. Con un staff de lujo marcó una época y se convirtió en el medio opositor a la dictadura por excelencia.
En la televisión el humor político tuvo en Tato Bores a su estrella con sus monólogos y sus sketchs. La Tuerca, Telecómicos y Matrimonios y algo más marcaron los 60. A fines de la década La peluquería de Fidel, con Fidel Pintos y Polémica en el Bar, ambos con libretos de los hermanos Sofovich, serán hitos de la televisión junto a los programas de Alberto Olmedo.
Los 80 tuvieron a De la Cabeza y Cha Cha Cha con Alfredo Casero y un equipo surgido del under porteño. El último sobreviviente de este género es Diego Capusotto.
Finalmente, el humor pasa hoy por las redes y tiene en Eameo y sus memes un exponente que hace honor a esta larga historia.
Fuente: https://www.clarin.com/viva/recorrida-humor-politico-argentina_0_G-LqONi8c.html